Aportación de J.R para elmunicipio.es
En lo que hace a la hispanidad -que no “españolidad”- de los hijos del viejo Portugal, cuyos caballeros lidiaron tan bien en la empresa común de las Navas, habría que añadir que la conciencia de ser tales está en lo mejor de sus letras, Luiz de Camõens, quien, al escribir en “Os Lusiadas” de la “Gente Lusitana”, dejó dicho que eran “üa gente fortísima de Espanha”.
Puede decirse que “España” es la secuela, disminuida, partida, de la empresa histórica de Hispania, cuya capital habría debido ser Lisboa.
Que hubiera portugueses en las empresas peninsulares, desde las medievales hasta la guerra civil, pasando por la sostenida contra el francés, que el que es tenido por creador del teatro español, Gil Vicente, fuera portugués, que el mejor pintor de España, Velázquez, fuera de origen portugués, que la triste España de hoy tenga entre sus mejores futbolistas a portugueses, no son sino anécdotas que ilustran la realidad de un destino común, hasta ahora desdichadamente frustrado.
J.R