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Una corriente falangista de izquierdas

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Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es

Pero una izquierda muy distinta a la que propugnan los grupos anti sistema, una izquierda humanista, de base cristiana y personalista; esa es mi propuesta para trabajar, no como partido sino como una corriente al menos reconocida dentro de nuestras Falanges. Pienso honestamente que hay un amplio sector de la población española que se siente de izquierdas, aunque en absoluto acepta posiciones abortistas o de eutanasias activas, actitudes de acoso a nuestra tradición y credo católico, o que pongan en duda la historia y unidad de España. Pero que no están por mantenerse en una situación de ambigua definición política, o que le coloquen en el ámbito de la derecha, a la que por compromiso social y moral, rechazan por su carácter claramente capitalista. Así, me parece, existen un gran número de falangistas.

Pues entonces, que el completo de la doctrina nacional sindicalista, y sobre todo, el mensaje político del fundador Falangista- y de los primeros camisas azules- Mateo, Rivas, Matorrás, Durruti (la lista sería muy larga), estaría sin duda en una izquierda desde luego lejos de la visión materialista, pero también irremisiblemente fuera de una derecha tan neoliberal como explotadora. De los principios de José Antonio, de su contenido social, solo cabe entender a la Falange en una izquierda diferente por nacional y –éticamente humanista, y así encontrar su auténtico lugar en el universo de la política.

Hay españoles que buscan ese lugar, y Falange, que ofrece la propiedad de los medios de producción, los servicios sociales gratuitos y universales,- universidad, estudios, sanidad, etc-, la nacionalización de la banca y el crédito sindical, el hogar y la lumbre para todos, el sindicalismo de empresa, por ejemplo, no es al final sino una oferta de izquierdas sin las desviaciones morales y religiosas que tienen las otras izquierdas de raíz marxista, la vieja o la revisionada. En este sentido, dar a la Falange su razón de existir, es por lo que ya, digo, sin ánimo de crear divisiones, pero sí la de hacer un ejercicio interno de compromiso social, mediante el análisis y el estudio, me gustaría representar hoy esa Corriente Falangista de Izquierda, nacional y humanista, que sirviera como creciente para una definitiva homologación entre el pueblo español. ¿Damos un paso? Si quieres acompañarme, mi email es edulopas1@hotmail.com

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10 COMENTARIOS

  1. Ni soñarlo. Falange no es de izquierdas ni de derechas. Esto no es más que otra manipulación para intentar la desaparición definitiva de Falange. El nacionalsindicalismo es un corriente en sí y no necesita escorarse hacia ningún lado ni ir contra sus propios postulados al posicionarse en una de las dos partes que mantienen a España dividida y enfrentada.
    Es triste ver cómo una organización que prometía mucho, El Municipio de Toledo se dedica a cavar su propia tumba con esta propuesta, sospechosa donde las haya, que va a calar en los cuatro progres seudo falangistas de siempre.
    Espero que todo se deba a un error o que yo no haya sabido entender este artículo.

  2. Yo, a veces es que me sorprende lo que la gente afirma de manera temeraria. Habitualmente estos excesos verbales pasan desapercibidos y no merecen ni un triste comentario, pero en esta ocasión, he podido disponer de media hora para reunir algunos apuntes sobre la «falange histórica» que indican UNA LÍNEA DE TENDENCIA y no meras anécdotas como las que cuenta el autor del presente comentario. De entre los cientos de testimonios que van en dirección opuesta a la del autor de este artículo, me he limitado -por aquello del numero simbólico- en recordar los primeros 27 que me han venido a la memoria. Son los otros 27 puntos… http:/info-krisis.blogspot.com.es/2015/06/los-otros-27-puntos-o-lo-que-habia-que.html

  3. Vamos, que sea Ernesto Milá, conocido nacionalsocialista, quien interpele a un falangista histórico como López Pascual es como dicen en mi pueblio «pa mear y no echar gota»

  4. Ernesto Milá escribe un libro sobre José Antonio pésimamente documentado y chapucero en algunos casos y ya se cree en posesión de la verdad absoluta e “incontrovertible»… Dentro de poco, tendremos que aguantar que venga aquí Belén Esteban a pontificar sobre la División Azul y el papel de los falangistas en el franquismo.

  5. Solo tengo que decir y lo lamento Eduardo, que de una manera muy clara Jose Antonio define a Falange como un Movimiento que no es ni de izquierdas ni derechas, que no desea para España ni los partidos políticos, ni el juego demócratico, liberal y parlamentario, y por ello propugna el Estado Nacionalsindicalista y la participación en sus tareas de todos los españoles a partir a partir de sus ámbitos naturales de convivencia: Familia, Municipio y Sindicato.

  6. Os diré también a algunos de los que habéis comentado, que entre los nacionalsindicalistas los méritos y la historia personal por supuesto que se valoran. Pero, se valoran hasta ese punto en el que no entran en contradicción de aquello que se dice defender; a partir de ahí, los méritos se respetan pero no se secundan ideas o actitudes que se manifiestan claramente como erróneas. Un saludo para todos.

