La historia de los afroamericanos no arranca en los campos de algodón de Carolina del Sur. Mucho antes de la importación masiva de esclavos negros por los despiadados plantadores de las colonias británicas, los españoles ya habían llevado consigo hasta lo que hoy son los Estados Unidos de América a los primeros africanos, que bajo el dominio hispano tuvieron un tratamiento mucho más humano. De hecho, a pesar de que en la Florida española también hubo esclavos, esta tierra se llegó a convertir a partir del siglo XVII en la promesa de libertad para los esclavos sometidos en la cruel explotación de los británicos.
La ciudad más antigua de EE.UU., San Agustín (Florida), fundada en 1565 por el asturiano Pedro Menéndez de Avilés, acoge hasta el 15 de julio la exposición «El viaje: 450 años de vivencias afroamericanas», que repasa el papel en la historia y la cultura de Estados Unidos de este colectivo desde que los primeros negros llegaron con los españoles. La muestra se inauguró el pasado lunes, Día de Martin Luther King Jr., precisamente en un año en el que se cumple medio siglo de la ley de derechos civiles.
La elección de San Agustín para este evento está cargada de simbolismo. Según resaltan los organizadores, en esta ciudad tuvo lugar «el nacimiento de la experiencia afroamericana», ya que en ella se estableció el primer asentamiento de negros libres; se leyó la proclamación de emancipación, y se manifestaron los activistas en favor de los derechos civiles.
«Los primeros africanos no eran esclavos y los primeros esclavos no eran africanos», afirma a ABC Dana Ste. Claire, director de la comisión para el 450 Aniversario de San Agustín. «Los afroamericanos son parte de la fundación de Estados Unidos, mucho antes de que llegaran los ingleses. Han jugado un papel fundamental en el desarrollo cultural e histórico de los americanos desde el principio». «Somos lo que somos hoy gracias a su contribución», explica.
En realidad, los primeros hombres de origen africano llegaron incluso antes de la fundación de San Agustín. Según recoge la historiadora Jane Landers en su contribución a «La nueva historia de Florida» (University Press of Florida, 1996), ya en la expedición en que el castellano Juan Ponce de León descubrió Florida en 1513 viajaban con él dos africanos libres, llamados Juan Garrido y Juan González Ponce de León.
El primer contingente de esclavos fue llevado a Norteamérica por Lucas Vázquez de Ayllón, que en 1526 fundó San Miguel de Gualdape en el actual territorio de Georgia, pero este asentamiento finalmente fracasó. También hubo esclavos africanos, entre otras expediciones, en la desdichada aventura de Pánfilo de Narváez de 1528. Uno de ellos, llamado Estevan, se contaba entre los cuatro supervivientes encabezados por Álvar Núñez Cabeza de Vaca que vagaron durante ocho años por los inhóspitos territorios norteamericanos hasta que consiguieron regresar a Nueva España (México).
«Derecho a la autocompra»
Jane Landers apunta que aquellos primeros esclavos no procedían directamente de África, sino del sur de España. «Aunque la mayoría de los africanos en España eran esclavos, no todos lo eran. La ley y las costumbres españolas garantizaba a los esclavos una personalidad moral y legal, así como ciertos derechos y protecciones que no se hallan en otros sistemas de esclavitud», señala.
Según explica, «tenían el derecho a la seguridad personal y mecanismos legales por los cuales escapar a un amo cruel», incluso se les permitía poseer y transferir propiedades y emprender procesos legales, lo que derivaría en el «derecho a la autocompra». «Los valores sociales y religiosos en la sociedad española -continúa esta historiadora de la Universidad Vanderbilt- fomentaban el honor, la caridad y el paternalismo hacia las “clases miserables”, que a menudo mejoraban las penurias que los esclavos sufrían y a veces llevaba a los dueños a manumitirlos».
Landers puntualiza que esto no significa que España ni sus colonias en el nuevo mundo estuvieran libres de prejuicios raciales, pero «el énfasis en la humanidad y los derechos del esclavo y la actitud indulgente hacia la manumisión reconocida en los códigos de esclavitud y los usos sociales españoles hacían posible la existencia de una significativa clase negra libre».
