Se denomina con el nombre Guerra de Granada a los conflictos bélicos que tuvieron lugar entre 1482 y 1492 bajo el reinado de los Reyes Católicos. Dicho enfrentamiento se extendió en el tiempo durante diez años y supuso el fin de la Reconquista y la desaparición del último reino musulmán. Fue una empresa castellana aunque la presencia del Rey Fernando fue importante con el apoyo naval aragonés y las grandes aportaciones de expertos en técnica militar.
Todo comienza con la toma por parte de las tropas de Muley Hacén de Zahara, localidad de la serranía de Ronda, y del abandono por parte de estos del pago de las parias o impuestos de vasallaje implantados por los cristianos sobre los reinos musulmanes. En respuesta a este ataque, los Reyes Católicos conquistan la ciudad de Alhama, muy cercana de la capital nazarí.
Las tropas del emir intentaran una y otra vez la toma de esta cuidad clave, pero no tendrán ningún éxito y Alhama se convertirá en un símbolo para los cristianos en su Guerra Santa con los infieles peninsulares. Como ejemplo de este hecho se pueden citar unos versos:
“Paseábase el rey moro/ por la ciudad de Granada/ desde la puerta de Elvira/ hasta la de Vivarrambla/ Cartas le fueron venidas/ cómo Alhama era ganada/ ¡Ahí de mi Alhama!”
El siguiente golpe importante de esta guerra fue la batalla de Lucena, en la cual Boabdil cae prisionero y pasa al “servicio” de los Reyes Católicos, y la caída de Álora, primera gran ciudad nazarí que cae en manos de los castellanos. Gracias a la artillería, las poblaciones con las mejores defensas caen casi sin bajas entre los sitiadores. Desde este momento, la importancia de la artillería en la Guerra de Granada será primordial.
Esta guerra queda perfectamente dividida en tres etapas:
En la primera se usarían las técnicas propias de la Edad Media utilizando la caballería. Posteriormente, en las etapas siguientes, se utilizaría la infantería así como la artillería. Fernando II de Aragón logró formar el primer ejército moderno de Europa.
El siguiente movimiento importante fue la conquista de Ronda en 1485, en una operación de distracción, ya que el Rey Católico hace creer al ejército musulmán que se dirige hacia Málaga. Los granadinos desvían sus huestes hacia su principal puerto comercial, dejando a Ronda indefensa. Finalmente la ciudad caerá en un asedio muy corto por la falta de defensas apropiadas para resistir en ataque de la artillería. Caso muy similar es la toma de Loja al año siguiente.
Pero el momento álgido de la guerra de Granada es el asedio de Málaga en 1487. Málaga era el principal puerto comercial del reino nazarí, además de la ciudad más importante de la región, junto con Granada. Este asedio durará muchos meses y la resistencia de la localidad será férrea, aunque acabará cayendo ante los cañones castellanos. Las condiciones de la rendición serán durísimas, ya que se esclaviza a toda la población. Esta dura decisión puede estar motivada por el intento de asesinato que sufre Isabel en Málaga, a manos de un negociador, aunque falla en su propósito, porque la que resulta herida es Beatriz de Bobadilla, dama de confianza de la Reina. La caída de Málaga conlleva un paso más hacia la asfixia y derrota de Granada.
El penúltimo capítulo de esta guerra es la toma de Baza, y la conquista de toda la vertiente oriental del reino granadino. El asedio de Baza fue la prueba más dura que soportó el ejército castellano, ya que la ciudad había acumulado muchos víveres y el campamento cristiano pasaba dificultad, tanto por la falta de vituallas como por el invierno. Finalmente Baza capituló, y El Zagal, lugarteniente de Muley Hacén, que había combatido contra los cristianos en las principales batallas de esta guerra, se rindió a los Reyes Católicos, y con él toda la vertiente oriental del reino nazarí, con la ciudad de Almería a la cabeza.
Y en 1490, se daba la última estrategia para acabar con el reino de Granada. Isabel y Fernando montaron su real con el propósito de quedarse hasta conseguir la conquista definitiva. Lo que en un principio era un campamento militar empezó a convertirse en una ciudad a la que el bando cristiano quiso llamar Santa Fe.
El asedio a la ciudad empezó a hacer mella en sus habitantes, ya que la escasez de alimentos se iba haciendo cada vez más patente. Además, no solo se encontraba cercada por tierra sino que también estaba bloqueada por el mar gracias a la flota aragonesa, impidiendo de esta forma que pudiera llegar cualquiera ayuda desde África.
Boabdil, quien gobernaba en ese momento, contaba con 60.000 efectivos pero todos estaban cansados y con falta de motivación para luchar.
A pesar de todo ello, los musulmanes no accedían a negociar con los cristianos lo que hacía presagiar un futuro muy oscuro. Sin embargo, los asesores hicieron bien su trabajo y empezaron a negociar la rendición.
Fernando el Católico, apoyado por la Reina, ofreció buenas condiciones a Boabdil si se rendía. Entre ellas se encontraba el respeto a la sociedad musulmana y a la propiedad privada.
Ante ello, la población estaba dividida ya que algunos insistían a Boabdil para que aceptara mientras otros enfurecían porque querían vivir en Granada defendiendo el Islam aunque les costara la muerte. Finalmente, el rey nazarí decidió aceptar lo que los Reyes le planteaban para evitar una catástrofe humana.
El 2 de enero de 1492 Boabdil abandonó Granada y se dirigió hacia el campamento de Santa Fe. Compungido ofreció las llaves de la ciudad al Rey Fernando pero éste en un gesto de cortesía ante el vencido no las aceptó y se las entregó a Isabel.
De esta forma se ponía fin al reino Al- Andalus ante lo cual muchos lloraban amargamente, entre ellos el propio monarca a quién su madre dijo: “llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre”.
De este modo se empezaban a formar las primeras líneas de España que se convertiría en un gran imperio con el descubrimiento de América ese mismo año.
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