Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Aún a pesar de mis setenta y seis años recién estrenados me considero un rebelde, que no tiene en cuenta la edad, por otra parte plena de ilusión y esperanzas azules, en esto, soy muy crítico con las limitaciones que hacían los primeros jonsistas de no tener más de 40 años para poder tener responsabilidades políticas, grave error, al igual que los mandamases de Ciudadanos han lanzado a los cuatro vientos, quizá sin medir tamaña tontería. Por mi parte, sigo en esa actitud de rebeldía frente a las numerosas salidas de tono que hay por el mundo, incluido en el mío, naturalmente. Pero en una de esos dichos que de vez en cuando tomo, a la vista de lo que me parece un despropósito, o un olvido, o una marginación incomprensible con hechos y personas que de ningún modo las merecen. Recuerdo hoy y reivindico, la memoria de un hombre, de un camarada – ahora ya un ex, que mantuvo durante muchos años un clima de cultura en la Falange, especialmente referida a la literatura y la poesía, que elevó en gran medida el interés y la inquietud por los autores y obras de inequívoco tono azul.
Yo hablo de Javier Onrubia Revuelta, quién durante dos décadas luchó de manera indecible por rescatar para la Falange, el ingrediente poético y literario que siempre había acompañado a nuestros afiliados. Su labor incansable en muchos años, procurando potenciar el sustrato cultural de los falangistas, se plasmaba en las muchas iniciativas que Javier Onrubia Revuelta trasladaba en sus Hojas, en sus folletos literarios, en sus publicaciones a través de editoras ad hoc, de sus modestas revistas poéticas en Poesía que Promete, en sus esfuerzos por lograr y realizar un Congreso de Escritores falangistas, bajo la cobertura del genial Rafael García Serrano, dando cobijo a poetas recién llegados, animando, amparando a nuevas y jóvenes firmas de la novela, la poesía o el teatro. Javier, dentro de las escaseces con que siempre se movían los programas falangistas, quiso hacer y en una medida lo hizo, recuperar un sentido abierto de lo estético para la Falange, en ese momento acompañado por un poeta único como Alfonso López Gradoli, entonces Secretario Nacional de Cultura en FE-JONS. Javier Onrubia dejó en esa empresa muchas horas, mucho trabajo, sacrificios en ocio y familia, pero su vocación le impulsaba a otras aventuras culturales, y hasta provocó la apertura de una Biblioteca Azul, en Madrid, que, como tantas ilusiones, se fueron frustradas por la negligencia de unos y la indiferencia de otros. Al final, Javier, se fue por el foro, sin un aplauso ni una palmada en los hombros.
Pero su labor fue magnífica y ahora, al menos yo, echo de menos su trabajo, su enorme trabajo. Rescató poemas y autores olvidados, editó algún libro como no de Rafael García serrano titulado·, “Siete toques de Corneta”, que es una maravilla de prosa EN Castellano, o una primera edición de Bibliográfica de escritores falangistas. En fin, no hay medida para valorar aquella dedicación cultural de Javier, pero yo, ahora que casi nadie lo recuerda, o lo cita, yo lo quiero reivindicar esté donde esté; Su obra es testigo y testimonio de un quehacer que, como diría el propio José Antonio, es la Obra bien hecha. Oigo muy poco hablar de Javier Onrubia Revuelta, pero los falangistas tenemos una gran deuda con él, y desde luego, personalmente, siempre lo tendré en mi memoria y en mi gratitud. Y es que soy un rebelde.
Muchos, muchos camaradas como Javier serían hoy en día necesarios, en este mundo vacío de verdad y de belleza. Camaradas que llevaran a nuestros jóvenes el gozo de nuestros valores, nuestra poesía y cultura; por eso honro su memoria y la de otros muchos que como el realizaron esa labor.
Eduardo, un falangista siempre es joven, aunque su cuerpo esté gastado, su espíritu inquieto no ceja de otear nuevas cimas y horizontes porque su anhelo de dignidad y justicia le impulsan constantemente a elevados vuelos aguileño.
Un saludo.
Desde la memoria de aquellas jornadas en el local de la Calle Ponzano en las que celebrábamos las reuniones del SEU, con Javier andando por allí hablándonos de su defensa de la República Islámica de Irán y otras estrafalarias pero simpáticas posturas ideológicas, se compartieran o no, un recuerdo para Onrubia siempre quedará en quienes le conocimos. Su labor de recopilación de la literatura falangista y su afán por promover los afanes literarios de los jóvenes y no tan jóvenes falangistas, puede considerarse encomiable.
Tuve el honor y el orgullo de colaborar con el cuando me nombraron Subdelegado provincial de las FF.JJ de Madrid….Personas de su intelecto y valia necesita la Falange y España…hace tiempo que no se de el pero desde estas paginas le mando y cordial saludo y un fuerte Arriba España.