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Qué propone José Carlos Díez, el nuevo economista de cabecera del PSOE

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José Carlos Díez, uno de los economistas que más se ha significado en los medios de comunicación durante esta crisis, tiene un encargo. El “economista observador” (así se llama su blog) será el responsable de coordinar la ponencia económica que la gestora del PSOE quiere que se debata en su próximo Congreso del mes de junio.

LD / Díez es un economista cercano al partido, que ha trabajado como asesor para anteriores secretarios generales, pero que nunca ha tenido ningún cargo en sus órganos internos. De hecho, ni siquiera está afiliado a la formación. Por eso, sorprendió su nombramiento por parte de la gestora, que no contó con los portavoces de economía que cada semana se enfrentan al Gobierno en Congreso y Senado. Hay que recordar que la ponencia política la coordinará un diputado en el Congreso y exaspirante a la secretaría general como Eduardo Madina.

Además, el nuevo gurú económico de Ferraz se ha estrenado con polémica. Apenas unos días después de conocerse el encargo de la gestora, Díez cometía un error de bulto el pasado sábado en La Sexta Noche, cuando dijo que si se implantase la renta básica en España habría que poner francotiradores en las fronteras para evitar la llegada masiva de inmigrantes. Un exceso verbal que fue aprovechado al instante por los dirigentes de Podemos, que cargaron contra el nuevo experto socialista. Por cierto, que el debate en esta cuestión se ha enrarecido todavía más después de que el PSOE haya pactado con los sindicatos llevar al Congreso la iniciativa legislativa popular de las centrales, que piden una renta mínima de inserción de 425 euros.

Más allá de esta polémica, lo que realmente es importante en este momento es cuál es el programa económico de Díez, porque se supone que sobre ese armazón intelectual se construirá la ponencia que aprobará el PSOE en el Congreso. Luego habrá que ver si el nuevo secretario general, sea quien sea, mantiene al economista a su lado. En todas las entrevistas que le han hecho hasta el momento, le pregunta por su estrecha relación con Susana Díaz. Y en todas, el “economista observador” asegura que su trabajo no estará condicionado por esa “simpatía” que dice tener por la presidenta de la Junta y que también tiene una excelente relación con Patxi López.

En lo que hace referencia a sus propuestas, ya sean más cercanas a las que se incluyeron en el último programa del PSOE o difieran de lo que ahora defienden los socialistas, Díez no puede esconderse. Para bien o para mal, ha sido uno de los economistas más presentes en prensa, radio y televisión en los últimos años. Incluso ha publicado dos libros sobre economía que dan muchas pistas sobre cuáles pueden ser sus propuestas para el PSOE.

Díez es un socialdemócrata clásico y se sitúa a sí mismo a mitad de camino entre Mariano Rajoy y Podemos. Su discurso tiene elementos en común con el de los que llaman social-liberales franceses (más con Manuel Valls que con Emmanuel Macron): no reniega de la capacidad del sector privado para generar riqueza, defiende que subir de impuestos no tiene por qué ser una seña de identidad de la izquierda (“Si así fuera, Rajoy sería comunista”, afirmaba este lunes en Expansión) y habla de cambiar el modelo productivo a base de mejorar la competitividad de las empresas españolas. Eso sí, también asegura que el problema de las cuentas públicas está en el lado de los ingresos y no en el de los gastos, ataca al PP por la reforma laboral de Rajoy y propone acabar con el “dumping fiscal” que, en su opinión, realiza la Comunidad de Madrid.

Sí llama la atención su enfrentamiento con Podemos, un partido al que ha criticado con mucha más dureza que otros economistas cercanos al PSOE. A pesar de los pactos de los socialistas y la formación de Pablo Iglesias en numerosos ayuntamientos y comunidades autónomas, Díez siempre se ha mostrado muy alejado de las propuestas del partido morado. Son numerosas sus enganchadas en programas de televisión y redes sociales con sus dirigentes y simpatizantes. Y en su blog, en los últimos dos años, casi hay más entradas dedicadas a desmontar la poca consistencia de las promesas del programa de Podemos que las del Gobierno.

