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El pirado de Blas Infante, el “padre de la patria andaluza”

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Por Javier Giral Palasí.

“A medida que las cruces y las campanas iban afeando las airosas torres de las mezquitas, la tierra de jardín se tornaba en yermo, y la cruz presidía la esterilidad de los campos, cerrados a los andaluces”

Hace unos años, el brillante político entonces del PP, Don Alejo Vidal-Quadras, pudo comprobar cómo toda la chusma política del régimen pseudodemocrático del 78 se le echaba encima por decir que Blas Infante era un “cretino integral”, individuos entre los que no faltaron los gerifaltes del PP como Arenas en Andalucía o Rajoy que se apresuró a disculparse por carta por las opiniones de su compañero Vidal-Quadras. Lo que sí he podido comprobar mil veces en el estado actual de las cosas es que el decir la verdad está retóricamente sobrevalorado, pues nunca parece ser algo apreciado ni conveniente.

Tal ha sido el éxito del régimen autonómico, que en la España actual han surgido agresivos y financiados nacionalistas hasta en Andalucía. Y cada 28 de febrero, esta comunidad rinde homenaje a la “patria andaluza” y al pirado Blas Infante como padre de esta entelequia. En el desastre en el tiempo que preparó la chapucera Transición que hizo el temerario presidente Suárez, el chambelán que acataba las directrices de otro “brillante hombre de estado” como Juan Carlos de Borbón, fue quien tras dar café autonómico a los cuatro nacionalistas vascos y catalanes, que tan tranquilamente habían medrado en el franquismo, se apresuró a aumentar el disparate del Estado autonómico con Andalucía en 1980. Y quién mejor entonces para la nueva nación andaluza, dentro de la indivisible nación española pero a la vez nación de nacionalidades según la disparatada Constitución de 1978, que un mártir como Blas Infante, fusilado por falangistas en agosto de 1936, hecho que ya de por sí le daba un marchamo de progresista, dentro de la escala de valores de la estupidez general que nos rodea.

En la España agonizante de “éxito autonómico” los disparates se suceden por doquier, y vemos como en Andalucía la izquierda en forma de sindicalistas se manifiesta sólo con sus banderas andaluzas, pero con ninguna española, y el comunista y sindicalista alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo, manifiesta que Andalucía existía antes que el reino de España, idea que enlaza a Andalucía con el Al-andalus musulmán de la Edad Media, tal y como predicaba el trastornado de Blas Infante.

El primer error entonces sería llamar a Blas Infante por ese nombre, puesto que este personaje al que en vida no se le prestó mayor atención y que tras presentarse en diferentes ocasiones a las elecciones no obtuvo votos suficientes para ser elegido durante la II República, fue un personaje que en su momento se cambió el nombre de Blas por “Ahmad Infante” tras convertirse al islam en 1924 en un viaje a Marruecos y en presencia de testigos marroquíes, algo que se trata de ocultar inútilmente, puesto que el sujeto aparte de llegar a vestirse como un beduino se obsesionó con arabizar todo lo que tocaba, por ejemplo decía que el alfabeto “castellano” era inadecuado para el andaluz y habría que sustituirlo por el alfabeto árabe, pues lo propio de Andalucía, según aquel orate, era la cultura árabe, o detalles como que se construyó una casa en Coria y la llamó en árabe como Dar al-Faraho “Casa de la Alegría”.

Lo que representa el mayor insulto al españolísimo y católico pueblo de Andalucía, puesto que mal que le pesase al enajenado de Blas Infante, los andaluces no descienden de los musulmanes de Al-andalus sino de las oleadas de repobladores castellanos venidos durante los diferentes episodios de la Reconquista a lo largo de siglos, en un proceso en el que los musulmanes eran barridos paulatinamente hacia el sur hasta que fueron definitivamente expulsados de la Península ibérica en 1492, un acto que se reanudó a principios del siglo XVII con la expulsión de la quinta columna que representaban los moriscos, que conspiraban con el Imperio Turco contra la España cristiana, y que eran unas gentes que fingían haberse convertido al cristianismo pero que en realidad ni siquiera trataron de aprender otro idioma que el árabe. Las modernas pruebas genéticas lo que demuestran es que es mínimo el aporte magrebí a la población española, como la andaluza, pues hasta el 90% de los niños españoles son rubios antes de los 3 y 4 años.   Algo que no nos debe extrañar si obviamos el mito “gili-progre” de las tres culturas y entendemos que en el Al-andalus musulmán los cristianos vivían como ciudadanos de tercera clase en apartheid, sometidos al yugo musulmán y a la prohibición de contraer matrimonio con musulmanes.

