Plataforma 2003: Ideario Joseantoniano para el siglo XXI
La plataforma 2003 propone que los 22 “punto iniciales” para el ideario Joseantoniano para el siglo XXI sean los siguientes:
I. Hombre: Creemos en el Hombre, cuya alma inmortal, es creada, -una a una-, por Dios a su imagen y semejanza. Su dignidad, su integridad y su libertad son nuestros valores eternos e intangibles, base y fundamento de todo orden nuevo. Todo con y desde, por y para el Hombre. Y sobre el Hombre, sólo la Patria y Dios.
II. Familia: Creemos en la Familia, unidad básica de la convivencia social. Su máxima protección es el primer deber del Estado. Y con la Familia, creemos en el derecho absoluto a la vida (somos contrarios al aborto criminal) y en el derecho a una decorosa muerte (prohibición de la eutanasia).
III. Municipio: Creemos en el Municipio, unidad fundamental de la convivencia territorial y en la necesidad del total respeto a su autonomía. El Municipio es la base de la vertebración de la Patria, ascendiendo, a través de él, a la Comarca y a la Provincia hasta la Región y el Estado. Aspiramos a la reconstrucción de los patrimonios comunales de nuestros pueblos.
IV. Empresa: Creemos en la Empresa, unidad de la convivencia laboral, en la que el hombre debe poder ejercer su profesión en las tareas de su trabajo, al servicio de su vocación. Aspiramos a su reforma hasta lograr para todos una Empresa con responsabilidad social y con rostro humano. El Estado debe garantizar el derecho de todos al trabajo, que es el mejor título de dignidad civil, y fomentar el progreso de la participación de los trabajadores en la gestión y propiedad de la empresa.
V. España: Creemos en la suprema realidad de España, existente por sí misma, plural, una e indivisible. Patria común de todos los españoles. Fortalecerla, elevarla, y engrandecerla, es nuestra apremiante tarea colectiva. Todo separatismo es un crimen y, como tal, debe ser combatido y erradicado. Exigimos el máximo respeto para todos los símbolos de España como nación. La unidad de las tierras de España es sagrada.
VI. Estado: Creemos que el Estado, -siempre eficaz, eficiente y efectivo-, debe estar al servicio de la suprema realidad de la Patria, única y soberana, y jamás debe ser sometido al interés particular de una región, de una clase o de un partido. Aspiramos a que el título VIII de la actual Constitución sea eliminado y, con él, el Estado de las autonomías y de las nacionalidades. El Estado Español ha de recuperar su gestión unitaria en todo el territorio nacional, al servicio de todos los españoles, sin excepción alguna, de los sistemas de salud, educación y orden público. También, recabamos para el Estado español el ejercicio, en exclusiva, de toda la acción española en el exterior. Todo ello sin perjuicio del reconocimiento de las peculiaridades regionales y de la necesaria descentralización administrativa, nunca política ni legislativa.
VII. Corrupción: Creemos que la vergonzosa actual situación de corrupción generalizada debe ser inmediatamente erradicada. Todas las subvenciones, directas o indirectas, a partidos políticos, y a los sindicatos, deben quedar suprimidas. La politización de la justicia ha de ser superada, así como la judicialización de la política.
VIII. Tribunal Constitucional: El Tribunal Constitucional ha de ser eliminado y sustituido por una sala especial del Tribunal Supremo, que debe recuperar su perdida función jurisdiccional de única última instancia en España.
IX. Senado: En cuanto al Senado, estimamos que debe considerarse su posible transformación en una cámara de representación de los intereses económicos, culturales y sociales, a través de la participación en sus tareas de las correspondientes instituciones de nuestra sociedad; limitando la representación directa de los partidos políticos a la cámara baja o Congreso de los Diputados.
X. Lo espiritual: Creemos en la hegemonía absoluta de lo espiritual. No aceptamos ninguna interpretación materialista de la vida o de la historia, sea de derechas o sea de izquierdas. Aspecto preeminente de lo espiritual en lo religioso. Toda reconstrucción de España ha de tener un sentido católico, con salvaguardia siempre del derecho a la libertad religiosa de todos los ciudadanos. El Estado no asumirá directamente ninguna función religiosa, lo que corresponde a la Iglesia. Tampoco tolerará intromisiones o maquinaciones de la Iglesia que atenten contra la soberanía temporal del Estado.
