China dejará de extirpar los órganos de los prisioneros ejecutados, según han anunciado este jueves en un conocido diario, aunque no es la primera vez que se promete la abolición de esta práctica criticada por los defensores de los derechos humanos.
A partir del próximo 1 de enero de 2015, el país chino «dejará por completo de recurrir» a la extracción de los órganos de los ejecutados para abastecer a los hospitales, afirmó Huang Jiefu, jefe del Comité Chino de Donación de Órganos, citado por el diario Nanfang Dushibao. Según él, la única forma de transmitir un órgano será por donación voluntaria.
Huang, que en el pasado fue viceministro de Sanidad, estimó que cada año 300.000 personas necesitan en China un trasplante urgente, aunque sólo se realizan unas 10.000 operaciones.
Por cada millón de chinos, sólo 0,6 son donantes de órganos, frente a 37 en España, que cuenta con una de las tasas más altas del mundo, añadió Huang.
Según la tradición china, los muertos han de ser enterrados sin sufrir ningún tipo de mutilación, y son muy pocos los chinos que aceptan que a un familiar fallecido se le extirpen los órganos.
Ante la gran falta de órganos para trasplantes, buena parte de las operaciones se hacen con órganos de ejecutados, a menudo sin el acuerdo de las familias de los fallecidos, según las organizaciones de defensa de los derechos humanos, lo cual niegan las autoridades chinas.
En el pasado, éstas ya han prometido varias veces terminar con esta práctica, que sin embargo ha continuado a lo largo del tiempo hasta empezar a ser una practica insostenible para las familias.
China, el país que practica más ejecuciones en el mundo, aplicó la pena capital a 2.400 personas el año pasado, según la ONG Dui Hua, con sede en Estados Unidos. Pekín por su lado no publica ningún balance oficial para ocultar estar cifras de cara a la opinión pública internacional.
