Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
No se trata, quede claro, de copiar el programa político del PSOE, o sus estrategias electorales, ni mucho menos parte de su ideología que ni es la nuestra ni queremos incorporarla para desvirtuar nuestra propia filosofía; es más que eso, porque es simplemente ni más ni menos, que aplicar el sentido común y la capacidad de supervivencia que viene demostrando el partido socialista español, ante el abismo que se le presenta en esta primarias para elegir secretario general y rumbo a seguir, pero desde unas maneras civilizadas, correctas y democráticas, donde a pesar de las palabras y mensajes verdaderamente fuertes, a veces rozando la ofensa, o el desprecio personal, siempre ha discurrido por caminos de respeto institucional y con la sensación general de no provocar una ruptura de partido que a nadie beneficiaria, por su puesto a la política en general, pero tampoco al histórico PSOE.
Es verdad que para algunos, parecía una ocasión de profundizar en las desavenencias, normales en un partido con cerca de 200.000 afiliados, pero esto de ninguna forma ayuda a fortalecer, por ejemplo, a nuestra propia situación. Me refiero claro está a los falangistas, que viven desde hace décadas una larga y perversa confrontación. A diferencia de ellos, los falangistas carecen, o carecemos, de la serenidad, la experiencia y la responsabilidad para abordar sin temores absurdos, no quiero dar calificación en este sentido, las diferencias que se puedan tener, aunque debo de afirmar -con pesar-, que entre nosotros las diferencias son de mucho más calado que entre los socialistas de hoy.
Ideas sobre democracia, representatividad, historia (Franco, Régimen), Europa, Inmigración, etc, son demasiado evidentes para pensar que nos encontramos ante unas ligeras o leves discrepancias. Pero si amamos a este partido, de controvertida pero gloriosa vivencia, si nos consideramos herederos de un mensaje de unidad y solidaridad nacional, si fuéramos los suficientemente inteligentes de entender el espíritu abierto de los fundadores, desechando viejas fronteras, tal vez todavía podamos recuperar bastante de nuestra historia.
Los socialistas dan un ejemplo acudiendo prácticamente en masa, más de un setenta por ciento, acudieron a las votaciones para elegir a su Secretario General, sin un solo incidente a reseñar, sin una mala palabra vomitiva, sin un amago de “te vas a enterar”, o en absoluto amenazar con la rotura y la secesión. No ha actuado así desde el inicio de la Transición, y no iba a ser ahora el momento en que el PSOE, pasa por una crisis de identidad con peligro de desaparecer. Ellos hablan de estar más o menos en la izquierda, pero en la izquierda. Se discute si más Europa o menos, pero en Europa; se debate en si más intervención o menos, pero dentro de la globalización; si más fronteras o poca, pero respetando el acuerdo Schengen..
Todo a través de intensos diálogos, haciendo pedagogía en sus Casas del Pueblo, en sus mitines e sus intervenciones en los Medios, ¿Y nosotros? ¿Sabemos hacer lo mismo? -Me temo que no, y eso me da envidia sana. Mientras que no sepamos comportarnos como ciudadanos demócratas, si no obramos con generosidad y respeto entre nosotros, mal nos vendrán dadas las ilusiones por un futuro mejor del que por desgracia, ahora tenemos.
