La república arco iris
Por Carlos León Roch para elmunicipio.es
Muchos españoles, educados desde la infancia para una España “alegre y faldicorta” en la que las formas de gobierno eran accidentales pero en la que la monarquía ( de Alfonso XIII) había caído “como una cáscara seca”, observamos, con preocupación, que la alternativa a una monarquía “de tiempo nuevo” era una república “de otro tiempo”, una república que comenzó con vocación de acoger a todas las tendencias y que terminó en un gobierno estalinista, “comecuras” y que, en realidad, dio los primeros pasos hacia la terrible guerra civil con el asesinato del líder de la oposición ( Calvo Sotelo) y, previamente, con la terrible revolución de Asturias. Y todo ello bajo la bandera “tricolor”.
Por todo ello, ahora, media España observa con temor irrefrenable la exhibición de aquella bandera, aunque, en muchos casos, sea portada por inocentes personas, ignorantes de su significado histórico de enfrentamiento.
Mientras esos temores atenazan a muchos españoles, el nuevo rey Felipe VI convocó, entre sus primerísimas actuaciones, a un grupo de asociaciones, como la Cruz Roja, Cáritas y, también a la LGTB ( Lesbianas, Gays, transexuales y bisexuales) los cuales portarían -se supone- la característica bandera multicolor.
Sin duda, el apoyo explícito y el agradecimiento expresado por el rey, reforzará la conmemoración del Orgullo Gay, que se realiza estos días en toda España; conmemoración a la que se han adherido , entre otras, PSOE, IU, CC.OO, UGT, Juventudes Comunistas, la Asociación de Estudiantes … y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
Al apoyo institucional al más alto nivel, se han unido, entre otros, instituciones y personalidades como el gobierno de Castilla La Mancha, enarbolando la bandera de Arco Iris en sus emblemáticas fachadas.
Cabe pensar que en una España en la que se suprimen los emblemas ancestrales del yugo y el de las flechas, representativas del esfuerzo solidario y de la ambición colectiva; en el que el paro galopante y el riesgo de fragmentación es una acuciante amenaza, ante la alternativa traumática de una “vuelta atrás”, con la bandera tricolor del enfrentamiento, y dada la atonía generalizada, podría ofrecerse la bandera “arco iris”, en la que caben todos los LGTB y -se supone- “los otros” ( entre los que muchos nos incluimos) como representación de una nueva España sin sacrificios y sin ilusiones, en cuyo frontispicio figure “Haz la paz y no la guerra”.
Y todos tan contentos.
