Y hoy mejor que mañana
Porque su obispo es una auténtica calamidad. Tenemos algunos con una enfermedad evidente: insuficiencia mitral. Éste la padece más que ningún otro. En su actual obispado y en el que ocupó anteriormente. Cierto que no queda mucho para que le llegue la edad de la renuncia pero la diócesis no se merece esa espera que sería todavía en más perjuicio de la misma.
Sus hermanos en el episcopado, el nuncio de Su Santidad, conocen de sobra sus incapacidades. Y los cleros que han tenido que sufrirle. No es ni siquiera, como algún otro inútil, al menos buena persona. Déspota, ególatra, celoso de un cargo que pareció tocarle en una rifa pero que le encanta, y sobre todo ejercerlo… Ha tenido problemas de salud y ellos justificarían una renuncia anticipada. Y si se resistiera, el sollevamento.
Afortunadamente el pueblo de Dios casi nunca se entera de nada y no voy a dar más detalles para instruir a quienes mejor están en la ignorancia. Claro que son deseables obispos santos. Y debemos pedírselos a Dios. Aun a sabiendas que es imposible que todos nuestros obispos sean santos. Pero que al menos sean dignos. Y no acaben con lo poco bueno que queda en algunas diócesis.
No voy a decir más. Quienes pueden hacer algo conocen de sobra el percal. En su tejado está la pelota. Yo sólo digo que cuánto antes nos libren de él, mejor para la Iglesia. Y sobre todo para su diócesis. Que no se merece ese pastor. Ya la misma palabra parece una irrisión.
La cigüeña de la torre