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DEOLAVIDE -Juan Francisco Arroquia- a elmunicipio.es: “José Antonio Primo de Rivera es un gran desconocido”

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elmunicipio.es se siente agradecido a Juan Francisco Arroquia -DEOLAVIDE- por su gran disposición y entusiasta colaboración a responder a nuestras preguntas. Como introducción a la entrevista que le hemos hecho destacamos, con sus propias palabras, estas confidencias:

“Mi encuentro con José Antonio fue consecuencia de una búsqueda.  La situación de España durante la transición me suscitó la necesidad de participar activamente en el devenir de aquel momento que consideraba histórico y que juzgaba crítico para la continuidad de la Patria y de la convivencia de los españoles en paz y progreso. Me interesé por muchas de las opciones políticas que se nos ofrecían en aquellos momentos, a izquierda, centro y derecha, estudié sus propuestas, las ideologías en que se informaban, contacté con sus organizaciones y, un día, en un puesto callejero compré las Obras Completas de José Antonio. Llegué a casa y después de cenar comencé a leerlas. Pasé la noche leyendo aquel libro y al completar su lectura estaba seguro que la propuesta de aquel hombre era la que estaba buscando, la necesaria para España. Después vino la elección de la organización falangista que, a mi entender, mejor cuadraba con lo que había leído y decidí afiliarme a la Falange Española (independiente) y, en mi condición de estudiante, al FES y Juventudes Falangistas de FE (i)”.

“Después de unos años de militancia y camaradería en los que aprendí lo más importante, el modo de ser falangista, y en los que nunca ocupé cargos relevantes de responsabilidad, fui un simple escuadrista, vino el alejamiento y la diáspora, que no lograron borrar en mí lo que las palabras de aquel hombre grabaron para siempre en mi alma”.

Y como prueba de que “el alejamiento y la diáspora” no lograron borrar su modo de ser falangista joseantoniano- única forma de ser falangista auténtico-, leamos las extraordinarias respuestas que da a nuestras preguntas.

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elmunicipio.es. Para ti, ¿quién fue José Antonio Primo de Rivera y quién es hoy?

DEOLAVIDE. Han corrido ríos de tinta sobre la vida y obra de José Antonio. Desde biografías apasionadamente enaltecedoras a relatos críticos no menos apasionados, sin que falten los que no renuncian al análisis objetivo del hombre y de su obra.

¿Para mí? Diré primero quien no fue José Antonio.

José Antonio no fue el mito. Ni el mito glorioso promovido por el franquismo con colaboración de no pocos falangistas, ni el mito oprobioso alentado por sus enemigos.

Todo mito es una falsificación. Cuando se refiere a un hombre tiene por efecto su despersonalización. El mito oculta y, en lo extremo, sustituye al verdadero ser humano. Esto ocurrió con José Antonio Primo de Rivera. Su mito (sus mitos, el glorioso y el oprobioso), sirvieron a deformar, ocultar y sustituir su verdadera personalidad y, también, la auténtica naturaleza de su obra política. Obviamente, unas deformaciones nada inocentes.

José Antonio fue, ni más ni menos, un hombre. Un hombre singular (como todo hombre lo es) y extraordinario, con defectos y virtudes, con aciertos y errores. Un hombre generoso que decidió renunciar a las comodidades que la vida le ofrecía para asumir las cargas y riesgos del servicio. Un hombre, fundamentalmente, íntegro. Coherente con su fe, que aprendió a vivir conforme a su credo. En definitiva, un hombre cabal, un hombre de honor. Es por esto que le considero un hombre modélico, ejemplar.

Después de más de ochenta años de su incorporación a la vida pública, hoy, como ayer, José Antonio Primo de Rivera es un gran desconocido. No solo de la juventud, también de los que no somos tan jóvenes. Aquellos, obviamente, por efecto de la censura tácita que gravita sobre él y también, ¿por qué negarlo?, de nuestra  incapacidad para darlo a conocer. Estos, paradójicamente, por efecto de la mitificación alentada por el franquismo por un lado y sus adversarios por otro.

Más allá de este desconocimiento, el pensamiento joseantoniano es, sobre todo, una posibilidad de regeneración profundamente transformadora, revolucionaria, para una civilización occidental que, sumida en el relativismo voluntarista, más allá de las formas presuntamente democráticas, se debate entre el caos y la tiranía.

elmunicipio.es ¿Dinos brevemente las ideas fundamentales que identifican a un joseantoniano?

