Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Según relata la prensa, la Federación española de atletismo, ha decidido sancionar con un expediente personal a cada uno de los tres atletas que en una reunión de confraternidad, con otros compañeros deportistas, realizaron una grave falta, al parecer, cuando hicieron un saludo amistoso levantando el brazo al estilo Nazi, tal como lo califica el portavoz de la federación Carlos Cebrián, quien les ha trasmitido la suspensión de participar en los próximos campeonatos nacionales a celebrar el mes de marzo y a no utilizar las instalaciones del Centro de alto rendimiento deportivo, de León, ciudad en donde entrenaban.
A nosotros nos parece una decisión intolerable, que denota hasta que punto llega la estupidez política en este país, y acaso, la permanencia de un resentimiento incomprensible a estas alturas de la convivencia democrática que todos hemos asumido.; todos no, porque esta discriminación podría entenderse fruto de una campaña de persecución a muchos ciudadanos con sus derechos y sus deberes. Las prisas tomadas para esta descalificación son cuando menos sospechosas. La foto que acompaña esta noticia, nos da la imagen de un puñado de jóvenes, en reunión festiva, donde Daniel Martinez, Carlos Tobalino y José Lorenzo Hernández, lanzadores de peso, ofrecían una pose levantando el brazo que, de otra parte, bien pudiera no ser el saludo nazi, sino el saludo falangista de siempre y que, como todo lo mundo sabe, corresponde a la simbología de un partido legalmente inscrito en el Ministerio del Interior, y cuyo uso es perfectamente legal.
No se sabe que profirieran gritos hitlerianos ni nada por el estilo, por lo que acusarlos de demostraciones de ese talante, no parece ni objetivo ni justo; en este sentido, si alguien en una reunión de estas características levanta un puño cerrado, no vamos a caer en la simpleza de acusarlos de hacer propaganda de Lenín o de Stalin, tan dictadores como el otro, pero es también el gesto político de un partido legalizado y no hay más que hablar. Ya está bien de perseguir a las personas por sus ideas, si así fuera, porque queda claro que no está claro que esos jóvenes atletas hicieran apología de nada, y menos de algo que estuviera ilegalizado o demandado por los tribunales; no los creo tan ingenuos como para ser sancionados, o hasta detenidos.
Ese brazo en alto, ¿por qué ha de ser un saludo nazi? ¿No sería un ademán falangista y por eso, a condenarlos?’.Seguro que todo quedará en una anécdota, pero la verdad, todo esto tiene un tufillo a persecución política que francamente no da para muchas alegrías. Espero que a la gente que dispara el puño, cerrado, hasta arriba, no sufra la torpe estrategia que se tiene con quienes con orgullo pero con prudencia levantamos nuestro brazo joseantoniano.