Cuando en 1565 Menéndez de Avilés logró fundar la primera colonia estable en Florida, San Agustín, la carta real le permitía importar hasta 500 esclavos africanos. Nunca alcanzó ese número ni de lejos (probablemente fueron menos de 50 los que acompañaron a los primeros colonos), aunque sí tuvieron una gran importancia en los inicios de San Agustín, ocupándose de tareas que iban desde la obtención de la madera para fortificaciones y embarcaciones a la puesta en cultivo de la tierra, además de otras como el servicio doméstico o la ganadería.
Hasta la última gota de sangre
Tanto africanos libres como esclavos participaron también desde las primeras décadas en la defensa militar de la colonia, creando unidades normalmente integradas por negros libres que trabajaban como artesanos y otras labores cualificadas.
Con el tiempo, la Florida española llegó a ser la esperanza de libertad para los esclavos de las colonias británicas del sur. En 1693, Carlos II garantizó a todos los esclavos que serían hombres libres si se convertían al catolicismo. A cambio, los liberados prometían derramar hasta la última gota de sangre en defensa de la Corona y de la Fe.
A partir de entonces empezó a aumentar el número de negros que escapaban de la esclavitud en las plantaciones británicas hacia Florida. El creciente flujo de evadidos llevó en 1738 a la creación por parte del gobernador, Manuel de Montiano, del poblado de Gracia Real de Santa Teresa de Mose, la primera comunidad autogestionada por negros libres y nativos americanos con respaldo de las autoridades en el territorio de lo que ahora son los Estados Unidos. En esta comunidad, situada a tres kilómetros de San Agustín y más conocida como fuerte Mose, vivían hombres, mujeres y niños de diversas etnias y todos los varones participan en la milicia, que capitaneaba un africano mandinga llamado Francisco Menéndez.
Un mapa de 1763 muestra el fuerte Mose (Forte Negro) cerca de San Agustín
Pero para las colonias británicas del Sur, el fuerte Mose era una clara amenaza para su sistema económico y social basado en la esclavitud. Por eso no tardaron en lanzar un ataque desde Georgia en 1740 que acabó temporalmente con el fuerte y obligó a sus habitantes a refugiarse en San Agustín. Sin embargo, en 1752 se reconstruyó y decenas de afrocamericanos pudieron vivir allí en libertad hasta que Florida pasó a manos británicas en 1763 merced al Tratado de París que siguió a la Guerra de los Siete Años.
El periodo británico supuso la introducción en Florida del modelo de plantaciones esclavistas de Carolina del Sur y Georgia, pero con su devolución a los españoles en 1784 regresó la esperanza de libertad para los negros. Seguía habiendo esclavos, pero también una parte importante de la población de negros libres que trabajaban como carreteros, joyeros, zapateros o carniceros, e incluso había algún comerciante de éxito, explica la profesora Landers. Además, en una época en que los matrimonios mixtos eran impensables en el sur de los recién creados Estados Unidos, el mestizaje era habitual en la Florida española.
Todo ello cambió de nuevo cuando, en virtud del Tratado Adams-Onís, Florida se convirtió en 1821 en territorio estadounidense y muchos negros tuvieron que exiliarse. Paradojas de la historia, el principal destino de aquellos negros huidos de Florida fue la cercana isla de Cuba, entonces española.
Viaje hacia las verdaderas raíces de EE.UU.
«El viaje: 450 años de vivencias afroamericanas» muestra objetos y documentos originales, fotografías y elementos interactivos que permiten seguir el camino seguido por los afroamericanos desde los albores de lo que sería EE.UU. La muestra está organizada por la comisión del 450 aniversario de San Agustín, que se cumple el próximo año.
Entre los objetos expuestos figura el mostrador del restaurante Woolworth de Greensboro (Carolina del Norte), donde cuatro jóvenes de San Agustín fueron detenidos junto a otros afroamericanos por pedir una hamburguesa. La escena se reproduce en la reciente película «El mayordomo», de Lee Daniels.
También se exhibe el certificado bautismal del primer bebé negro nacido en la ciudad del que existe registro, de 1606, un año antes de que se fundara Jamestown, la primera colonia inglesa en Norteamérica.
El pasado año, Florida conmemoró el quinto centenario de su descubrimiento por Ponce de León en 1513. Los Príncipes de Asturias visitaron Miami y España participó con diversas actividades organizadas por Acción Cultural Española (AC/E).