DEOLAVIDE. Lo que identifica a un joseantoniano, más que las ideas, es la forma de ser. El propio José Antonio lo expresó así. Falange, más que una forma de pensar es una forma de ser.

Una forma de ser que se define, fundamentalmente, por la vocación de servicio.

Servicio a la verdad y a la razón que se deducen del reconocimiento de un orden moral categórico, ajeno al capricho voluntarista propio de la modernidad.

Servicio al hombre, a su dignidad, a su integridad y  a su libertad, valores eternos e intangibles,  que se deducen, no de concesión alguna, ni del Estado ni de ninguna otra instancia, sino de su propia condición de criatura de Dios, creada por Él a su imagen y semejanza.

Servicio a la justicia como exigencia moral en primer término, pero también como condición instrumental para garantizar cabalmente la libertad y la dignidad del individuo. En este sentido incorpora una singular vocación de servicio a la justicia social sin la cual no se estiman posibles aquellas.

Servicio al afán de armonizar los destino individuales con el colectivo en el marco de la tarea histórica común que es la Patria.

elmunicipio.es ¿Fue Franco y su Régimen fiel al pensamiento joseantoniano?

DEOLAVIDE. Franco no fue ni quiso ser nunca joseantoniano. Para ser justo, tampoco estaba obligado a ello.

Lo que cabe reprochar al Caudillo es la adulteración de la figura y el pensamiento de José Antonio en provecho de sus propios objetivos y planteamientos. Falsificación torticera llevada a cabo mediante la mitificación del personaje,  la esterilización del pensamiento joseantoniano y la liquidación de FE de las JONS como organización política independiente mediante el Decreto de unificación de 1937, punto en que debemos considerar extinguida la Falange joseantoniana.

El Régimen franquista incorporó a su ordenamiento fundamental algunos principios y propuesta que encajan con el ideario joseantoniano. Principios fundamentalmente incumplidos, olvidados,  sepultados bajo la realidad política de un Régimen  que, sin escatimar el reconocimiento de sus logros, defraudó los anhelos más queridos del ideario joseantoniano.

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elmunicipio.es ¿Qué diferencia, a grandes rasgos, a la doctrina que nos legó José Antonio con la de sus contemporáneos fascistas, anarquistas, social- comunistas y capitalistas liberales?

DEOLAVIDE. Enumerar las diferencias requeriría varios tomos de una enciclopedia. A grandes rasgos, lo que estimo la diferencia radical:

Fascismo, anarquismo, marxismo, liberalismo, todos son ramas distintas del mismo tronco común, de la misma cosmovisión: la modernidad.

La doctrina joseantoniana es fruto de una cosmovisión distinta a aquella, la que fue propia del Occidente cristiano, católico.

Para el pensamiento medieval europeo (católico) el conocimiento filosófico, sin negarlo, estaba subordinado al conocimiento teológico.

La modernidad comienza por separar este de aquel, para terminar prescindiendo de la teología como fuente de conocimiento hasta relegarla finalmente a simple superstición. No todas las corrientes de la modernidad niegan la existencia de Dios, ciertamente. Pero todas ellas prescinden de Él como fuente del conocimiento y, por tanto, de la razón y la verdad.

Así, conocimiento, razón y verdad pasan a ser “cuestión” exclusiva del hombre, no subordinada a instancia superior alguna (aún cuando pueda reconocerse su existencia). La derivada lógica, casi necesaria, de tal planteamiento ha llevado a considerar conocimiento, razón y verdad, no ya “cuestión” del hombre, sino “dominio” del hombre.

La verdad y la razón dejan de ser categóricas, dejan de ser por sí, incluso dejan de ser simplemente relativas para disolverse en simples expresiones de voluntad.

Ya no interesa la verdad o la mentira, el bien o el mal, la razón o el desvarío, sino la formación de la voluntad que las desplaza.

Este corolario del devenir de la filosofía moderna es hoy el dominante en lo que llamamos Occidente y, por influencia, en el  resto del mundo (a excepción quizá de los países islámicos).

Todas las ideologías políticas dominantes hoy y en el pasado próximo (excepto las islamistas) responden a aquel corolario: la voluntad del hombre impera.

