Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
“No necesitamos neo-comunistas de nuevo cuño (puño), para reivindicar y luchar por los marginados de nuestro país” Eduardo López Pascual
Desde hace muchos años los que nos consideramos seguidores de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, leíamos con cierta fruición aquel texto profundamente comprometido con la justicia y la libertad, recogido en sus Obras, que bajo la invocación de Queremos, nos invitaba y nos incitaba a procurar a nuestro pueblo, a los españoles, a un grado honorable y digno de patria, hogar y pan. Se estaba adelantando a otras alternativas ideológicas o populistas -en sentido estricto-, en ofrecer fórmulas sociales y políticas que ahora en aparente descubrimiento, ofrecen a los ciudadanos como si fueran programas de reciente creación. Si tuviéramos un recuerdo fiel de aquellos Queremos originales, se vería con nitidez que no es tan urgente la presencia de partidos como Podemos, porque además de superarlos en sinceridad y honradez -y ahí ya están asomando sus contradicciones-, los Queremos de la Falange originaria, mirad su letra, poseen un lenguaje directo, audaz y exigente como camino para lograr una sociedad más justa e igualitaria. No necesitamos neo- comunistas de nuevo cuño (puño), para reivindicar y luchar por los marginados de nuestro país. No quisiera aquí, presentar saberes que pudieran parecer un ejercicio “diletante”, o simplemente fuera de lugar al hacer referencia directa a este “Queremos” joseantoniano, que todos conocen, pero sería bueno que los falangistas no tenemos porqué sentirnos menos, a la hora de exponer nuestra filosofía política que es, cuando menos, de la misma o mayor exigencia y compromiso social con el pueblo español.
Las tesis de esa nueva formación política, no trae nada especialmente nuevo, al contrario, quizás alguno de ellos haya leído aquella relación programática que hoy, mira por donde, se da como una aportación positiva desde una fuerza política que, es también, una amalgama de ideas y exigencias expuesta por nosotros hace muchos años. Y bien, si este Podemos ha logrado situarse en el ámbito político y social de España, no hay razón para que Falange, en su versión netamente democrática y fiel a su historia de servicio, no pueda aparecer en nuestro país dispuesta a cumplir con nuestro deber moral y político, y no es esta reflexión que hago una cantilena en contra de nadie, si siquiera de quien ha irrumpido en la últimas elecciones europeas con su mensaje para mí ambiguo, populista, sino una llamada enérgica y confiada a quienes nos declaramos falangistas. Salgamos a la calle a decir nuestra verdad que es, después de todo, tan válida como otra cualquiera; pero hemos de hacerla con convicción. Gritemos nuestros -Queremos- repasadlo amigos y camaradas, reivindiquemos nuestro sentido de Patria, Justicia y Pan, con sencillez, con serenidad, pero con firmeza.