En un acto de valentía, Nadia ha contado ante los representantes de Naciones Unidas las prácticas del ISIS, con la esperanza de que se termine con esta situación para que otras mujeres no corran la misma suerte que ella. —¿Quien es Abu Azrael y por qué le teme el Estado Islámico?—
“Estoy aquí para hablaros de la pesadilla que destroza nuestra sociedad, El ISIS busca acabar con nuestra cultura de libertad”, señala Nadia.
El pueblo iraquí donde vivía junto con su madre y hermanos fue arrasado en agosto de 2014 por un grupo de yihadistas armados. “Era un pequeño pueblo donde había paz y silencio”, defiende la joven.
Tras asesinar a la gran mayoría de hombres, entre ellos seis de sus nueve hermanos, se llevaron arrestados a todos los niños y mujeres a la ciudad de Mosul, al norte de Irak. “Vinieron para acabar con nuestra identidad, y cometieron todo tipo de atrocidades según ellos justificadas al considerarnos infieles. De un día para otro nos encontramos cara a cara con el verdadero genocidio”, defiende. —Musulmanes demandarán a España ante el Tribunal de Estrasburgo para acabar con la Semana Santa—
Las mujeres secuestradas fueron humilladas durante todo el trayecto hasta que llegaron a un edificio donde se encontraban otras familias yazidíes. Otros integrantes del ISIS acudían al lugar para traficar con los niños y mujeres y hacer intercambios “como si fueran regalos”.
Los hombres se acercaban a las mujeres y las obligaban a irse con ellos. “Yo estaba sentada mirando al suelo cuando un hombre se dirigió hacia mí, era muy grande, parecía un monstruo”, cuenta Nadia. “Luego se acercó uno que parecía más pequeño y le imploré que me llevara con él, tenía mucho miedo del anterior”, recuerda la joven todavía asustada. —Un líder musulmán pide a sus fieles que maten a todos los cristianos—
«A los dos días de llegar me obligó a vestirme y maquillarme. Aquella noche fue terrible. Me metieron en una habitación, me golpearon, me obligaron a quitarme la ropa y los guardias comenzaron a violarme hasta que me desmayé», señala la joven ante la ONU.
“Me obligaban a llevar ropa que no cubriera todo mi cuerpo, me golpearon y humillaron cada día sin descanso”. Tres meses después, Nadia consiguió escapar y hoy vive alejada del horror en Alemania, sin embargo recuerda cada día lo que ha sido el peor momento de su vida.
“Esto no es solo mi sufrimiento, es un sufrimiento colectivo. Les pido que liberen a las más de 3.400 mujeres y niños que todavía viven bajo el Estado Islámico, definan como genocidio los crímenes cometidos contra los yazidíes, liberen los territorios para que un día podamos volver a vivir en nuestras casa en paz», imploró la joven.
Información ofrecida por el diario La Gaceta.
