HISPANIA
Un intento de poema
Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
Naturalmente yo sí creo en la Hispania, esta aventura
de hombres e historia, sueños y destino compartidos
en siglos de vivencia común, tierra en donde nace el
espíritu numantino y la diáspora de la nueva tierra, es
ese horizonte de castillos y de huertas, los versos en
azul de Rubén Darío y cuadros de Velásquez. Es así
que esta geografía de barrancos y mesetas, de altos de
leones y caminos de esparto, dibujan y así lo ofrecen
cantar la tristeza de un vino amargo, y lo auténtico
de una jota aragonesa, predicando la emoción de sus
gentes, sus héroes en Baler, o del Alcázar y el Ebro;
es también la memoria de la Alhambra y los textos
creados por Juan de la Cruz o García Serrano; y por
esto, asumo las horas trágicas de un noventa y ocho,
y las figuras en pie de unas picas en Flandes. Seria,
esa Hispania, la llamada consciente de la España que
conocemos a través de testigos inolvidables, tal sea
la música de Falla, la canción de Nino Bravo, o quizá
la hermosa voz de Caballé o de Miguel Fleta, y acaso,
el sonido misterioso de la guitarra en Andrés Segovia.
Hispania es compendio de odiseas casi imposibles, y
tres carabelas vencieron la mar y lo desconocido, una
gesta nunca repetida donde la cruz sobre velas blancas
parece como señal fidedigna de vocación cristiana. Es
España, crisol voluntaria de libertades y de derechos,
Inspirados en Vitoria y Suárez, forja de artistas y de
mártires como San Isidoro y, Dalí y Teresa de Jesús.
En fin, dos mil años de vida muy compleja, tocada de
Ilusiones y fracasos, de derrotas y victorias, que dio a
España su justificación como pueblo y como patria.