La soberanía, la fuente del poder, no es otra que la voluntad del soberano. Según quién se identifica como soberano caracteriza a cada una de las distintas corrientes políticas de la modernidad:

       Individuo-pueblo: liberalismo-democracia

       Nación: nacionalismo

       Estado: fascismo

       Clase: marxismo y anarquismo

Todos distintos, con desarrollos no solo diferentes sino opuestos; pero todos coincidentes en un punto fundamental: el soberano siempre tiene razón y todo debe supeditarse a su voluntad.

Para José Antonio, ni  individuo, ni estado, ni  pueblo, ni una clase social, ni el partido (tampoco la nación si pudiera manifestar voluntad alguna) tienen siempre razón sino que en cada caso habrá que ver si tal voluntad es conforme con un orden moral categórico, con la razón y la verdad, y si sirve a la justicia, a la libertad y a la felicidad del pueblo.

Al contrario que para las ideologías informadas en la modernidad, para José Antonio la voluntad del soberano no se justifica por sí misma sino en tanto sirva a la justicia, libertad y felicidad del pueblo y se subordine a un orden moral permanente que identifica con el que es propio de la Iglesia católica.

No quiero terminar esta respuesta sin recomendar la lectura de un libro que viene al caso: “Falange y Fascismo. Dos doctrinas diferentes. Dos modos distintos de entender la vida y la muerte”, de Sigfredo Hillers, editado por Poesía que Promete.

elmunicipio.es ¿No te parece sorprendente que casi todos los españoles hayan oído hablar de José Antonio Primo de Rivera y que muy pocos, por no decir poquísimos, incluso muchos de los que se dicen sus seguidores, conozcan su ideología verdadera?

DEOLAVIDE. No, por lo dicho anteriormente. Mitificación y ocultamiento han propiciado, junto con nuestra incapacidad para superarlas, que la mayoría de los españoles de hoy y de ayer desconozcan el pensamiento joseantoniano.

elmunicipio.es ¿Qué quería decir José Antonio con las palabras Pan, Patria y Justicia?

DEOLAVIDE. Mejor que yo  lo explicó la Junta Política de FE de las JONS en su comunicado de 12 de enero de 1936, publicado en el nº 28 de  Arriba del 16 de enero de ese año. Lo transcribimos, decía así:

LA PATRIA. – Queremos que se nos devuelva el alegre orgullo de tener una patria. Una patria exacta, ligera, emprendedora, limpia de chafarrinones zarzueleros y de muchas roñas consuetudinarias. No una patria para ensalzarla en gruesas efusiones, sino para entendida y sentida como ejecutora de un gran destino.

Queremos una política internacional que en cada instante se determine para la guerra o para la paz, para que sea neutral o beligerante por la libre conveniencia de España, no por la servidumbre a ninguna potencia exterior.

Para ello exigimos que nuestro Ejército y nuestras fuerzas navales y aéreas sean los que necesita la independencia de España y el puesto jerárquico que le corresponde en el mundo.

Queremos que la educación se encamine a conseguir un espíritu nacional fuerte y unido, y a instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la patria.

Queremos que la patria se entienda como realidad armoniosa e indivisible, superior a las pugnas de los individuos, las clases, los partidos y las diferencias naturales.

EL PAN. – Nuestra modesta economía está recargada con el sostenimiento de una masa parasitaria insoportable: banqueros que se enriquecen prestando a interés caro el dinero de los demás; propietarios de grandes fincas, que sin amor ni esfuerzo, cobran rentas enormes por alquilarlas; consejeros de grandes compañías diez veces mejor retribuidos que quienes con su esfuerzo las sacan adelante; portadores de acciones liberadas a quienes las más de las veces se retribuye a perpetuidad por servicios de intriga; usureros, agiotistas y correveidiles. Para que esta gruesa capa de ociosos se sostenga, sin añadir el más pequeño fruto al esfuerzo de los otros, empresarios, industriales, comerciantes, labradores, pescadores, intelectuales, artesanos y obreros, agotados en un trabajo sin ilusión, tienen que sustraer raspaduras a sus parvos medios de existencia. Así, el nivel de vida de todas las clases productoras españolas, de la clase media y de las clases populares, es desconsoladoramente bajo; para España es un problema el exceso de sus propios productos, porque el pueblo español, esquilmado, apenas consume.

He aquí una grande y bella tarea para quienes de veras considerasen a la patria como un quehacer: aligerar su vida económica de la ventosa capitalista, llamada irremediablemente a estallar en comunismo; verter el acervo de beneficios que el capitalismo parasitario absorbe en la viva red de los productores auténticos, ello nutriría la pequeña propiedad privada, libertaría de veras al individuo, que no es libre cuando está hambriento y llenaría de sustancia económica las unidades orgánicas verdaderas: la familia, el Municipio, con su patrimonio comunal rehecho, y el Sindicato, no simple representante de quienes tienen que arrendar su trabajo como una mercancía, sino beneficiario del producto conseguido por el esfuerzo de quienes lo integran.

