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Aunque no quisieran ser españoles, lo serían

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Por Jorge Juan Perales

Aunque no quisieran los catalanes ser españoles, Cataluña seria siempre España. Aunque quisieran el resto de los españoles que los catalanes no lo fueran, España no sería sin Cataluña. Como Aragón no se concibe sin Cataluña, España no es sin Aragón.

El problema catalán o el problema vasco, gallego o canario…es el problema de España. España, la plural España, camina errante por la historia desde las postrimerías del siglo XIX. Humillada, a fuerza de ser generosa, camina regresivamente a los tiempos previos a su unificación, en la que todo parece indicar que  de nuevo se encontrará enfrentada a la nueva invasión musulmana. Otra vez encontraran a los pueblos de Hispania segmentados y enfrentados en luchas internas. En muchos pueblos y ciudades catalanas se visualiza y se siente la presencia sarracena, como en Andalucía, barrios de Madrid o en toda la costa mediterránea.

No hubo pueblo de España que se sometiera a la invasión napoleónica. Allí hubo un motivo de Unidad, allí el pueblo, más que los gobernantes, sintió el orgullo de lo español, de la libertad ante la intromisión del extranjero que pretendía esclavizarle y romper su identidad en contra de su voluntad. Allí predominó el grito de ¡Viva España! sin complejos, todos los españoles se sintieron pueblo. Había un motivo, había algo que defender,  había sentido de vinculación histórica, otra vez supo vencer España.

Europa, la vieja Europa, lucha hoy por no perder poder en el mundo globalizado, pretende una unidad económica endeble, no encontrando el liderazgo de las ideas que en otros tiempos  hicieron hegemónica su cultura.

España por un lado se abraza al mercado europeo renunciando a su identidad, a su soberanía, abandonando su obra hispanoamericana, poniendo en peligro así su ser histórico, la misión universal que se dio a sí misma. En este contexto se resquebraja la  unidad interior, pidiendo las partes más beneficios para sí,  mostrándose insolidarias, creyendo que solas conseguirán más bienes económicos y por tanto más poder, para utilizarlo en contra del otro,- aspiración de los nacionalismos-. La identidad como moneda de poder, que las élites nacionalistas venden a sus pueblos. Finalmente los pueblos son dominados totalitariamente por ellas.

Los psicólogos, o yo al menos, tenemos una máxima que dice: Si quieres conocer realmente a una persona, o a un pueblo, o a una empresa, o a un colectivo o a un partido político… dale poder y observa lo que hace con él. España, cuando tuvo poder, fue generosa, dio lo mejor de sí misma, dejo huella altruista por donde pasó, construyó mucho más que destruyó, se puso al servicio de unos valores que creyó que eran los verdaderos, sus soldados dieron la vida por valores trascendentes…intuía un destino, asumió unida su camino, hasta el agotamiento de sus gentes y de su hacienda. Observar lo que han hecho y están haciendo con el Poder Autonómico los nacionalismos, conchabados casi siempre, paradójicamente, con los internacionalistas; profundizan en las diferencias con actitudes insolidarias y egoístas.

En este proceso regresivo hacia  los antiguos reinos de Hispania, se produce algo preocupante. Es entendible la búsqueda de las identidades locales que conformaron aquellos reinos, lo que no es admisible es que se distorsione o se falsifique la historia común como si no hubiese existido o hubiese sido otra. La gravedad no está en la ocultación de los hechos, que ya es grave, sino en las opiniones tergiversadas y sesgadas hacia intereses subjetivos que sobre ellos se transmiten a las nuevas generaciones.  Aquí está, a mi entender, un mayúsculo error cometido en España en los últimos 30 años, de cesiones y dejaciones ante los nacionalismos. En los colegios, no solo hay que enseñar la historia local, la catalana en Cataluña o la castellana en Castilla, sino todo en todas.  Cuando un niño extremeño conozca la historia de Aragón o de Galicia, tan bien como la extremeña, conocerá la historia de España. Solo se ama lo que se conoce. Lo mismo en la literatura o en la geografía o en la música o en el derecho…A las autonomías que se les ha trasferido el poder de la enseñanza y no lo han utilizado para unir, para la solidaridad, para la verdad de todos, para fortalecer al conjunto de España,  no se merece seguir con ese poder y por tanto debe volver al Estado. Una autonomía que tiene transferido poderes jurídicos y legislativos y  los utiliza en contra de los intereses de España, causando desigualdades en los derechos del conjunto de los españoles, deben volver al Estado. Las autonomías o sirven para el Bien Común de España, respetando, por supuesto, las peculiaridades locales, o no tienen razón de ser. España es plural, cada reino aporto al conjunto de Hispania lo mejor y lo peor que tenia, pero debe prevalecer el interés común al de las partes. Todos tienen que beneficiarse de la Unidad del Estado, de su fortaleza y de sus medios.

