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Con respeto a José Utrera Molina: Un Franquista con alma pura de azul

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José Utrera molina
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José Utrera Molina: Un Franquista con alma pura de azul

Por Eduardo López Pascual para el municipio.es

Yo no soy franquista porque soy falangista, pero no caeré nunca en el odioso termino del antifranquismo. No me considero un activista antifranquista, porque quiero ser honesto políticamente, pero jamás he negado mi oposición a ese régimen aunque haya estado dentro de él, intentando cumplir mis principios nacional sindicalista de la falange. Desde hace más de cuarenta años he luchado por separar al franquismo de lo que significa, para mí, el ideal joseantoniano, por más que lo intentara por años desde las mismas instituciones que el franquismo dejaba y sin presumir de persecucioines que no tuve. No soy franquista por convicción, y sin embargo tengo una especial y respetuosa memoria con quienes, como yo mismo en otros tiempos, creyeron que había una oportunidad para llevar a cabo aquellas exigencias de patria, pan y justicia, de nuestros gritos de rigor.

Por eso no me duelen prendas sino al contrario, me parece muy justo, el recordar aquí y ahora, a quienes con indiscutible lealtad a la filosofía falangista, trabajaron con fe y con ardor en el complejo contradictorio establecimiento franquista, por realizar cuanto pudieran por los ideales falangistas. Y hubieron hombres y mujeres, que vestidos de azul, entre los fantasmones y totalitarios de Franco, dieron lo mejor de sus vidas en esa ilusión colectiva que supuso para muchos la revolución falangista. Y como representante de esa nómina de falangistas- diría que ejemplares-, a pesar de esa querencia caudillistas, aparece un hombre que yo, personalmente, califico de héroe civil, de verdadero falangista quien, contra viento y marea capitalista y liberalista, supo comportarse como un defensor permanente de los valores que ofrecía lo mejor de la Falange.

Hablo de José Utrera Molina, ministro falangista en el régimen de Franco, -rara avis-, pero actor y protagonista de una auténtica labor azul, en todos los terrenos políticos, social y cultural, como corresponde a un seguidor y admirador de José Antonio Primo de Rivera. Su origen, del Frente de Juventudes, su extracción social.- que le hacía ser cercano, próximo, igual a los españolitos de a pie-, su formación humanista y cristiana, su sentido de la solidaridad, su camaradería, no hacía sino aumentar su condición de buena persona, y un compromiso con los humildes –todos recodaremos su actitud ante las inundaciones en Sevilla- y su decidido empeño en dar vivienda a los damnificados como gesto vivo de su nacional sindicalismo.

Es cierto que guardaba una fidelidad a Franco y a su régimen, pero creo que lo utilizaba para sacar el mayor provecho para la siempre revolución pendiente. Es verdad que permaneció dentro de aquella atípica dictadura, y sin embargo jamás abjuró de sus ideales más azules. Pero seguro que su vida sería una paradoja de tratar con un general y procurar practicar el mejor falangismo, como también le ocurriera a muchos azules, cogidos entre una colaboración a regañadientes para salvar lo posible del mensaje azul, o abandonar cualquier ápice de azulear España, perdidos en la inoperancia y en el silencio. Fueron años muy difíciles. Pero su paso por Gobiernos civiles, su presencia en la OIT o su acción como Ministro, dan prueba de su talante y de su inteligencia.

Por eso, yo no quiero sino en este momento, echar una lanza a favor y honor de un hombre como José Utrera Molina, que quiso caminar durante toda su vida política y social, por sendas de hermandad, de convivencia, de recuperación. Algunos le criticarán por su posición en un régimen que no era el nuestro, ni el suyo, pero la historia lo juzgará como un hombre que fue siempre fiel a sus principios más radicales: España, la justicia y la convivencia. Yo le tengo un respeto enorme. Es posible -y me adelanto a los inquisidores-, que alguien diga, con algo de razón, que yo no podría escribir de otra manera puesto que también fui parte de ese régimen, (aunque nunca ocupe cargos remunerados), y es verdad, pero reaccioné a tiempo y desde hace cuarenta años, me tengo solo por falangista. Otros, como mi querido camarada fallecido, creyeron hacer Falange desde otras estancias. Fue su decisión.

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