Para esto hacen falta dos cosas: una reforma crediticia, tránsito hacia la nacionalización del servicio de crédito, y una reforma agraria que delimite las áreas cultivables y las unidades económicas de cultivo, instale sobre ellas al pueblo labrador revolucionariamente y devuelva al bosque y a la ganadería las tierras ineptas para la siembra que hoy arañan multitudes de infelices condenados a perpetua hambre.

LA JUSTICIA.– Leyes que con igual rigor se cumplan para todos; eso es lo que hace falta. Una extirpación implacable de los malos usos inveterados: la recomendación, la intriga, la influencia. Justicia rápida y segura, que si alguna vez se doblega no sea por cobardía ante los poderosos, sino por benignidad hacia los equivocados. Pero esa justicia sólo la puede realizar un Estado seguro de su propia razón justificante.

elmunicipio.es ¿Cómo concebía José Antonio el Trabajo, la Propiedad y la Empresa?

DEOLAVIDE. José Antonio consideró al trabajo como el más alto título de dignidad social.

Se reconoce el derecho a la propiedad privada como proyección del hombre sobre  las cosas, que se contrapone a la propiedad capitalista que se repudia como instrumento de dominio opuesto a la propiedad privada a la que, en realidad, destruye por el proceso de acumulación propio del capitalismo y su carácter impersonal.

La empresa se concibe como una comunidad de trabajo dirigida a la producción donde el trabajador (quién participa personal y directamente en ella con vocación de permanencia) es el auténtico sujeto y a quien debe corresponder los derechos de dirección y al beneficio, sin negar los derechos exclusivamente  económicos  que correspondan en concepto de compensación al capital  aportado.

Trabajo, propiedad y empresa constituyen los ejes fundamentales del nuevo orden económico propuesto por José Antonio cuyos valores, fines e instrumentos puedo concretar en los siguientes:

Valores:

Creemos en el hombre libre y responsable

Afirmamos la condición social del hombre como origen del derecho.

Afirmamos el trabajo como esencial cualidad humana y primordial función social.

Afirmamos el destino social de la riqueza.

Reconocemos la propiedad como singular atributo humano y afirmamos la subordinación del capital al trabajo

Creemos resueltamente en España.

Fines:

Queremos implantar una justicia social efectiva y profunda, modificando las relaciones de poder y propiedad materialistas propias del capitalismo por otras de naturaleza humanista en las que prevalezca la condición humana sobre los atributos del capital.

Instrumentos:

Conquistar para los trabajadores (todos cuantos participan personal y directamente en la producción) el poder de decisión en la empresa y la titularidad sobre la plusvalía, en detrimento de los titulares del capital (nueva empresa).

Transformar profundamente el ordenamiento jurídico relativo al derecho de propiedad (nueva propiedad).

Nacionalizar, a través de los Órganos estatales de participación, fundamentalmente los del ámbito económico (nuevo Sindicato), el poder económico, financiero y monetario; en detrimento de la oligarquía financiera escudada en la plutocracia política a su servicio (nuevo orden económico y financiero).

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elmunicipio.es ¿El partido único, la tiranía del poder por medio de dictaduras o caudillajes totalitarios, estaba en el pensamiento joseantoniano?

DEOLAVIDE. En forma alguna. Solo desde el desconocimiento o la tergiversación se puede afirmar tal cosa.

No puedo decir lo mismo respecto de otros significados líderes de la primera hora del movimiento falangista y jonsista, lo que no ha colaborado al conocimiento exacto del pensamiento joseantoniano, pero en caso alguno son imputables tales propuestas a José Antonio.

En ningún caso propugna José Antonio un régimen de partido único, por el contrario, propugna la supresión de todos (todos) los partidos, ni de dictadura o caudillaje, por el contrario José Antonio propugna, y así lo incorpora a los puntos programáticos de FE de las JONS, la participación de todos los españoles en el nuevo Estado a través de las funciones sociales básicas; en lo civil (familia), en lo territorial (municipio) y en lo laboral (sindicato, que asume las competencias directivas en materia económica y social del Estado).

elmunicipio.es ¿Era José Antonio demócrata?

