El número dos de Podemos, Juan Carlos Monedero, se ha dado esta mañana un nuevo golpe judicial. Hace tan solo una semana la abogada Montse Suárez le dejaba en su sitio en una magistral lección. Ahora el que le ha dado la “patada” ha sido el periodista Jaime González por no llevar los papeles al acto de conciliación con la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, preparado para este martes.
El dirigente de la organización política Podemos se dejó un papel fundamental en “casa”, para que pudiera tener lugar el acto de conciliación.
Al intentar Monedero, como siempre, dar su peculiar lección y versión de los hechos el periodista y tertuliano Jaime González le ha dejado las cosas claras en la siguiente conversación:
Juan Carlos Monedero: «Escuchando a la marquesa de Esperanza Aguirre, parece que estaba reculando porque se ha dado cuenta de que ha dicho una barbaridad y de que iba a perder el juicio. Pero ha cometido un error esta mañana y es que en la demanda que recibieron había un poder y faltaban, según lo han planteado sus abogados, por cierto, muy arrogantes, que se nota que pisan fuerte en los juzgados y asustan incluso a los trabajadores, los estatutos de Podemos donde se demuestra que yo soy Juan Carlos Monedero y soy uno de sus fundadores. Entonces, han decidido que se suspendiera la conciliación. Ellos recibieron la documentación y pudieron habernos avisado, pero ellos han llegado hoy y dicen que hay un defecto de forma».
Jaime González: «Yo he empezado oyendo a Juan Carlos que Esperanza Aguirre es una marquesona que está por encima del bien y del mal, que viene rodeado de un séquito de abogados que son muy prepotentes. Claro, cuando tú empiezas diciendo lo que has dicho, estás perdiendo la objetividad. Tú tienes todo el derecho del mundo a querellarte contra Esperanza Aguirre y ella tendrá todo el derecho del mundo a defenderse de la querella que tú le has presentado. Vamos, sólo te ha faltado decir que sus abogados son corruptos. Lo más chusco de todo es que esto no puede seguir para delante porque se te han olvidado los papeles. Coño, pues trae los papeles, niño».