En este sentido, se hace difícil imaginar un acuerdo entre Podemos y un PSOE en el que Díez tenga el control económico. Hay dos apuntes relevantes que podrían tener también su relevancia policía en el futuro cercano. En primer lugar, no hay que olvidar que Susana Díaz (ya hemos dicho que el propio Díez admite su muy buena relación con ella) ya desechó la posibilidad de gobernar en Andalucía con la formación morada y prefirió a Ciudadanos. Eso sí, siempre y cuando la líder andaluza cumpla los pronósticos y se presente a la secretaría general del partido, algo que ya se ha valorado antes y que al final nunca se cumplió.

En segundo lugar, no está de más recordar lo que ocurrió entre PSOE y Podemos en las negociaciones que siguieron a las elecciones de diciembre de 2015 y junio de 2016. En aquel momento, el número 1 en economía de Pedro Sánchez era Jordi Sevilla, igual de crítico con los de Iglesias que Díez. De hecho, el líder de Podemos usó el trabajo de Sevilla para una consultora (aunque no se supiera su nombre) para atacarle en uno de los debates previos a las elecciones de diciembre. Probablemente no fue casualidad que a aquel equipo económico del PSOE le costara menos llegar a un pacto con Ciudadanos y Luis Garicano que con los de Iglesias.

En sus propias palabras

Las siguientes son las opiniones de Díez en algunas de las cuestiones más relevantes en el actual debate público sobre economía:

– Financiación autonómica, competencia fiscal e Impuesto de Patrimonio: “Hay que impedir el dumping fiscal de Madrid”

España ya tiene un impuesto sobre la riqueza, como pide Piketty. El problema es que ese impuesto está cedido a las CCAA y en Madrid, el PP con el apoyo parlamentario de Ciudadanos, ha decidido poner tipo cero condonando al 0,2% de madrileños más ricos unos 600 millones de euros. Es un problema para los madrileños que podríamos disponer de más recursos para reducir las listas de espera en la sanidad, para tener más recursos para investigación en nuestras universidades, para mejorar la red de metro y reducir la contaminación en el centro de Madrid, para erradicar la exclusión social, etcétera.

Pero es un problema para todos los españoles ya que muchas grandes fortunas cambian su residencia y vienen a Madrid para no pagar. Eso baja los ingresos de todo el sistema y daña nuestro estado del bienestar. Y lo hace la capital del estado donde trabajan 160.000 funcionarios de la administración central que pagan sus salarios todos los españoles y ellos pagan sus impuestos en Madrid. Hay que acordar una regulación que armonice el impuesto e impida el Dumping fiscal de Madrid. También hay que dar más capacidad a los ayuntamientos y CCAA para crear nuevos impuestos, sobre todo medioambientales, pero de nuevo con una regulación que armonice e impida los dumping fiscales dentro de nuestra querida España.

– Renta básica: “Imposible en España”

Díez le dedicó a este asunto un largo comentario en su blog, el pasado 8 de enero. En el mismo, asegura que aprobar este tipo de medidas no es posible en nuestro país, por el coste que tendría. Es más, apunta que una renta “equivalente” a la planteada en Finlandía “estaría próxima a los 300 euros y seguirías en la pobreza”:

En Finlandia no hay salario mínimo legal, pero el que pagan las empresas está próximo a 1.500 euros. Por lo tanto, con esta renta básica el estado protegería la exclusión social extrema pero los beneficiarios seguirían en la pobreza.

En esa misma entrada, alerta sobre el posible efecto llamada para la inmigración y apunta que tendría los mismos efectos que en el país nórdico, alentando a los partidos de extrema derecha:

Una renta básica en un solo país tendría un efecto llamada sobre la inmigración que forzaría al país a poner fuertes restricciones a la entrada de inmigrantes. En Finlandia hay un partido llamado Verdaderos Finlandeses contrario a la inmigración que subiría fuertemente en votos.

