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El Presidente de Centro y Progreso, Luis Alvero Lozano, habla sobre Cataluña

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Luis Alvero de Centro y Progreso
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Por Luis Alvero Lozano para elmunicipio.es 

Presidente y candidato nacional de Centro y Progreso

En primer lugar, dar las gracias al director de este reputado diario por haberme sugerido que exprese mi opinión acerca del “problema de Cataluña” y las soluciones del partido político, de ámbito nacional, que presido.

Soy catalán y español y aunque siempre estuve y estoy al lado de las causas más dispares que requieren justicia no puedo apoyar de ninguna manera las proclamas nacionalistas porque el lugar de Cataluña es España y ese es también mi lugar.

Mi opinión es que el problema de Cataluña viene de lejos, desde principios del siglo XX, por el afán independentista de un sector minoritario de la población catalana que presumía que Cataluña había sido un Reino y por lo tanto debía ser una nación soberana, aunque eso era el telón con el que escondían sus verdaderas intenciones. A este respecto matizar que Cataluña nunca fue un reino y ya formó parte del territorio de “Hispania” desde la época de la presencia romana en la Península, y finalmente fue un Condado dependiente de la Corona de Aragón hasta la unión de los Reinos por los Reyes Católicos. Actualmente es una Autonomía con competencias similares a un estado federal, y una de las más privilegiadas con respecto al resto de las autonomías que conforman nuestro país.

El supuesto “Reino Catalán o nación catalana” sólo es una de las muchas falacias de los independentistas, en su tozudo empeño de crear una utópica – y digo utópica, porque sin España se vería abocada al desastre- “República Catalana”, junto con otras falsedades como que los males que tiene Cataluña vienen de España, como nación “invasora, expoliadora y represiva”.

El problema catalán es la educación y el adoctrinamiento, desde el traspaso de competencias en el área de educación, en la época de Pujol, la inmersión lingüística y como consecuencia los 40 años de adoctrinamiento ideológico, que se traducen en la falta de información y de unos hechos veraces, la manipulación de la historia, y el fomento del desprecio, el odio y la desafección hacia el conjunto de la Nación.

El problema catalán es el que nos cuentan los nacionalistas, que son una minoría, con una ideología reaccionaria y antigualitaria, de limitación de derechos y libertades, el desprecio a la ley y la utilización de “el miedo” para representar a una mayoría no nacionalista. La provocación para generar conflicto, sin importarles la legalidad ni la seguridad pública;

A los independentistas sólo les importa su delirante carrera hacia el abismo en su ataque a la soberanía española. La indigna e inmoral utilización de niños para su propaganda; la apelación a los ciudadanos catalanes a hacer listas negras con los vecinos que se nieguen a votar parece que trata de imponer la delación como una práctica que recuerda las estrategias del nazismo.

El problema catalán, para resumir, es de unos pocos que quieren abocar a la mayoría a una fractura social y a un desastre económico y financiero. La secesión conllevaría al desastre económico en la región y también perjudicaría al resto de España y derivaría en un «empobrecimiento brutal» de la población catalana. Sin abundar en que Cataluña quedaría fuera de la UE y de otros organismos internacionales, lo que empeoraría aún más su situación y también daría lugar a que el terrorismo islámico tuviera más facilidades para actuar, entre otros factores.

Por ello, no conviene llevarse a engaño. El Estado tendrá que impedir el golpe diseñado por la Generalitat, para preservar nuestra unidad territorial y soberanía, pero también para impedir que Cataluña caiga en un abismo de impredecibles consecuencias que igualmente afectaría a España, no sólo a nivel económico y social, sino también de Defensa común ante los innumerables desafíos de esta época convulsa en que vivimos. Es conveniente recordar que “la unión hace la fuerza”.

Por otra parte, otras comunidades autónomas se sienten discriminadas con respecto al País Vasco o Cataluña, en cuanto a cuotas de participación y competencias y a que el desafío independentista genera malestar porque está comprometiendo la economía y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, y que los grandes retos actuales, entre otros muchos, son la emergencia social y la emergencia territorial, Centro y Progreso, propone, en este caso concreto para el problema catalán y para las demás comunidades autónomas lo siguiente:

Centro y Progreso - Luis Alvero

1.- Se impida el referéndum ilegal, sin utilizar el uso de la fuerza y si ésta fuera necesaria, con la debida proporcionalidad y únicamente en caso de graves conflictos entre la población o caso de emergencia.

2.- Somos partidarios de que tras el 1-0, todos los partidos políticos nacionales y autonómicos, incluidos los nacionalistas, deberán establecer un diálogo fluido y democrático que evite la confrontación y se establezcan las negociaciones necesarias para resolver estos retos.

3- Defendemos la unidad de España, la garantía del respeto al idioma español en todas las comunidades, junto con el resto de lenguas cooficiales, tanto a nivel de enseñanza como de presencia en las administraciones públicas y en el espacio privado.

Defendemos que la soberanía reside en el pueblo español y todo el conjunto del estado tiene derecho a decidir su futuro, si fuera necesario, en un referéndum democrático que respete la Constitución.

Y finalmente, en cuanto a la igualdad entre los ciudadanos y las comunidades autónomas, nuestra propuesta es de que

el estado debe impulsar y favorecer, a través de la gestión del poder ejecutivo y judicial, la igualdad de competencias y de recursos de todas las Comunidades Autónomas que conforman nuestra nación, respetando su diversidad, revisando o reformando las normas existentes o promulgando las leyes oportunas a tal fin.

No es justo para los ciudadanos ni para las Comunidades Autónomas que existan diferencias ni favoritismos o preferencias de ninguna clase, pues la Constitución ampara a todos por igual, tanto en derechos como en deberes.

Por Luis Alvero Lozano  

Presidente y candidato nacional de Centro y Progreso

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