Uno de cada doce Alemanes no tiene para comer y uno de cada cinco nunca puede permitirse vacaciones, según la información publicada en el diario El Mundo.
Uno de cada doce alemanes no tiene para comer. El tópico de Alemania como país rico se tambalea en cuanto apartamos los datos de PIB y exportaciones para echar un vistazo a los ingresos de las familias. Por tener para comer, la Agencia Federal de Estadística entiende poder permitirse una comida completa al día con carne, ave o pescado, suplemento proteínico en caso de vegetarianos.
Uno de cada tres alemanes no puede hacer frente por sí solo a los gastos inesperados que surgen en su día a día y uno de cada cinco nunca puede permitirse vacaciones. Este es el caldo del que está bebiendo el populismo anti euro en Alemania, cuyo partido más representativo, AfD, sentará a siete eurodiputados en el próximo Parlamento Europeo.
Los alemanes se sienten los paganos de Europa, los rescatadores del resto, pero no desde la opulencia, sino desde la penuria. Uno de cada tres niños alemanes es pobre. Para ganar competitividad, Alemania ha rebajado el nivel salarial y en la actualidad casi tres cuartas partes de los alemanes se encuentran al borde de la pobreza. No falta trabajo, pero muchas veces el sueldo no alcanza para subsistir.
Cuando desde fuera se critica a Alemania como si Alemania fuera Angela Merkel, a veces no se tiene en cuenta que se está criticando a una población en la que el 8,2% de los habitantes no pueden permitirse esa comida completa ni siquiera una vez dada dos días. Pero esta encuesta, parte de otra más extensa que se ha realizado también en el resto de los países de la UE, muestra además que uno de cada diez europeos no puede permitirse regularmente una alimentación adecuada, lo que nos obliga a replantearnos la idea de continente rico que todavía manda en nuestro subconsciente. El estudio, realizado en 2012 y dado a conocer hoy en Berlín, apunta que el 40% de los encuestados no puede hacer frente a gastos imprevistos.
Según esta estadística, la mayoría de los europeos pobres o excluidos socialmente viven en Bulgaria y Rumanía, seguidos por Letonia y Grecia, entendiendo como pobres o excluidos aquellos cuyos ingresos, una vez retirados los impuestos, son inferiores en un 60% a la media nacional. Pero los países ricos no escapan a la pobreza, muy especialmente Alemania, y ese es el motivo por el que la OCDE ha instado al gobierno de Berlín a luchar activamente contra la pobreza y la desigualdad salarial.
«Para lograr éxitos sostenibles se debe poner en marcha un proceso de reformas en los tiempos buenos. Para Alemania esto significa que el país debe actuar ahora», ha sido la advertencia de ángel Gurría, que recuerda que el mayor riesgo de caer en la pobreza en Alemania lo sufren los inmigrantes, los padres solteros, desempleados de larga duración y trabajadores de elevada edad.