– Empleo: “Flexibles sin caer en la flexiprecariedad”

Todo el discurso de Díez gira en torno a la creación de empleo de calidad. Es algo lógico en un país con una tasa de paro todavía cercana al 19% y con una elevada tasa de temporalidad y trabajo a tiempo parcial. El “economista observador” critica la reforma laboral del Gobierno por haber empeorado esta situación (admite que ha creado empleo, pero de poca calidad). Lo que no está tan claro, al menos en sus últimas declaraciones públicas, es lo que propone a cambio. Por ejemplo, en una entrevista el viernes en El Diario, al ser preguntado por si volvería a la legislación laboral previas a las reformas de 2010-2012, con despido a 45 días, Díez contesta:

No volvería a ese modelo, pero sí al de ser flexibles sin caer en la flexiprecariedad. En Suecia el coste del despido es cero pero cuando la gente se queda en el desempleo tiene un colchón de seguridad. Tenemos que entrar en un nuevo modelo de mercado laboral. No nos gusta cómo está la formación de salarios ni la negociación colectiva. Tenemos que estar del lado de los trabajadores siempre. Buscaremos el pleno empleo, con una economía competitiva y buenos salarios.

No es muy concreto y lo que apunta lo aleja de las posiciones mantenidas por el PSOE en los últimos años. Por ejemplo, n esta otra columna en su blog, en enero de 2015, defiende un modelo de mercado laboral inspirado en los países nórdicos y reniega de soluciones que la izquierda española ha puesto sobre la mesa, como las 35 horas semanales francesas, por las consecuencias que tendrían sobre la competitividad de las empresas:

Si para salir de la crisis usamos modelos y propuestas que la evidencia empírica demuestra que han fracasado, como las 35 horas francesas, o los minijob alemanes, lo que haremos es agravar la crisis. Y el remedio será peor que la enfermedad (…) España no es un país rentable para hacer negocios, invertir y crear empleo suficiente para erradicar el paro, la pobreza y la precariedad en el empleo. Por lo tanto, un aumento de los costes laborales provocará más cierres de empresas, más desempleo, más pobreza y más desahucios. Además, subir un 12% el coste por hora trabajada sería equivalente a una apreciación del 12% contra nuestros socios de la Eurozona y eliminaría la mejora de competitividad que ha supuesto la apreciación del euro en 2014 contra el resto del mundo. Por lo tanto, provocaría una caída de nuestras exportaciones, déficit por cuenta corriente, más deuda externa y, lejos de resolver una crisis de deuda, la estaríamos agravando.

También en el artículo sobre Finlandia y la Renta Básica, Díez habla mucho de mercado laboral y vuelve a poner como referencia a los nórdicos. Eso sí, muchas de las medidas que parece defender están a años luz de las que su nuevo partido ha defendido en los últimos años:

Los empresarios finlandeses tienen más calidad y con contratos estables pueden pagar salarios más altos porque venden bienes y servicios de más calidad y con precios más elevados. Pero cuando les caen las ventas despiden trabajadores, como han hechos los sindicatos y todos los partidos políticos en España, incluida Izquierda Unida ahora en Podemos, cuando les han caído sus ingresos. Pero en Finlandia no hay costes de despido mientras en España las empresas tienen que pagar unos 30 días por año trabajado.

En Finlandia el Estado paga un subsidio de paro casi del 100% del sueldo los primeros seis meses, pero los parados van a la oficina de empleo donde se les asigna un tutor para ayudarles a conseguir un nuevo empleo. A los 6 meses el subsidio de paro baja drásticamente y el incentivo a encontrar empleo aumenta exponencialmente y muy rápido.

Es necesario cambiar la reforma laboral en lo concerniente a la negociación colectiva para que cuando las ventas y los beneficios caen, los salarios sean flexibles y cuando suben, también. Algo que ahora no está sucediendo.”.

Sin costes de despido, subsidio de paro que baja a partir de los seis meses si el desempleado no acepta una oferta, salarios más flexibles… ¿Es eso lo que propondrá el PSOE a partir de ahora? Sería un cambio sustancial.