DEOLAVIDE. En un discurso previo a la fundación de Falange, en su breve etapa de militancia monárquica, José Antonio afirmó que la consecución de una vida democrática y apacible sería siempre el objetivo de toda ciencia política.

Aun considerando tal declaración como meramente anecdótica, lo que resulta categórico es la propuesta incorporada como programática al movimiento falangista que, como queda explicado en la respuesta anterior, no es otra que la participación de todos los españoles en las tareas del Estado. Si esto no es democracia…

Tal participación debe enmarcarse en el concepto joseantoniano de soberanía entendida como condición que al pueblo toca de beneficiario del derecho, no como derecho del pueblo (o de quien sea) a imponer su voluntad por el simple hecho de ser suya.

elmunicipio.es. Por favor, intenta contestar a un joven de hoy que te pregunta por la “violencia” en y de los supuestos seguidores de José Antonio Primo de Rivera, sorprendido por lo que Ud. dice de él en esta entrevista.

DEOLAVIDE. José Antonio no consideró la violencia como un valor moral en sí misma. Por el contrario, incorporó al cuerpo programático que Falange no utilizaría nunca la violencia como instrumento político.

Igualmente afirmó que la violencia no es siempre reprobable. Lo cual es una valoración compartida por la doctrina católica y por el ordenamiento jurídico de todos los Estados.

Las leyes reconocen como legítima la violencia en supuestos de defensa propia, como  lo hace en tal caso la Iglesia católica que extiende esta valoración a la violencia necesaria en defensa de la justicia. El ejercicio de la legítima defensa puede llegar a ser no solo un derecho sino un deber inexcusable (epígrafes 2264 y 2265 del catecismo de la Iglesia católica)

Otra cosa es la violencia gratuita, injustificada y/o desproporcionada; reprobable siempre, tanto más si quién la lleva a cabo se dice falangista.

elmunicipio.es ¿Desea añadir o matizar algo de lo expuesto en esta entrevista?

DEOLAVIDE. Agradeceros el magnífico trabajo que estáis realizando desde elmunicipio.es al servicio de la divulgación del pensamiento joseantoniano libre de indeseables gangas ajenas, así como desearos el mejor de los éxitos.

 

“El Régimen franquista incorporó a su ordenamiento fundamental algunos principios y propuesta que encajan con el ideario joseantoniano. Principios fundamentalmente incumplidos, olvidados,  sepultados bajo la realidad política de un Régimen  que, sin escatimar el reconocimiento de sus logros, defraudó los anhelos más queridos del ideario joseantoniano”. (Deolavide)

“Fascismo, anarquismo, marxismo, liberalismo, todos son ramas distintas del mismo tronco común, de la misma cosmovisión: la modernidad.

La doctrina joseantoniana es fruto de una cosmovisión distinta a aquella, la que fue propia del Occidente cristiano, católico”. (Deolavide).

 

Muchas gracias, Deolavide. Esperamos ofrecer pronto a los amigos y lectores de elmunicipio.es la II parte de esta entrevista a Juan Francisco Arroquia, que podemos asegurar que será tan esclarecedora del pensamiento joseantoniano como ésta, sino más. Seguimos sembrando.

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2 COMENTARIOS

  1. Soy José Antoniano y amo a ESPAÑA porque no me gusta, deseoso y creo necesario un clon de un José Antonio que aglutine a las masas y ponga orden en este país, que lamentablemente este sistema esta caduco y al filo de la ruina no solo económica si no de principios y humanidades.

  2. Como bien dijeron los romanos, en momentos claves y transcendentes es necesario concentrar todo en manos de un hombre, que por la Constitución real de dicho “Estado”, aplicará cual medico y cirujano, con todo su equipo operatorio, en sanar y volver a la salud al Estado enfermo…que según sea la enfermedad, puede ser de poca duración, larga duración o vitalicia, pues así es la condición humana… Por esto, no todo es tan sencillo ni tan complicado, cada día tiene su afán…y en estos momentos, estando el Pueblo y la Nación española borracha de consumismo y sensualidad, tan solo cuando tenga el incidente, el accidente, el daño por el abuso, o la resaca que le atormente … es cuando, si están en sus cabales sus gentes, y no digamos sus “cónsules o caudillos”… puede empezar a tomar en consideración volver e las rutas estable de una vida “democrática” donde el hambre no lleve a cada cual a vender su alma, venderse, por las lentejas que les sacien…

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