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Aún hay esperanza

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Rafael-López-Diéguez-AES
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Está en marcha un proyecto que conllevará esfuerzo y sacrificio; que será objeto de ataques.

Salvo honrosas excepciones, los medios han silenciado un hecho relevante sobre un testimonio muy esperanzador para todos los que defendemos la vida desde su concepción hasta la muerte natural y rechazamos cualquier subterfugio legal que enmascare o edulcore el crimen del aborto.

La semana pasada la ministra irlandesa para las Relaciones con la UE junto con seis diputados decidieron dimitir de sus cargos y apartarse de sus responsabilidades de Gobierno y políticas una vez que su partido, de centro derecha como el PP, decidió legalizar el aborto en un solo supuesto. Enhorabuena señora Lucinda Creighton y diputados, su ejemplo, valentía y coherencia les honran y les hace merecedores de nuestro aplauso, reconocimiento y agradecimiento. Es esperanzador también saber que en Europa no están solos, contamos con otros testimonios, el gran duque de Luxemburgo, el de Liechtenstein. También Malta, Andorra y Hungría, con un presidente a su cabeza que ha demostrado, como ningún otro, patriotismo y compromiso con la vida.

En nuestra patria tenemos ministros y diputados de misa diaria o al menos dominical que son incapaces, parapetados en la perversa teoría del mal menor y en el buen consejo de algún director espiritual, de dar testimonio como sus homólogos irlandeses, que muy probablemente, como dice alguien que conozco bien, conseguirán la gracia del martirio en la tierra y del escaño en el cielo.

Quizás un día nuestros ministros y diputados terminen por comprender que si su testimonio fuera como el de Lucinda se podrían sumar a esos casi 700 mártires que serán beatificados en breve por haber muerto asesinados (que no de infarto o pulmonía) por amor a Cristo. Ni uno de ellos apostató ante el martirio y, a cambio, el premio que reciben de los tibios es tratarlos de “testigos del siglo XX”, que no de mártires de Cristo durante la Guerra Civil española. Tranquilos queridos compatriotas no os pedimos el cruento martirio de la muerte, sino solo un mísero escaño, un testimonio, os pedimos con Juan Pablo II que os convirtáis en “mártires de la coherencia”.

Esperanza porque, me consta, está en marcha un proyecto que conllevará esfuerzo y sacrificio; que será objeto de ataques furibundos y probablemente no contará con el apoyo de institución alguna. Se defenderá la vida, la familia, el derecho de los padres a educar a sus hijos, las raíces cristianas de España, la búsqueda de su bien común mediante la recuperación de soberanía frente a Europa, la justicia social y el fin de la actual degradación moral encarnada en la corrupción. Espero que la generosidad de todos ayude a llevar a buen puerto esta iniciativa, de forma tal que, las próximas elecciones europeas sean un punto de inflexión en España. Dios lo quiera. 

Rafael López-Diéguez en Intereconomía

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