Boadella ha señalado en una entrevista que si él fuera el presidente del Gobierno trataría de meter al “president” entre rejas para continuar diciendo que «un auténtico golpe de energía donde los catalanes, que no lo han visto esto desde la época de Franco, noten lo que es pertenecer a un gran Estado como es el Estado español».
Resalta que una parte muy importante de la población catalana “está mentalmente enferma de paranoia porque han sido educados en el odio a España» y que “con unas elecciones sucederá lo mismo”.
Finalmente durante la entrevista ha comunicado que cuando se habla de singularidad, terceras vías y de reformar la Constitución Española significa que hay que apoquinar más dinero a Cataluña.
–Al final Mas mantiene la consulta el 9-N con urnas y papeletas, ¿qué le parece este desafío?
-No me causa ninguna extrañez. Es un proceso de hace años, que se viene desarrollando de una forma ascendente, y que obviamente tiene choque final con el Estado español.
–De hecho, el ‘president’ ha dicho que «el adversario real es el Estado español”…
-Eso ya lo pensaba Pujol en los años ochenta. Lo que sucede es que no lo decía en Madrid, sino en pequeño comité. No hay que ser ingenuos. Cataluña tiene este delirio desde hace muchos años. La pelota ahora está en el tejado de las instituciones del Estado y si hacen lo que el conjunto de los españoles desea tiene que acabar radicalmente con este desafío.
–¿Cuál cree que será el final de esto?
-Alguien que forma parte del Estado, que hace algo así, tiene que ser destituido al instante. Después, hay que hacer un planteamiento serio de que si la autonomía catalana sirve para esas cosas habría que hacer que una suspensión provisional de esa autonomía. En el momento en el que exista la vulneración de una ley no hay que tener ninguna contemplación. Esto hay que hacerlo bajo un absoluto rigor con la ley. No olvidemos que la interpretación de las leyes puede ser más o menos laxa. Yo soy partidario de una interpretación muy rigurosa de la ley. Es romper, naturalmente, con todas las convenciones y todos los acuerdos.
–¿Si usted fuera el presidente del Ejecutivo central qué haría?
-Estaría buscando ahora todas las fórmulas legales para no sólo suspender a Mas de su cargo, sino tratar de meterlo entre rejas. Un auténtico golpe de energía donde los catalanes, que no lo han visto esto desde la época de Franco, noten lo que es pertenecer a un gran Estado como es el Estado español. Noten la fuerza de las instituciones de este gran Estado, que no son las islas Caimán, sino un Estado que cuenta en Europa y en el mundo.
–¿Rajoy se ha escondido frente a los soberanistas catalanes?
-Aplica la técnica de su región, de los gallegos, como en cierta medida también la aplicaba Franco, sin querer hacer comparaciones entre un demócrata y un dictador. Hasta ahora, Rajoy no ha estado mal porque ha puesto de los nervios a Mas con ese no querer discutir de nada, pero ha llegado el momento de la acción. Ahora tenemos que ver si abandona el galleguismo y actúa como el presidente de una nación pasional.
–¿Aboga por una convocatoria de elecciones en Cataluña?
-El problema de Cataluña no es que se convoquen o no elecciones, sino que aprovechándose de la condescendencia del Estado español, de un sistema democrático, han aprovechado los medios, la educación y la propia cultura para adoctrinar a toda una comunidad en el odio a España y al pueblo español. El resultado es que una parte muy importante de la población está en esta especie de enfermedad colectiva. Están mentalmente enfermos de paranoia y con unas elecciones sucederá lo mismo. La única solución es que sepan que pertenecen a un Estado muy importante en el mundo, que tiene unas fuerzas institucionales muy potentes y que tiene la fuerza que le da la ley, que está del lado de España, no de ellos.
–La tercera reunión en pocos días acaba con la imagen de unidad de los separatistas…
-El futuro de Cataluña es éste. Siempre andarán a la greña. A partir del momento en el que la paranoia al enemigo español ha desaparecido porque se tiene la independencia entonces asistiríamos a una batalla campal. Es un futuro negro para la propia convivencia de los catalanes, que ya está desgraciadamente muy rota en muchos aspectos.
–Por cierto, el nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, cree en una “singularidad catalana”. ¿Qué le parece?
-Es prácticamente un insulto al resto de los españoles. Eso de la singularidad es una vil excusa y un insulto que en el fondo significa apoquinar más dinero. Lo de la singularidad viene a significar siempre la misma cosa. Cuando se habla de terceras vías, de reformar la Constitución, significa que hay que ceder a Cataluña más dinero. Es decir, que hay que hacer una desigualdad entre los españoles. A mí esto me parece absolutamente intolerable porque vulnera la igualdad de los españoles. Que no me hablen de singularidad porque en este momento y en esta época me parece un despropósito. Somos igual de singulares que el resto de los españoles y europeos.