El pasado viernes, Diego García Carrera (Madrid, 1996) se proclamaba subcampeón del mundo júnior de 10 kilómetros marcha en los Mundiales de la categoría que se celebraron en Eugene (Estados Unidos). Tras el bronce logrado en Donetsk el pasado año, el discípulo de José Antonio Quintana acabó la prueba con un registro de 39:51:59, pulverizando su anterior marca personal de 42:39.73 de este año) y rebajando en 21 centésimas la plusmarca española en poder de su compañero y amigo Álvaro Martín (39:52.20) desde el Nacional Absoluto de Alcobendas de 2013. En una época de vacas flacas para el atletismo español, cada nuevo éxito de las jóvenes hornadas representa un halo de esperanza para quienes sueñan con el resurgir de un deporte que hasta no hace mucho cosechaba destacadas actuaciones en las citas internacionales.
Aunque su relación con en el atletismo arrancó a los 11 años, no fue hasta hace cuatro años cuando, casi por casualidad, acabó decantándose por la marcha. “En 2010 la federación de Madrid no encontró a nadie “decente” para representar a la Comunidad en el Campeonato de España de federaciones cadete. Y no es que yo lo fuera; pero, entre que no me faltaban ganas de ir a Lloret de Mar y que mi entrenadora, Sara, tenía buenas relaciones con la Federación, conseguimos que me metieran sin haber practicado nunca antes la especialidad”, rememoraba antes lograr su flamante plata mundial. Un impulso adolescente que se ha transformado en algo mucho más serio.
Junto a Álvaro Martín, debutante en unos Juegos Olímpicos con tan solo 18 años, y Miguel Ángel López, Diego encarna una camada de jóvenes marchadores que abogan sin titubeos por devolver al atletismo español al lugar que merece. «La situación en el atletismo español es malísima. Soy consciente de que no es fácil buscar una solución, pero es que hay gente en esa Federación que gana mucho dinero para tratar de encontrarla. Parece que los atletas somos siempre el último plato, cuando tendríamos que ser el primero», comentaba en una entrevista con el diario Marca.
Sin embargo, hablamos de un mundo donde nadie regala nada. En este sentido, el aspecto financiero representa otro lastre con el que toca lidiar para no perder la fe y desistir en el intento. Alejado del seguimiento y la popularidad de otros deportes, como el resto de sus compañeros, Diego debe afrontar su despegue como atleta sin la ayuda de grandes patrocinadores que lo financien y apoyen económicamente. “Es absurdo compararse, porque ya sabemos lo que hay, pero duele saber que, a mi edad, y con menores resultados deportivos, algunos futbolistas ya se pueden comprar un chalet”, reflexionaba con cierta indignación. Además del habitual esfuerzo de su familia, una modesta beca de su club, la Agrupación Deportiva Marathon, así como el respaldo a nivel de equipamiento de una marca deportiva figuran como únicos sustentos para hacer lo que más le gusta.
Más allá de su indudable talento para el atletismo, Diego compagina las sesiones de entrenamiento con su carrera musical. “De pequeño era muy inquieto y mis padres decidieron canalizar esa energía por la rama musical. Entré al conservatorio con intención de tocar el piano, pero, como no quedaban plazas, tuve que elegir entre otros 5 ó 6 instrumentos, y me quedé con el trombón”, explicaba en una conversación con el blog especializado ‘Mis Atletas’. Actualmente estudia sexto Grado Profesional en el Conservatorio Profesional de Música Arturo Soria de la capital. Si todo marcha como hasta ahora, en cuatro años podrá acabar el grado superior y completar así la formación musical. Pero todavía hay más en la vida de esta inquieta estrella. A sus 18 años, además de la marcha y la música, no quiere descuidar la faceta académica. Este junio terminó bachillerato y solventó con éxito el examen de selectividad, paso previo a la universidad. Una opción de futuro que, si bien no descarta, aguarda en la recámara mientras se centra en exprimir su prometedora carrera como marchador.
Los que lo conocen describen a un chico inteligente y con los pies en la tierra. Alejado de cualquier estridencia que pueda perturbar su futuro, Diego se centra en su carrera como atleta. Una rutina plagada de concesiones que supedita los exigentes entrenamientos al ocio y la diversión propios de la juventud. “Hay que renunciar a muchas cosas que la mayoría de gente de mi edad hace o incluso a veces el cansancio acumulado con el que se termina un viernes o sábado te quita las ganas de hacer cualquier cosa”, comentaba hace ahora un año.
Esfuerzos y sacrificios de los que espera no arrepentirse en un futuro. “No puedo negar que alguna vez me he preguntado si merece la pena todo este esfuerzo. De momento siempre me he respondido que sí. Espero que mi opinión no cambie con el paso del tiempo”. Desde luego, si sigue pisando con la firmeza y la alegría que lo caracteriza no habrá lugar a arrepentimientos. En el horizonte ya asoman los Juegos Olímpicos de Río en 2016, un sueño de niño que se convertirá en realidad si logra ser uno de los tres mejores marchadores nacionales. “Creo que llegaré justo de tiempo. Estoy seguro de que ese año lucharemos por la participación, pero también lo estoy de que no será nada fácil, sobre todo por el gran nivel de los marchadores españoles”, reconoce en la charla con ‘Desde los tacos’.
Julia Takacs revienta los 10.000 metros en los nacionales
En el apartado femenino, quien sigue creciendo día a día es la marchadora Julia Takaks. Compañera de entrenamientos de García Carrera y también discípula de Quintana, la española nacida en Budapest inauguró los campeonatos de España de atletismo disputados en Alcobendas con un nuevo récord nacional de 10.000 metros marcha (42:23.32). Un año después de proclamarse campeona en la misma pista del polideportivo José Caballero también en tiempo récord (42:42.74), Takacs repitió el viernes su exhibición, marchando en cabeza desde la salida, hasta rebajar la plusmarca nacional en 19 segundos.
Se trata de la mejor marca mundial del año de los 10.000 metros marcha en pista y la séptima de todos los tiempos en esta disciplina. Aunque no estará en los europeos de Zúrich, a sus 25 años en su cabeza sólo espera continuar con un ascenso que pretende seguir dando alegrías a la marcha patria. «En cualquier caso me queda el Iberoamericano donde intentaré ir a por todas antes de terminar la temporada. El año que viene más y mejor y con el Mundial en mente», comentaba en declaraciones a la web de la Real Federación Española de Atletismo. El Confidencial.