Inicio Opinión Invitada AGOSTO, 1936, VIZNAR, Y GARCIA LORCA

AGOSTO, 1936, VIZNAR, Y GARCIA LORCA

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Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es

No se me escapa a mí que fue en agosto cuando cometieron el crimen. No olvido la cruel pasividad ante la torpe conciencia de unos y de otros, aquellos que hicieron posible una tragedia en Viznar; y no quiero dejar en blanco el recuerdo al poeta, que al amanecer de un día sin sol, los hombres no entendieron la grandeza de sus versos, de su teatro, de su obra universal en personajes y rimas. Que fue en un agosto, secarral y lejano, en la Granada de cuentos, donde Federico García Lorca, poeta de España, de todas las Españas, caía cara al Cristo moreno que recogía en sus poemas; de cara a sus cielos andaluces, y a sus hombres y mujeres dibujadas en sus páginas de amor y tragedia.  

Que no quiero dejar mi emoción a la lectura de una Luna camino de la fragua, ni duerno inerte ante el drama de sus dramas, que Yerma nos concierne a todos, y los gitanos andan ya muy cerca de nosotros con sus trajes de lentejuelas y unas mulas llevando cargas de marginación y lágrimas. Hoy es otro agosto, y no hay caminos de sangre hacia los barrancos de Viznar, pero todavía existen quienes – sin leer sus palabras-, escriben desde el resentimiento y la ignorancia. Federico, al revés, necesario, que ya se conoce el prototipo, para evitar que unos pocos jueguen con su vida y con su poesía siempre fuera de la cuota egoísta y el odio en sus caras.

Y este agosto que ahora vivimos, nos acerca quizá más que nunca, a la esencia, a lo sustantivo, que es lo que importa, de alguien como García Lorca, capaz de sobrevivir al destino oscuro que intentaron los unos, y que manipularon los otros. Federico, que compartía sentimientos y generosidad, que abría su balcón para oír a los niños cantar a los olivareros de Jaén o rezaba canciones al torero Sánchez Mejías. También imaginaba los campos de la Hispania total en tiempos de la república, con el rojo de la Barraca andariega y el azul mahón de sus decorados en Ponce. Que Federico era de todos, y solo quería pan para los pobres y versos para ser con dignidad.

A Federico lo mataron en agosto, es cierto, pero en estos años un torrente de poesía baja de Sierra Nevada y penetra en nuestras almas con la pasión de un genio que no se desvanece nunca, que no morirá jamás. Yo, íntimamente, lo rememoro con estos versos que nacieron hace mucho tiempo, casi una vida, cuando supe que su romancero corría de puerta en puerta. o que su vivencia en Nueva York, había certificado de manera irreversible, la obra de un poeta para la eternidad.

“Por las esquinas del tiempo/cruzando ayeres pasados/ y mañanas de primavera, los ojos de los hombres/tienen sus pupilas fijadas/ Federico camina sin límites/ por las revueltas del alba./Dónde te llevan Federico/ si tu palabra es robada”.

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