El ex presidente de la Generalidad ha superado el trance de la comparecencia parlamentaria con una bronca a los diputados de la cámara catalana que asistían a la comisión de asuntos institucionales. Tras una primera intervención en la que Pujol afirmó no ser un «corrupto» y haber trabajado sólo en interés de Cataluña, en el turno de réplica afloró el verdadero «molt honorable», bronco, crispado y con el punto de «autoridad moral» que le hizo célebre.
PD / Pujol llegó un par de horas antes a la sede del parlamento catalán y esperó el comienzo de su comparecencia en el despacho de la presidenta de la cámara, Núria de Gispert. Poco después de las cuatro de la tarce comenzaba la intervención del mito caído del catalanismo. El ex presidente regional catalán cambió los términos de su confesión y ya no habló de «herencia» en Andorra, sino de un «legado» que su padre habría dejado a Marta Ferrusola en previsión de que «os tengáis que marchar». Además, aseguró que nunca se ocupó del asunto, que encargó la gestión del dinero a «dos amigos» y que uno de ellos le pasó el testigo a su hijo mayor. «Nunca tuve nada que ver», declaró.
El dirigente nacionalista, que leyó unos papeles, se remontó a las circunstancias políticas y económicas de los años cincuenta para justificar el origen supuestamente lícito de fortuna, las actividades de su padre, el comercio de divisas en compañía de David Tennembaum. «La industria textil catalana necesitaba divisas», dijo. «Yo no he sido un político corrupto. He intentado abrir puertas y establecer puentes, para conciliar intereses, facilitar inversiones, pero no he recibido dinero, nunca he cobrado de ninguna gestión político-administrativa, nunca, salvo mi sueldo de la presidencia», añadió en el tramo final de su primera intervención, dedicado a defender sus propósitos políticos, «su proyecto de país». De hecho, se defendió, «era más rico antes de entrar en política que ahora» y «puse todo mi empeño en construir Cataluña».
140 millones de pesetas de 1980, en dólares
El único dato que aportó es que el «legado» de su padre en 1980 ascendía a 140 millones de pesetas en dólares y que las devaluaciones de la peseta contribuyeron a engordar el capital depositado en el extranjero, primero en Suiza y después trasladado al extranjero. Pujol, que presenta un aspecto más avejentado que el que lucía este verano en Queralbs (Gerona), se dedicó a alabar su obra de gobierno y a justificar su conducta, en la que cualquier gestión, negocio o asunto era «por Cataluña». En tono melancólico, aludió en un par de ocasiones una carta de su padre a su mujer, Marta Ferrusola, en la que don Florenci comenta que «lega» un dinero «para cuando tu, Jordi y vuestos hijos os tengáis que marchar». También aludió Pujol a sus «inversiones en iniciativas culturales catalanistas» y a su entrega a la causa nacionalista, su desprecio por el dinero. «No quise saber nada de la gestión de ese capital, del que se encargaron dos amigos de mi padre hasta que mis hijos se hicieron mayores de edad», insistió, en lo que se parecía más a una declaración ante un juez que ante los diputados.
En el turno de los partidos, Pujol tuvo que soportar los duros alegatos de Albert Rivera, de Ciudadanos, y de Alicia Sánchez Camacho, del PP, pero poco más. El ambiente era favorable, se le había recibido como si aún mandara en Cataluña, su gesto ceñudo impresionaba a los diputados del bloque separatista, algunos de los cuales eran incapaces de disimular su admiración hacia el personaje.
El verdadero Pujol
En el turno de la réplica conjunta salió el verdadero Pujol, el hombre acostumbrado a que nadie le lleve la contraria, a la sumisión y la obediencia debida y ciega hacia su persona. Bronco y crispado se defendió apelando a que su gobierno de 23 años se sometió al dictado de las urnas, de las «elecciones libres». «Decir que era un gobierno corrupto e inutil significa cuestionar a toda la clase política catalana», apuntó, mientras daba un golpe en la mesa con el puño derecho. Como en sus mejores tiempos, el ex «president» mostró todo su arsenal dialéctico, su perfil más agresivo y las dotes que le permitieron imponerse en el parlamento durante más de dos décadas sin oposición ni contestación.
Compareció porque se sentía en deuda con los diputados, pero no tuvo contemplaciones a la hora de echarles la bronca, y porque sentía la «necesidad moral de desnudarse» y aclarar el origen del dinero oculto en el extranjero. Nadie le ha obligado, dejó caer, sino su propia «moral». La insinuación de que Rajoy le hubiera presionado para que confesara el fraude fiscal continuado es lo que provocó la tempestad del ex «president», que negó tajante. Lo que ha pasado, según Pujol, es que sentía la necesidad de abrirse ante la opinión pública.
Junqueras, ausente
Más allá de eso, de escudarse en su padre y en su teórico desinterés absoluto por el dinero, Pujol criticó lo que juzgó de ataques contra él y contra su partido, las «barbaridades» que se han dicho hasta ahora. Así, cuando Albert Rivera habló de cientos de millones, Pujol se revolvió inquieto en su asiento. De la misma manera encajó la intervención de Sánchez Camacho, con un indisimulable aire de disgusto.
Pujol superó el trámite sin contestar a ninguna de las preguntas que le lanzaron los diputados, sin hablar de los negocios de los hijos y ciñéndose a un guión con el que pretendió dejar claro que nunca había recibido otro dinero que no fuera el de su sueldo como presidente de la Generalidad.
El formato de la comparecencia le ayudó a salir en mejor disposición de cómo entró, tras haber dejado una postrera muestra de su talento parlamentario en la cámara que asistió a sus mejores representaciones, cuando el dinero de su padre y los negocios de su mujer y sus hijos engordaban al calor de su larga presidencia.
La ausencia en la comisión del jefe de ERC, Oriol Junqueras, que delegó en la diuptada Gemma Calvet, fue uno de los detalles más reveladores de la cita, considerada irrelevante por CiU y ERC. Superada la presencia de Pujol, Mas y Junqueras ultiman los detalles de la convocatoria solemne del referéndum separatista, que tendrá lugar este sábado por la mañana.