– Impuestos y déficit: “El déficit estructural en España es un problema de ingresos, no de elevado gasto público”

Díez cree que España tiene un problema con sus cuentas públicas y es muy crítico con el Gobierno de Rajoy por haber incumplido de forma sistemática los objetivos de déficit. Por ejemplo, en mayo de 2015, describía así su ejecutoria presupuestaria:

Como los malos estudiantes, el único objetivo del Gobierno es conseguir el aprobado de Bruselas y hacen todo lo que sea necesario para que las cifras encajen. El escenario de ingresos para 2015 es pura ficción. La mala práctica presupuestaria de inflar artificialmente los ingresos que el gobierno ha practicado desde 2012 es parte de la causa de sus errores de previsión. Tienen suerte que en Bruselas están desbordados con Grecia. En condiciones normales, el gobierno español suspendería por hacer previsiones tan alejadas de la realidad.

En su opinión, esto es un problema de falta de ingresos y no de exceso de gasto. Eso sí, hay que decir que en sus manifestaciones públicas no pide subidas generalizadas de impuestos como otros economistas cercanos al PSOE o Podemos. De hecho, en la entrevista en Expansión del lunes pone un ejemplo significativo: “Si topamos los salarios, Messi y Cristiano se van a la liga inglesa. Queremos rentas altas que generen actividad y tengan impuestos razonables”. Incluso asegura que “siempre que se pueda” pedirá bajadas de impuestos, aunque ahora es “imposible”.

En esta línea, asegura en sus artículos que su objetivo es mejorar la competitividad y la productividad de las empresas españolas, para generar esos mayores ingresos a través de más actividad y de la subida de los sueldos. Apunta, eso sí, a reducir el número de bonificaciones en Sociedades o IRPF, reconsiderar el reparto de bienes en el IVA y replantear los impuestos especiales:

Los españoles somos de los países donde nos quejamos de pagar más impuestos y de los que más nos quejamos de la calidad de nuestros servicios públicos. El IVA en Finlandia es del 24% y el reducido para productos de primera necesidad es del 10%.

También para las pensiones ofrece una receta similar, más empleo, más inversión pública y más productividad:

Si se aprueba un gran plan de inversión pública europeo, con eurobonos, comprados por el BCE sin presionar al alza los tipos de interés, el empleo crecerá, los salarios crecerán, los ingresos públicos crecerán, se cerrará el agujero del sistema de pensiones público que ha provocado Rajoy y su desastrosa política económica, y el estado tendrá más dinero para gastar en sanidad, en educación y en ciencia e innovación.

Al mismo tiempo, Díez también se desmarca de su partido en lo que hace referencia a los objetivos de déficit y la gestión de las finanzas públicas. No es que sea un halcón de la austeridad (en realidad, critica a Alemania y a su Gobierno por haber impuesto el “austericidio”) pero al mismo tiempo defiende que los servicios públicos se sostienen sobre la solvencia del Estado:

Los finlandeses saben que para tener un estado de bienestar muy desarrollado, además de alta productividad, necesitan una gestión de las finanzas públicas prudentes y eficientes. Ellos tienen reglas de estabilidad presupuestaria como la que en España introdujimos en el 135 de la Constitución en 2011. Por esa razón, después de la peor crisis mundial en 80 años, su deuda pública es del 60% del PIB. En España con la deuda pública al 100% del PIB, la más alta desde 1909, y el mayor déficit público de Europa, los mismos que piden una renta básica piden aumentar el déficit y la deuda. Pero todo en la vida no puede ser.

La receta mágica: casi todas las recomendaciones de Díez comienzan con una propuesta de incremento del gasto en educación o I+D, junto a la apuesta por un nuevo modelo productivo. No es el único economista o político que lo dice. Luego, una vez en el poder, parece que no es tan sencillo conseguirlo. Además, mejorar la educación o tener más empresas tecnológicas es un objetivo loable, pero que apunta al medio plazo para empezar a dar resultados. El PSOE le ha pedido un programa para dentro de un par de meses. El economista observador tiene trabajo por delante.

Ayer tuve un sueño. Soñé en un gobierno que aumentaba nuestro gasto en educación, en ciencia y en I+D+i. Soñé en una España con mejores empresas en sectores de mayor contenido tecnológico que permitan, además de bajar la tasa de paro, pagar salarios más altos a sus trabajadores.

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