Inicio Cultura e Historia ¡Qué grandes fuimos los españoles! ¿Por qué nos avergonzamos?

¡Qué grandes fuimos los españoles! ¿Por qué nos avergonzamos?

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Batalla-Isla-Terceira
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Quizás algunos de los que lean este escrito piensen que soy un romántico o un rancio que vive del pasado histórico de nuestra nación. Siempre les digo a mis amigos, compañeros y alumnos que si nuestros ciudadanos estuvieran formados en el conocimiento político, histórico y filosófico, jamás nos avergonzaríamos de nuestra historia común, ni de nuestros símbolos identificativos.

Voy a recordar, aprovechando el día 26 de julio, que en este día del año 1582, por motivos dinásticos en relación al trono de Portugal, empezaron las desavenencias entre el Imperio español y el Reino de Francia, partidario del prior de Crato. Felipe II se convirtió, como hijo de Isabel de Portugal, en candidato al trono portugués junto a Antonio, el Prior de Crato y nieto del rey portugués Manuel I, Catarina de Portugal y los duques de Saboya y Parma.

A la muerte del cardenal Enrique I de Portugal, sucesor de Sebastián I, la burguesía y la nobleza aceptan de buen grado los derechos al trono de Felipe II. Este nombramiento no fue aceptado en Inglaterra ni en Francia, por el inmenso poder que suponía la casa de Austria, por lo que apoyaron a D. Antonio, el Prior de Crato. Este se autoproclamó rey, con Antonio I de Portugal, el 24 de julio de 1580. Ante tal hecho, Felipe II reaccionó enviando un ejército al mando del Gran Duque de Alba para luchar contra el prior y reclamar sus derechos al trono. La batalla de Alcántara destacó por la rápida y triunfante campaña militar que obligó a Antonio a huir y refugiarse en las islas Azores (de donde fue desalojado tras la batalla de la Isla Terceira). Tomada Lisboa, Felipe II fue proclamado rey de Portugal el 12 de septiembre de 1580 con el nombre de Felipe I de Portugal, jurando como rey ante las Cortes reunidas en Tomar, el 15 de abril de 1581.

Felipe, reinó Portugal desde Madrid y eligió a Fernando Álvarez de Toledo Condestable de Portugal y I Virrey de Portugal, máximos cargos en aquel país después de la persona del propio monarca. Felipe II lograba la tan deseada unificación de la península Ibérica bajo un único rey español.

Antonio tiene que huir y empieza a recorrer cortes europeas en busca de apoyo, para al final recalar en las Islas Azores, en donde se refugia y continúa con sus maquinaciones. Se llevó consigo un fabuloso tesoro y tenía muchas otras cosas que ofrecer: las propias Azores, Madeira, el reino de Brasil; así es como consigue el apoyo, aunque secreto, del rey francés, Enrique III de Valois, al que promete regalarle el Archipiélago de las Azores si le ayuda a recuperar el trono de Portugal. Entre ambos llegan al acuerdo de que el rey francés ayudará a las pretensiones del Prior de Crato con una escuadra mercenaria que se pondrá a las órdenes del Condottiero Strozzi, un noble florentino emparentado con la madre del rey francés.

Felipe II encarga al Marqués de Santa Cruz, destacado por su perentoria y esplendorosa participación en la batalla de Lepanto, que disponga una flota para atacar las islas Azores, refugio del depuesto Antonio I y el Marqués, en Lisboa y Cádiz, inicia a formar una escuadra en la que por primera vez se incorporan en línea unos nuevos barcos conocidos como galeones.

El combate naval de Terceira, o Batalla de San Miguel tuvo lugar el 26 de julio de 1582 en aguas de la isla Terceira y la Isla de São Miguel (San Miguel) de las Azores entre una escuadra española de 25 naves con 4.500 hombres, al mando de Don Álvaro de Bazán, y otra escuadra francesa de 60 naves con 7.000 hombres , al mando del almirante Felipe Strozzi, terminando con una abrumadora, y decisiva, victoria para los españoles.

Es inexplicable que esta batalla, que ha marcado un hito importante en la historia naval de España y de Europa, haya pasado tan inadvertida, especialmente cuando supuso un triunfo español que consolidó la unión de los reinos de España y Portugal en la persona de Felipe II, que en ese momento se convierte en el emperador más poderoso de cuantos hayan existido.

Hay que divulgar que es también el primer enfrentamiento de los buques conocidos como galeones, es la primera  batalla  mar abierto en la que más barcos han participado, y por último, es la primera vez en la historia en la que se aprecia el uso de la Infantería de Marina, que va embarcada en las naves, dispuesta para el desembarco.

Espero y deseo que con estos recuerdos, desaparezcan esos complejos que tenemos, y reluzca nuestro orgullo y nuestro amor a todas las tierras de España. 

Artículo de José Ramón Talero Islán en el Diario Digital Forum Libertas.

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