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Muere Adrián, el niño insultado porque quería ser torero

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Adrián, el niño que quería ser torero, afectado por sarcoma de Ewing, ha muerto este sábado por la tarde. Desde las últimas semanas su estado de salud había empeorado considerablemente, los médicos le suministraban morfina y estaba en casa. Tenía ocho años.


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El Español / Su padre, Eduardo Hinojosa, ha confirmado el fallecimiento a EL ESPAÑOL. «Ha ocurrido esta tarde», ha explicado. «Estamos destrozados. Al menos él ya ha dejado de sufrir».

Adrián cometió el error de querer ser torero. La afición a los toros dio visibilidad a su lucha. La tauromaquia se volcó con él, primero para ayudar a superar su enfermedad y después cuando sólo había que mandarle fuerza. Desde las redes sociales, sin embargo, llegaron los peores deseos. Los antitaurinos le desearon no curarse. «Adrián, no te vas a curar», soltó alguien como un escupitajo.

Eso ocurrió hace seis meses y Adrián no se enteró de nada. «Se siente mucha rabia, impotencia. No entiendo cómo puede alguien pensar esas cosas», se palpaba el padre la angustia. «Él no se entera de los insultos», dijo en aquella ocasión Eduardo, ahora destrozado, aunque con el mismo tono de voz. La entereza terrible de quien ya se ha asomado a la oscuridad. Aquel 8 de octubre fue el día Adrián. En Valencia se organizó un festival que recaudó dinero para su causa. Él era el protagonista , los toreros se volcaron, abrió el paseíllo, hubo brindis, vueltas al ruedo y salió a hombros izado por Ginés Marín y los abrazos de toda la afición. Los insultos ya sólo silbaban.

De aquella lamentable vorágine dos personas fueron detenidas por escribir comentarios injuriosos contra un menor. Escoció que mientras unos hurgaban en sus entrañas, otros le ofrecieran una sonrisa. El festival benéfico cumplió con su objetivo, hacer feliz a un chaval en los últimos meses de su vida. Entonces, todavía quedaba esperanza. En ese instante «la encendida polémica» estaba en si una persona «que apoya los toros» independientemente de la edad, tenía o no el mismo derecho a vivir. Así de alta ha llegado la gilipollez. «Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar a herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir», apuntó en Facebook un ser podrido.

Entonces, el padre de Adrián, Eduardo Hinojosa, aseguró que la familia y la Fundación Toro de Lidia emprenderían «todas las medidas legales necesarias y posibles» para denunciar los comentarios ofensivos vertidos en Twitter contra el pequeño.

A Adrián, en un vídeo grabado cuando empezó a construirse el festival, se le puede ver en la habitación del hospital toreando al aire. Los pitones los tiene dentro. Qué importa. Las vías, por fuera, el gotero y el pijama aséptico, envuelto en tan poco hogar, como muleta, montera y alamares. Esquivaba embestidas imaginarias y templaba arreones de verdad en las entrañas. “Por supuesto que se va a curar. El día de mañana veremos esto como una anécdota. No pensamos en otra cosa. Adrián se va a curar”. Descanse en paz.

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2 COMENTARIOS

  1. Este niño ha sido el espejo donde una parte de los individuos que forman esta sociedad han mostrado que no tienen sentimientos humanos. Tienen sentimientos animales. Si, sentimientos de animales feroces. Desear la muerte de este pequeño por manifestar su deseo de ser torrero y defender la vida de un toro, en definitiva un animal, muestra la degeneración, tanto en el aspecto racional como en el anímico, de una parte de la especie humana. Ya lo dijo el otro: «el hombre es un lobo para el hombre». Habrá que matizar a Hobbes: unos sí y otros no.

  2. Yo también pongo un matiz: no todos los individuos que forman la especie humana son rufianes. Es decir, ni despreciables ni matones.

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