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«Franco me cogió la mano y me pidió que preservara la unidad de España»

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«Días antes de morir, Franco me cogió la mano y me dijo: Alteza, la única cosa que os pido es que preservéis la unidad de España. No me dijo ‘haz una cosa u otra’, no: la unidad de España, lo demás… Si lo piensas, significa muchas cosas»: Quien así hablaba anoche, en primera persona, y desvelando por vez primera momentos clave de su vida y de la propia Historia de España, era el Rey Juan Carlos. Pero no lo hacía en España, sino en Francia; más en concreto, en la televisión francesa TF3 y a través de un documental que fue realizado varios meses antes de su abdicación y que fue coproducido con TVE. Un documento firmado por Miguel Courtois, que contiene los únicos comentarios políticos de los ex vicepresidentes socialistas Alfonso Guerra y Alfredo Pérez Rubalcaba, y que la televisión pública española se ha negado a reproducir.

El Mundo / La relación del anterior Monarca con el General Franco es uno de los capítulos que mayor interés acapararon los 90 minutos de una emisión fundamentalmente protagonizada por el propio Don Juan Carlos. Sentado en su despacho de Zarzuela y convertido en inédito comentarista de las imágenes de archivo de su propia historia, el Rey confesaba lo muy «impresionado» que se sintió al llegar de niño a España, hablando en «español con acento francés»; su sensación durante aquellos primeros años de ser «una pelota de ping-pong»: «A un lado, Franco; a otro, mi padre. Cuando la cosa iba bien entre ellos, estudiaba en España; cuando no, me repatriaban a Portugal»; la vigilancia constante del Generalísimo: «Él me estudiaba siempre y yo trataba de ser natural, de ser yo mismo»; y la conquista final del afecto del dictador: «Hablaba poco a la gente, era hermético, pero conmigo hablaba y se reía…».

Contaba en el propio programa el escritor Mario Vargas Llosa -el tercer y último testimonio intercalado en el documento audiovisual- que en aquella España en la que creció el Rey, él vivía en una pensión desde la que por las noches los estudiantes escuchaban Radio París «para enterarnos de lo que ocurría en España». Y anoche, en un guiño de la Historia, algunos españoles tuvieron que recurrir a un subterfugio similar para conocer de labios del Rey de España lo que décadas atrás ocurrió en su país: «Franco pensó que sería mejor que fuera el hijo que el padre, porque a mi padre, las fuerzas del Régimen no le habrían aceptado», relató Don Juan Carlos, quien también desveló el consejo de algunos «jefes de Estado» cuando el dictador le cedió transitoriamente los poderes durante su primera convalecencia: «Me dijeron: No devuelvas el poder. Pero me dije: Si muere, me lo quedo, y si no, se lo devuelvo. Cuando me llamó y me dijo que lo retomaba, yo dije: me parece bien».

Y es que, pese a declararse preocupado por el «endurecimiento» del Régimen en su recta final, con los fusilamientos a los etarras, el Rey no reniega de su herencia y admite que sólo se tomó «en serio» sus posibilidades de reinar «cuando Franco me designó». «No era fácil», repetía años después, para justificarse ante el periodista acerca del título de sucesor a título de Rey y la jura de los Principios del Movimiento : «Si no hubiera aceptado, ¿cómo cree que iba a poder estar aquí, con los españoles. Lo que se hizo no se podría llegar a hacer». Y lo que «se hizo» aseguró tenerlo claro desde el principio: «una democracia. Cómo, no sé…». Según llegaba a decir el Rey ante aquellas imágenes en blanco y negro de los años 70, «yo le decía a Franco: Mi general: ¿por qué no abre un poco la mano? Y él me decía: Yo no, eso lo tendrá que hacer usted. Yo no puedo cambiar».

Un hombre determinado y conservador

Don Juan Carlos se revela en el programa como un hombre determinado -«de la Ley a la Ley», de acuerdo con su antiguo profesor de Derecho, Torcuato Fernández Miranda- pero conservador: «Creí que era bueno mantener a un jefe de Gobierno franquista para que no hubiera ruptura, aunque hubo que soportar cosas difíciles», decía sobre Carlos Arias Navarro; «Adolfo representaba el cambio suave, que era lo que queríamos hacer. Y lo hizo muy bien, le estoy eternamente agradecido», añadía sobre Suárez. Y también hacía un reconocimiento expreso hacia el cardenal Enrique Tarancón: «Dijo lo que yo pensaba hacer», decía sobre la homilía de su proclamación, «y fue una ayuda muy importante que lo dijera delante de todos los jefes de Estado extranjeros. No me sentí solo».

El ahora rey emérito se mostraba orgulloso de haber «cedido» todos los poderes que le cedió Franco y de haber refrendado la Constitución en una sesión en la que «casi me temblaba la mano».

Según su relato, del que no faltan testimonios inéditos acerca del 23-F y una pequeña emoción al recordar a las víctimas de ETA, el ex monarca sólo se arrepiente de una cosa de manera expresa: no haber dado más «boato» e «importancia» al acto por el que su padre, Don Juan, hizo expresa renuncia al trono en su favor.

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