  7. Querido camarada Eduardo, entiendo tu propuesta pero tu sabes que no es novedosa ni eficaz.
    Ya lo intentamos en los años 70 al fundar «la AUTENTICA» y la experiencia ,aunque ilusionante, no fructifico.
    En la España de hoy ya no hay dicotomias entre «izquierdas y derechas».
    La nueva Falange , en caso de ponerse en marcha, debe ser «transversal» y aglutinar la mayor parte posible de las inquietudes de los españoles.

    Un muy fuerte abrazo

  8. A mi me sorprende la capacidad de autodestrucción que tiene el falangismo en general y el nacional-sindicalismo en particular. Hablar de una izquierda o de una derecha falangista es como mirar la vida con un ojo tapado. Ya lo dijo José Antonio al hablar de las derechas y de las izquierdas en sentido político; así que qué no diría ahora si oyera hablar de izquierda o de derecha en la Falange.

    Hay a muchos a los que les libera hablar de una Falange izquierdista para curar las heridas de la presencia de las camisas azules como comparsa coreográfica en el Franquismo.

    Lo bueno social que se hizo en el Franquismo se debió a personas comprometidas con la causa azul fueran colaboradoras con el Régimen o no. El Fuero del Trabajo, las vacaciones y además pagadas, la Seguridad Social, el Servicio Nacional del Trigo (proclamado por Onesimo Redondo en los años 30 para evitar el alza de precios del pan), las pagas extraordinarias de verano y de Navidad, el Auxilio Azul, la Sección Femenina, las casas del Instituto de la Vivienda para no dejar a ningún trabajador sin un techo, el Instituto Nacional de Industria, las Cajas Rurales que fiaban créditos a nulo interés a agricultores, ganaderos y pescadores a cambio de sus cosechas o de su pesca, el Instituto Social de la Marina…¿Sigo?

    Cuando se olvida la ingente labor de personas como Girón de Velasco, Pilar Primo de Rivera, Arrese, Mercedes Bachiller, etc, a los que algunos llamarán «franquistas» sin más y en tono despectivo, se está olvidando todo lo bueno que de social ha tenido España en toda su historia y que progresivamente ha sido desmontado por la derecha burguesa y la izquierda progresista.

    Está muy bien lo de buscarse carnets de anarco-falangista o rojo-falangismo, pero no hay que escupir ni a nuestra historia ni a nuestras ideas para creerse más amigo de Durruti o del Che que de quienes trabajaron con denuedo para construir una Patria Social aunque no fuera la Nacional Sindicalista que añoraban y soñaban nuestros fundadores y nuestros camaradas mayores, o de quienes se dejaron la sangre en los campos de España o de Rusia frente al acoso de los Bárbaros de los que hablaba José Antonio. Sí: porque hubo camaradas que se dejaron la vida pensando en una España mejor y conteniendo en Rusia el empuje de la barbarie que sometió a países enteros durante décadas. Y ellos, aún teniendo dudas sobre si sumarse a un bando concreto o combatiendo en las filas del ejército de otra nación, tuvieron muy claro a quiénes querían y debían derrotar.

    Es difícil decir a Vicente Gaceo (el valiente y pequeño Gaceo al que admiraba José Antonio) o a Sotomayor (organizador de la Organización Juvenil) o a tantos falangistas y jonsistas de primera hora que se equivocaron al ir a Rusia y dejar allí su carne rasgada por la metralla.

    Cuando uno se hace amigo de los rojos en lugar de lavar su conciencia falangista lo que hace es enmierdarla con la alianza moral con quienes asesinaban sacerdotes o violaban monjas; con quienes mataban a otros por el simple hecho de considerarlos burgueses o meapilas. Con la CNT y la FAI de las sacas de la cárcel Modelo donde fue asesinado Ruiz de Alda o Fernando Primo de Rivera. Con la CNT y la FAI que formaban parte del piquete de fusilamiento de José Antonio. Con la CNT y la FAI que mataron camino de Aravaca al revolucionario Ramiro Ledesma Ramos. Con la CNT y la FAI que mató a Onesimo en una emboscada en Labajos. Con los socialistas que mataron a Matías Montero o a Ruiz de la Hermosa. Con los socialistas que mataron a nuestro camarada en la Casa de Campo sobre cuyo cadáver se orinaron las chíbiris después de destrozarle el cráneo con un cántaro de vino… Con los socialcomunistas que asesinaron a críos de 15 años en Paracuellos por el simple hecho de ser falangistas. Con los que asesinaron a Alejandro Salazar, jefe nacional del SEU, en Paracuellos…

    Que casualidad que tantos se equivocaran y que en lugar de militar en la Falange no hubieran militado en una «Izquierda Falangista»

    Se ha perdido mucha sangre a manos de la izquierda política para que ahora vengan unos iluminados a inventar la bombilla. Una izquierda falangista me asquea tanto como una derecha falangista. Lo que ocurre es que no se debe tomar el nombre de la izquierda como «vidé» en el que lavar nuestras propias vergüenzas y nuestras incapacidades. Éstas se lavan sabiendo trabajar mejor y con amor a España y a los españoles, no adoptando adjetivos o denominaciones que resultan más vergonzantes todavía.

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