Todos sabemos que la disgregación debilita, que los españoles hemos sido grandes y fuertes cuando hemos encontrado la misión de destino, cuando juntos hemos respondido a los retos históricos de cada momento, cuando nos hemos mirado y nos hemos reconocido como hijos de padres comunes, como miembros de un mismo sistema de valores que nos vinculan a sangre y fuego para siempre.

Parte de Cataluña, sobre todo sus élites políticas burguesas, juegan una partida sucia contra España. Además de eliminar o suprimir o minimizar todo lo que simbolice o represente a España, están intentando controlar todo el poder económico y social. Para ello han ocupado los medios de comunicación, la enseñanza, el poder legislativo y judicial local, la banca, las empresas más representativas de lo genuino catalán y sobre todo los sentimientos de las gentes, de los ciudadanos, con la paradoja de que una mayoría muy significativa tiene sus raíces en otros pueblos de España. Aparentemente lo están consiguiendo. En los próximos días los habitantes de Cataluña están llamados a votar en unas elecciones autonómicas con la pretensión de que sean, ilegalmente, plebiscitarias para lograr la separación de España; no les importa esto último si avanzan en el control de la consecución de más poder; la meta no es, a mi entender, la independencia ya (que les hundiría), sino el control económico y social al modo nacionalista para inmediatamente acometer y extender su poder mas allá de sus supuestas fronteras, como una hidra sin límites, a los mal llamados “Países Catalanes”, a el Rosellón, Cerdeña, resto de Aragón…Nápoles…Sicilia… el nacionalismo ambiciona la posesión territorial.

Los nacionalismos no son pueblos, son élites endiosadas, emborrachadas con la conquista del Poder que llevan a sus pueblos, primero, al egocentrismo narcisista y segundo, a la autodestrucción por la ambición desmedida. La esperanza está en, primero, que las élites se destruyan a sí mismas en luchas internas. Segundo, que sean destruidas por el pueblo harto de ser engañado.

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La historia de Cataluña, es la historia de Aragón y la historia de Aragón es la historia de España. España es irrevocable, la historia fue y sus hechos son imborrables. En la falsificación de los hechos, en las opiniones subjetivas malintencionadas sobre ellos, está parte del mal que padece hoy España. Ésta es la labor presente de quienes sienten y les duele España. Pedagogía de la verdad histórica. Responsabilidad también de toda la sociedad y de sus representantes políticos.

Jacint Verdaguer, gloria de las letras catalanas y por tanto españolas, supo expresar en unos versos espléndidos, el sentir profundo de su ser catalán, aragonés  y español,  cuando en honor a la Moreneta, la Virgen de Montserrat, escribió:

“Con vuestro azul manto grande

cubrid a toda la España,

el reino de vuestro amor,

como a un nido bajo el ala”

Aunque no quisieran ser españoles, lo serían. El pueblo hablará cuando sienta  que la opresión de la mentira nacionalista les roba su libertad y su verdadera entidad. El nacionalismo es una enfermedad que se cura cuando se abren los ojos de la verdad para mirar a los otros como iguales. España sufre por Cataluña y por todos los hijos que la aborrecen. Más allá de las diferencias está la Patria española, que integra  a todas las patrias que en origen la hicieron suya, uniéndose en una alianza permanente hacia un destino Universal, que todavía hoy sigue siendo necesario, válido y alcanzable.

Jorge Juan Perales (fue, vicepresidente de la Asociación Juvenil Amanecer (AJA); Co-fundador y miembro de la Junta Directiva de los Círculos 4 de Marzo; Co-organizador y miembro de la Mesa del Primer Congreso Nacional-sindicalista; Secretario Nacional de Organización de Falange Española de las JONS AUTÉNTICA).

Artículo de Jorge Juan Perales en el especial sobre Cataluña de La Gaceta que publica la Fundación José Antonio.

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