¿Por qué Tarragona? Entre otras razones porque es la provincia que aporta un mayor número de mártires a la ceremonia: 147.
La Iglesia trata de evitar las connotaciones políticas en un acto que se producirá el día siguiente a la fiesta de la Hispanidad y que convertirá en beatos a 522 mártires asesinados a partir de 1.934.
Se espera que asistan al acto miles de personas teniendo en cuenta que ya sólo 4.000 serán familiares de las víctimas. Además participarán un centenar de obispos y 1.400 sacerdotes. El presidente de la Generalidad, Artur Mas, ha confirmado su asistencia.
La gran persecución religiosa en España de los años treinta
Los 522 futuros beatos se unirán a los 1.001 mártires de la persecución religiosa en España que ya habían sido beatificados durante los pontificados de Benedicto XVI y Juan Pablo II. La beatificación del domingo, sin embargo, será la más numerosa de la historia de la Iglesia. Los más de 1.500 beatos forman parte del contingente de alrededor de 7.000 personas que fueron víctimas de la persecución religiosa durante la Guerra Civil o antes de esta.
A este respecto cabe señalar que algunos de los futuros beatos, como Tomás Pallarés Ibáñez o Salustiano González Crespo, fueron asesinados ya en 1.934.
De los 522 mártires, más de 250 encontraron el martirio en Cataluña, donde (según el historiador de izquierdas Santo Juliá) 8.352 personas fueron víctimas de la represión republicana. La persecución religiosa tuvo por tanto un enorme peso en el conjunto de la represión republicana. Teniendo en cuenta la abultada cifra de religiosos muertos y su porcentaje respecto al total de la población, casi puede decirse que llegó a adquirir caracteres de exterminio.
Es difícil evitar sacar algunas conclusiones del hecho de que tantas personas fueran víctimas de la persecución religiosa en España, una persecución anterior incluso a la guerra. No obstante, se trata de conclusiones que pueden extraer ustedes mismos sin necesidad de que nosotros se las señalemos.
Sin rencor, gracias
Evidentemente existen sectores que no se sienten cómodos con esta beatificación y el recuerdo de aquellos asesinatos. Salta a la vista que ciertos hechos históricos resultan incompatibles con ciertos discursos y disgusta a determinado negacionismo. Sin embargo, se trata de una celebración que no va contra nadie. No prefigura posiciones. Los beatos constituyen un ejemplo de personas que no abandonaron su fe cuando empezaron a ser perseguidos por ella. Pero esa fe no iba de guardar rencor a nadie sino de vivir sin odio, amar a Dios y ayudar al prójimo. Y a pesar de los pesares ahora debería ser mucho más fácil, o al menos más apacible, vivir de acuerdo con esa fe que hace 75 años.
