Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Palabra, digo, que hablar del aborto y de los – las abortistas me causa un ejercicio de indignación, y me sugiere inmediatamente aparcar este tema, entre otras cosas, porque resultaría hasta absurdo si no fuera porque dentro de sus amigos, amigos del crimen neonato, que- eso es el aborto premeditado para mí, cada vez aparecen por desgracia gentes más insoportables. Pero en esta ocasión, al hilo de las declaraciones de una concejala de un ayuntamiento en la comunidad de Madrid, socialista naturalmente, no he podido resistir la tentación de decir de nuevo, algo fuerte dedicado especialmente a esa representante de la progresía más amoral que he visto en mi vida.
La edil socialista referida, como última razón o argumento para justificar su defensa de la muerte de un neonato, en este caso con problemas de malformación, en general, se ha descolgado ante un pleno de su corporación, aduciendo -fíjense-, costos inasumibles para la sociedad, es decir, que como resultaría muy caro el cuidado de esos futuros niños, lo lógico sería el aborto consentido, que es una forma muy eficaz y rápida de ahorrar gastos, Así, como suena. Esta es la bárbara solución que nos da la insigne afiliada socialista y que, por supuesto, cuenta con todas las aprobaciones (iba a poner bendiciones, pero aquí no cabe), de su partido, y no sé si de muchas mujeres de su onda política, que a lo mejor es mucho decir, porque creo que habrán bastantes compañeras o simpatizantes del PSOE que no están por la labor de matar niños en gestación.
Pero a mi me produce tal repugnancia esta sentencia de muerte, que me veo obligado a nombrar en voz alta a tan despiadada feminista, o no, quién sabe, y preguntarme como pueden existir personas que aprueben declaraciones tan violentas como la que se ha pronunciado en un ayuntamiento muy cerca de la capital de España. Sin duda las raíces filo nazis de todo socialismo y ahí anda Nietzsche, les provoca maldades como esas, algo que enlaza muy bien con las tesis más abominables del sicópata Hitler, el de la “solución final”, cierto es que los alemanes de los años 40 extendían su horror a disminuidos físicos, ancianos, judíos o gemelos no arios, pero por lo que respecta a esta progre socialista, seguro que todo se andará, A mi me estremece que nadie de su entorno haya dicho ni una palabra de condena, ni un ligero matiz, ni un reproche aunque fuera leve, y solo para no quedar mal, y me preocupa que prensa y televisión, en general, no le hayan dedicado más que unas líneas, o ni se hayan formado “acosos”, delante de su casa. Sin embargo, ¡qué contraste¡, a una joven concejal del PP en la villa murciana de Calasparra, por entender y denunciar el aborto como una forma de terrorismo, le han provocado tal presión social, que se ha visto forzada a dimitir. Qué locura es esta, que salvan a quien aprueba el aborto porque es caro mantener a un niño con minusvalías, y condenan a quien cree que el aborto es un crimen. Bueno, a Barrabás, le pasó igual, y el otro era Cristo.
Desde luego no quería escribir sobre el aborto. Pero cuando nos enteramos de estos dos juicios, el uno por indignante y el otro por injusto, la verdad, me entran ganas de convertirme en acusador permanente. Del aborto, claro.