Por Carlos Cervera López para elmunicipio.es
El nueve de febrero de 1934 fue asesinado Matías Montero, estudiante falangista, mientras vendía en la calle el periódico falangista F.E. Este asesinato fue ejecutado por pistoleros de las juventudes socialistas que no buscaban otra cosa que fomentar el odio hacia quienes no compartían la política surgida de los que fatalmente fue conocido como “Frente Popular”. Un modo de actuación el del pistolerismo al más puro estilo de la mafia y que costó la vida de muchas personas durante la segunda república. A los falangistas bien es sabido que les costó asumir ese modo de acción sino querían seguir reduciendo su número de camaradas, que poco a poco iba cayendo en las revueltas en las que se iban encontrando mientras iban vendiendo el periódico de la organización o incluso yendo a sus casas tranquilamente.
La presión estaba a la orden del día en aquellos años previos a la guerra civil. Una presión que por desgracia a día de hoy, todavía seguimos los falangistas, encontrando en nuestra vida cotidiana. Una presión que no viene acompañada de un revolver pero si de prohibiciones e incluso de agresiones verbales o en ocasiones hasta físicas. El odio hacia nuestra forma de entender lo que nosotros buscamos para conseguir una España mejor, lejos de lo que algunos puedan y lleguen a decir sobre nosotros, embustes que ya desde hace ochenta años seguían en las bocas de aquellos que hablaban de libertad y de democracia y resulta que esta solo era bien recibida si salía de sus centros políticos.
Nosotros los falangistas en este año 2017 seguiremos luchando por una España más justa, por una España en la que el trabajador no tenga miedo de encontrarse vendido a este sistema injusto, un sistema que es creado por sus mismos “líderes” que lo único que siguen haciendo es llenar sus mítines de discursos plagados de odio y de demagogia. Hechos, pocos, pero demagogia mucha. Los falangistas por mucho que les pese a estos politicastros, seguiremos dando a conocer a los ciudadanos lo que es un verdadero cambio en el que ellos participen a través de la familia y de los centros de trabajo, eso que muchos durante décadas han intentando callar por miedo, por miedo a que se sepa que nosotros somos ese cambio al que España lleva aspirando desde hace siglos. Un día de homenaje, 364 días de lucha. Matías Montero es y será nuestro referente. Aquel joven que cayó por defender la dignidad del hombre, por defender la Patria libre.
