El barrio de los Canónigos, una zona despoblada y olvidada durante años en el corazón del casco histórico de Toledo, ha despertado el interés de las instituciones de la ciudad, que quieren revitalizarlo a través un ambicioso proyecto basado en el arte y la cultura, el barrio de los artistas.
La zona, ubicada entre la parte trasera de la Catedral de Toledo y el barrio de la Cornisa, es un mapa de callejuelas en cuesta y viviendas heterodoxas, en sus orígenes vinculadas a la Iglesia, pero que hoy están casi vacías, y por el lugar sólo circulan sus escasos vecinos o algún turista despistado.
El plan para revitalizar el barrio, ideado por el Consorcio de Toledo, incluye alquileres casi gratuitos para los artesanos, el desarrollo de viviendas bioclimáticas y citas mensuales de mercadillos de segunda mano, productos ecológicos y arte, según explica a Efe el arquitecto que capitanea el proyecto, Jesús Corroto.
Hasta el momento, los propietarios de cuatro viviendas deshabitadas del callejón del Vicario, uno de ellos la Iglesia, se han comprometido a ceder sus edificios vacíos durante cinco años para que los artesanos puedan asentar sus talleres, y estos, a cambio, sólo pagarán teléfono, luz, agua y una pequeña renta.
La idea es que el Consorcio rehabilite estas viviendas, ahora descuidadas por sus dueños, en algunos casos por la falta de recursos económicos, para que renazcan convertidas en talleres para unos veinte artistas: plateros, alfareros, esparteros, guarnicioneros, informáticos o creativos.
«Sería apoyar realmente al joven que quiere emprender una aventura e iniciar el camino laboral del autoempleo», afirma Corroto, quien añade que en la primera reunión, celebrada este mes de agosto para dar a conocer el proyecto, han acudido más de cuarenta artesanos, informados a través de las redes sociales en internet.
De las cuatro viviendas, tres estarán ocupadas por artesanos y artistas, mientras que la otra, frente a la puerta Llana de la Catedral de Toledo, se concibe como un centro de coordinación, el lugar neurálgico de la actividad económica y laboral del barrio, cuyo conjunto será cubierto por una piel generada por los materiales utilizados en los oficios seleccionados y tendrá una pequeña plaza.
El proyecto para el barrio también incluye la celebración de mercadillos una vez al mes, donde quienes se acerquen podrán comprar la bicicleta que alguien ya no usa, vender las lechugas ecológicas que ha cultivado o exponer las obras de arte que ha creado.
Corroto esboza cómo puede ser esa cita y dice que imagina «fachadas con todos los cuadros de artistas apoyados, pinturas de diferentes formatos y colores» acompañados de «‘performances’ en unas plazas y titiriteros en otras», como ocurre en Berlín o en Londres.
Lejos de que el proyecto para el barrio pueda quedarse en una fantasía, el arquitecto asegura que el convenio con las viviendas está «prácticamente cerrado», a finales de 2013 se abrirá de manera pública la posibilidad de que los artesanos accedan a ocupar los talleres y en 2014 «será una realidad».
La fecha coincidirá previsiblemente con la apertura en el antiguo Colegio Infantes del futuro Museo de los Tapices de La Catedral, que se unirá también al hallazgo de los baños árabes del Cenizal, ambos ubicados en la periferia de la zona.
La recuperación del barrio se acompañará del tratamiento bioclimático del conjunto, algo que ya han iniciado y que consiste en aprovechar adecuadamente la ventilación natural frente a los actuales patios interiores blindados, con puertas ciegas, que provocan sobrecalentamiento en las plantas altas y humedades.
Todas estas actuaciones, con el objetivo de conseguir revitalizar el barrio donde en el siglo XIV el Arcipreste de Hita, preso en la Cárcel del Arzobispado -en la casa número 3 del callejón del Vicario-, escribió «El Libro de Buen Amor» o donde durante años han vivido los miembros del famoso grupo de música «indie-pop» toledano The Sunday Drivers.
El Confidencial