El socio de Iñaki Urdangarin utiliza correos en los que el yerno del rey habla sobre el papel de don Juan Carlos en los negocios de Aizoon para atribuirle responsabilidad en los tratos. «¿Cómo se puede sostener sin rubor que la Casa Real no sabía nada?», argumenta.
Los e-mails que Diego Torres cruzó con su socio, Iñaki Urdangarin, y que Castro se negó a admitir en el juicio por el caso Nóos acaban de convertirse en el eje de su defensa. Los abogados de Torres pretenden trasladar al rey Juan Carlos la responsabilidad del tráfico de influencias que el juez imputa a Torres mostrando cómo el rey saliente medió para favorecer los negocios de Aizoon. Para ello, el abogado Manuel González-Peeters ha aportado al recurso ocho correos electrónicos en los que los dos socios intercambian impresiones sobre el papel y las gestiones del monarca.
En el primero de ellos, con fecha de 1 de octubre de 2007, Urdangarin saluda a su socio con un “Qué tal Diego” y a continuación le relata: “Tengo un mensaje de parte del rey y es que le ha comentado a Cristina para que me lo diga, que le llamará Camps a Pedro para comentarle el tema de la base del Prada y que en principio no habrá problema y que nos ayudarán a tenerla”. El e-mail se despide con un “Abrazos, Iñaki Urdangarin”.
El correo es significativo porque se data un año después de que la Casa Real supuestamente pidiera a los Duques de Palma que se desvincularan de Nóos y, sobre todo, porque desvirtúa la defensa de que la infanta no tuvo ningún papel activo. De hecho, ese mismo correo continúa asegurando que “Agustín Zulueta (un empresario vasco) le ha pedido a Cristina tomar un café para explicarle un tema que no quiere ni puede contarlo por teléfono”. Se trataba de un proyecto vinculado al Desafío Español llamado AYRE, en el que Urdangarin y su socio intermediaron.
En el segundo de esos e-mails, enviado el 9 de agosto de 2007, Iñaki Urdangarin afirma que “hemos conseguido que el Rey se viera con Pedro para presentarle el proyecto” y añade que “la reunión fue muy bien y, aparte de parecerle muy bien armado, ha ofrecido toda su ayuda para encontrar ayuda financiera”, concluye. Ese e-mail probaría, a juicio de la defensa de Torres, la participación activa del monarca incluso después de la supuesta orden de que los Duques de Palma se desvincularan de Aizoon.
Un mes más tarde, los dos socios cruzan un tercer correo electrónico el día 20 de septiembre en el que el yerno del entonces rey envía un correo en el que traslada a Torres las instrucciones que presuntamente ha recibido directamente del rey. En ese mensaje, afirma: “S.M. el rey me comenta que un amigo suyo ha hecho la gestión que le pedimos a Miguel Fluxa (Iberostar) y sorprendentemente Miguel no sabía nada del proyecto. Claro se ha quedado un poco parado. Comenta que si hacemos el contacto a alto nivel, asegurémonos de que el equipo de la reunión le reporta al presidente porque si no queda extraño y dejamos a los interlocutores al descubierto.” Junto a ellos, se adjuntan otros 5 e-mails que recogen gestiones realizadas por el entorno de don Juan Carlos con bancos y otras empresas.
La estrategia de la elevación
La estrategia jurídica del abogado Manuel González-Peeters parece ser la de desplazar las responsabilidades por elevación con el argumento de que Diego Torres no tuvo capacidad de prevaricar al no ser funcionario público ni de cometer tráfico de influencias. “Francisco Camps era el presidente de la Generalitat. Iñaki Urdangarin el yerno del entonces rey, y hoy cuñado del actual rey. El único que no tenía ni relaciones ni oportunidad era Diego Torres. ¿Cómo se le puede atribuir a él esa responsabilidad?”, protesta el abogado en su escrito de recurso.
Por ese motivo, Peeters sugiere que “aunque fuera cierto que por parte de la autoridad o funcionario público se hubiera cometido un hecho dispar con el ordenamiento jurídico y que el mismo tuviera relevancia penal”, argumenta el abogado, “no cabe atribuirle la responsabilidad” a Diego Torres. Los abogados no han aclarado si esas acusaciones se sustanciarán en algún escrito o cargo contra la Casa Real, algo contra lo que –en cualquier caso– don Juan Carlos estaría protegido por su nuevo aforamiento. Vozpopuli.