Otro error recurrente es olvidar que España ya existía antes de la invasión musulmana del año 711, pues la España ya era un reino unitario y católico, con capital en Toledo y que heredaba el sustrato cultural de la Hispania romana, algo que ya vimos con más detalle anteriormente. Por tanto España es anterior no sólo al Al-andalus musulmán, sino a la división en reinos cristianos durante la Reconquista, y anterior también y obviamente a las comunidades autónomas e incluso al reino catalán que nunca existió. El sueño medieval de reconstruir el católico reino de España perdido tras la invasión musulmana se termina de materializar con los Reyes Católicos, pero España ya había dejado su huella previamente en la historia, algo que la nobleza cristiana medieval no olvidó.

Siguiendo con los disparates de Blas, alias “Ahmad Infante”, esta “patria andaluza” que tomó forma de comunidad autónoma adoptó la bandera que a este botarate se le ocurrió en otro delirio, es decir, una con color verde omeya, color verde del islam y también con el blanco del Magreb de los almohades. Es decir, otro insulto a los católicos y españoles andaluces, cuyos antepasados tuvieron que luchar durante siglos para expulsar a sus invasores, para ahora imponerles como bandera los colores de la represión y la humillación islámica.

Otro conjunto de estupideces de Blas Infante lo podemos encontrar en un manifiesto de 1919 donde afirmaba que había que destruir a España para construir la patria andaluza, muy en la línea de otros orates de la época como Sabino Arana. Dice así:

“Sentimos llegar la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España. Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros. Avergoncémonos de haberlo sufrido y condenémoslo al desprecio. Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad que dicen nacional”.

Y para terminar les dejo otro párrafo de Blas Infante, en el que podemos apreciar la mayor sarta de sandeces de un teórico ciudadano español en alabanza de la invasión musulmana, de un trastornado pero al que ahora dedican estatuas y calles en toda Andalucía sin que siquiera se pueda opinar de forma contraria:

“Legiones raudas y generosas corren el litoral africano predicando la unidad de Dios. El ‘arroyo grande’, que dijo Abu-Bekr, las separa de Andalucía. Ésta les llama. Ellos recelan. Vienen: reconocen la tierra y encuentran un pueblo culto atropellado, ansioso de liberación. Acude entonces Tarik (¡14.000 hombres solamente!). Pero Andalucía se levanta en su favor. Antes de un año, con el solo refuerzo de Muza (20.000 hombres), puede llegar a operarse por esta causa la conquista de España. Concluye el régimen feudalista germano. Hay libertad cultural. Andalucía entera aprende el árabe, y dice que se convierte. Poco después, Andalucía, ¡Andalucía libre y hegemónica del resto peninsular! ¡Lámpara única encendida en la noche del Medievo, al decir de la lejana poetisa sajona Howsrita! Europa germánica es un anfictionado, bárbaro, inspirado por el Pontífice de Roma. ‘Nadie, ni aun los nobles, exceptuando al clero, sabía leer ni escribir. En Andalucía todo el mundo sabía’. No hay manifestación alguna cultural, que en Andalucía libre o musulmana, no llegase a alcanzar una expresión suprema”.

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2 COMENTARIOS

  1. Para que hablar de las chifladuras de este «chalao remendao»; pero qué decir de aquellos tipos de la tan bobaliconamente alabada Transición, los Felipe González, los Guerra, los Escuredo, los Rodríguez de la Borbolla, etc., etc., que lo elevaron a «padre de la patria andaluza». ¿Cómo calificarlos? ¿De qué calificarlos: de cafres, de listillos aprovechados, de oportunistas, de amparadores de patrañas…, de traidores? Después llegaron, nada más y nada menos, que a gobernantes de la nación a la que aquel su mentecato padre de su patria andaluza había deshonrado. Y ahí los tenemos aún en su «no enmendalla y sostenella», celebrando un efeméride en la que el tal botarate y orate sigue siendo «padre», ¿putativo?

  2. Recordar que durante la republica, desde Sevilla intentaban crear la actual Andalucía, que en realidad es históricamente la mitad de lo que hoy ocupa el cacicato Sevillano, contra lo cual se sublevaron las diputaciones de Granada, Almeria y Jaén, además de Huelva. Y que con el actual régimen Almería y Jaén votaron NO a la autonomia.

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