XI. Iniciativa privada: Creemos en el máximo respeto a la iniciativa privada, siempre que sea compatible con el interés colectivo. El Estado protegerá y estimulará las más beneficiosas.
XII. Modelo fiscal único: Creemos que España debe aspirar a ser un espacio fiscal con un régimen igual y único para todos los españoles, sin privilegios ni excepciones, ni personales ni territoriales. Sea cual fuere su explicación histórica, hoy no tienen justificación alguna que todos los españoles, sea cual fuere el lugar de su residencia en el territorio nacional, no sean iguales ante la Ley.
XIII. Propiedad: Creemos en la propiedad privada, como un medio lícito para el cumplimiento de los fines individuales, familiares y sociales. El Estado debe protegerla contra los abusos del gran capital financiero y de los especuladores.
XIV. Estado de Bienestar: Creemos en nuestro actual Estado de Bienestar. Defenderlo, mantenerlo y fortalecerlo es deber primordial del Estado, que será diligente en su acción de exigencia del más eficaz cumplimiento de todo imperativo de justicia social.
XV. Europa: Creemos en la vocación europea de España. Aspiramos a la unidad de Europa en un espacio común político, económico, social y cultural. Y, en tanto no se consiga esa anhelada unidad, apoyaremos cuantos proyectos se acometan para su logro o consecución. Y reclamamos, para fundamentar su unidad cultural, la recuperación de los orígenes cristianos de la europeidad.
XVI. Portugal: Creemos en la alianza peninsular. Con absoluto respeto a la soberanía nacional, y a la condición estatal de Portugal, consideramos prioridad de nuestra acción exterior, procurar el entendimiento total con nuestra nación hermana, hacia un quehacer común en lo universal.
XVII. Gibraltar: Creemos que Gibraltar “es” español, aunque no lo “esté”. La sonrojante pérdida de Gibraltar en pleno apogeo de nuestro Imperio es la página más triste de nuestra lacerante historia. No perdonaremos la más mínima dejación, abandono o flaqueza de nuestro gobierno en el necesario y continuo esfuerzo para la obligada y anhelada recuperación de Gibraltar por España.
XVIII. Mundo Hispánico: Creemos en la unidad cultural del mundo hispánico. Con una misma misión universal que cumplir. Estimamos que toda colaboración panhispánica es poca ante la inmensa tarea pendiente, para hacer realidad este propósito.
XIX. Reforma: Paso a paso, pretendemos la transformación de la sociedad española “desde dentro” de ella misma. Sobre todo, mediante la educación de nuestra juventud en la exigente ambición de su excelencia personal y del servicio a España. Para ello, reivindicamos la implantación de un servicio cívico y / o militar, obligatorio para uno y otro sexo. Y no descansaremos hasta que consigamos que nuestros jóvenes recuperen el orgullo de ser españoles.
XX. Fuerzas Armadas: Reclamamos la debida atención a nuestras Fuerzas Armadas que han de ser dotadas de los medios suficientes para su debido cumplimiento del deber de garantizar el mantenimiento del orden constitucional y la defensa de España, en su libertad, unidad e independencia.
XXI. Memoria Histórica: Creemos urgente la derogación de la Ley de Memoria Histórica y defendemos a ultranza la existencia del Valle de los Caídos, Monasterio, Basílica y Centro de Estudios; sobre todo, como fosa común, donde esperan la resurrección de su carne quiénes, opuestos ayer, yacen hoy reconciliados bajo el abrazo amoroso de la Cruz, sin distinción de la cuneta, paredón o trinchera donde entregaron su vida por una España mejor. Su sueño es el nuestro. Y en él perseveraremos hasta conseguir una España total, de, desde, por y para todos los españoles, sin exclusivas ni exclusiones.
XXII. Regeneración democrática: Creemos urgente promover la eficaz regeneración de nuestra democracia, superando la actual partitocracia y la falta de separación entre los tres poderes. Estimamos imprescindible para ello la inmediata reforma de nuestro actual sistema electoral, a fin de poder conseguir que la acción del Estado sea lo que como tal Estado social, participativo y nacional, le corresponde.