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Alberto Garzón anuncia la desaparición de Izquierda Unida

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Izquierda-Unida
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Ha llegado el momento de finiquitar Izquierda Unida y alumbrar una nueva formación política que deje atrás una estructura rígida y burocrática y que rompa con la llamada vieja guardia, después de que el partido de Pablo Iglesias -Podemos- ha terminado por tumbar a IU. Es la decisión que ha tomado Alberto Garzón y la cúpula del partido afín al diputado, y cuyo proceso va a comenzará el próximo 9 de enero, con una comisión que preparará la asamblea constituyente de la nueva organización sin las siglas de Izquierda Unida, según fuentes del partido.

El País / Alberto Garzón y su entorno están decididos a ir a por todas y superar a una “herramienta”, Izquierda Unida, que consideran agotada y que no responde a las necesidades del nuevo tiempo político. La coalición de izquierdas, fundada en 1986 al calor de las movilizaciones contra la OTAN, ha caído a su suelo electoral en estos pasados comicios, con un 3,67% de los votos y solo dos diputados por Madrid. Pero la cúpula cree que hay un potencial importante a partir del casi millón de votos que han obtenido el pasado 20 de diciembre, (923.133 sufragios) “un tercio de lo que tiene Podemos”, inciden esas fuentes. La intención de Garzón y de una parte de los dirigentes de la formación es fundar un partido completamente nuevo que rompa con una dirección y unas estructuras que, entienden, lastran su proyecto político.

La formación resultante buscará de nuevo tejer alianzas electorales con Podemos, pero desde su independencia. “No queremos un barquito para entrar en Podemos”, expresan tajantes fuentes de la dirección. En ningún caso se trata de integrarse en el partido de Pablo Iglesias, sino que volverán a intentar candidaturas conjuntas desde la colaboración de igual a igual y manteniendo la autonomía. Si Podemos vuelve a rechazarlo, competirán electoralmente. En el fondo hay una reflexión de una parte del partido, que cree que Podemos emula al PSOE de 1982 y deja espacio político a su izquierda, y además no comparten sus métodos. El propio Garzón manifestó durante la campaña que Podemos ha aceptado “gran parte del discurso de la derecha”. Los programas de ambas formaciones son, sin embargo, muy similares.

El proceso para crear el nuevo partido arrancará el próximo día 9 de enero, en el Consejo Político de IU (máximo órgano de dirección) que aprobará la creación de una comisión, al margen de la actual Ejecutiva, encargada de preparar la asamblea constituyente, que se celebrará entre abril y junio. En la práctica, la comisión es una especie de gestora, en tanto que asume las atribuciones de la Ejecutiva, y en la que no estará Cayo Lara, actual coordinador general, que está previsto que deje su cargo en esa asamblea, la undécima de la historia de IU. Garzón pilotará el nuevo proyecto político, aunque podría no ser el único líder, porque exploran opciones como un liderazgo con varios coordinadores.

Un partido agotado

La nueva organización, con la previsible forma jurídica de movimiento político y social —como es Izquierda Unida—, “no duplicará a IU”, señalan en la cúpula. Se busca una formación más flexible y participativa, que recoja “lo mejor del movimiento obrero y de la democracia radical”. El partido trató de refundarse en 2010 y nunca concluyó aquel propósito. Por eso el sector afín a Garzón cree que ya no valen soluciones intermedias y hay que romper para crear de nuevo. ¿Qué ocurrirá con IU? Unas fuentes creen que debería integrarse dentro de ese partido como una organización más, y otras que debe desaparecer. Todos insisten en que no crearán “una matrioska”, sino que será un “proyecto político nuevo superador en todos los sentidos, también en el jurídico”.

Aún no hay nombre para el partido resultante, que acaba con las casi tres décadas de las siglas de Izquierda Unida. La nueva formación se configurará de forma participada, con asambleas abiertas a la ciudadanía, y con la incorporación de los independientes de la plataforma ciudadana Unidad Popular con la que concurrieron el 20-D. Garzón había llegado a la conclusión de que IU estaba agotada hacía tiempo. En su último libro, A pie de escaño, publicado este pasado octubre, ya lo manifestó. “La propia gente es la que está diciéndonos que las formas actuales de IU son claramente insuficientes. Pues el objetivo de IU y del PCE es transformar la sociedad, cambiar el mundo, no aspirar a porcentajes electorales minoritarios”, escribió.

En el entorno del diputado se asegura que tienen mayoría en la dirección del partido para llevar a cabo su propósito, y la aquiescencia del Partido Comunista, la organización con más peso en IU. Pero la coalición va a afrontar un importante debate que podría terminar incluso en escisión, según algunas fuentes partidarias de llevar a cabo solo una renovación fuerte del partido. En la última reunión de la dirección, el pasado día 22, se evidenciaron dos bloques. Cayo Lara y otros como el excandidato Willy Meyer no comparten los planes de Garzón. Izquierda Abierta, la corriente de Gaspar Llamazares, también es crítica con el dirigente, aunque minoritaria. La hoja de ruta está trazada, pero tendrá que interrumpirse si se repiten las elecciones: entonces no dará tiempo a concluirla antes de los comicios, y no habrá más remedio que posponerla.

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