Juan José Aguirre, obispo comboniano, dejó su Córdoba natal hace 34 años para irse a la República Centroafricana a predicar el Evangelio y dar voz a aquellos que no la tienen. Enfrentarse a grupos islámicos, asesinos o cuidar enfermos de malaria, sida o lepra, son solo algunas de las labores que ha hecho.
«A siete días de coche del teléfono y del médico más cercano. A llorar con los que lloran. A coger niños en brazos y sentir su temblor en todo el cuerpo… desde la humildad que es de donde se pueden hacer las obras» así explica Monseñor Juan José Aguirre, sacerdote comboniano, como hace 34 años dejó su ciudad natal, Córdoba, para irse de misiones a República Centroafricana, el segundo país más pobre del mundo. Hablamos de un país en el que la esperanza de vida no llega a los 50 años, donde encontramos varios cientos de miles de desplazados internos y la mitad de niños sin escolarizar.
Fue el pasado 23 de octubre cuando Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, dio su testimonio y presentó su libro «Sólo soy la voz de mi pueblo» en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, invitado por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El testimonio de este obispo es impresionante. Su diócesis, Bangassou, cuenta con 400.000 habitantes, y una superficie que es el doble de la de Andalucía. Ser obispo allí es muy duro. Es un país sacudido por la miseria y la violencia, donde los grupos armados han sacudido parte del territorio derramando sangre y terror. Las situaciones a las que se ha enfrentado Mons. Aguirre no han sido fáciles. Ha hecho frente a Joseph Kony y su fanático Lord Resistance Army (LRA), que se paseaba a sus anchas por su diócesis secuestrando niños para convertirlos en soldador de su ejercito y asesinando a inocentes. Además, este obispo comboniano también ha plantado cara al grupo yihadista Seleka. Fue por ello, el 2013 un año difícil pues dicho grupo decidió asentarse en el país sembrando el terror, el caos y haciendo que el trabajo pastoral de los últimos quince años se fuese abajo. Monseñor explicó la constantes violaciones de mujeres, cómo quemaron el hospital pediátrico, el centro de internet, la farmacia. Habló también de las continuas ejecuciones sumarias a adultos y niños fuera de Bangassou, el lanzamiento de una Granada o el robo de todos los medios de transporte. Solo una cosa no les pudieron robar: la fe.
Ayuda a la Iglesia Necesitada afirma que es más de una ocasión ha temido por la vida de Juan José Aguirre, pero como buen pastor ha sabido permanecer junto a su rebaño abriéndoles el camino.
Los islamistas radicales cada vez están más extendidos por África sembrando sangre, abusos y violencia. Hace poco, detuvieron a uno de los cabecillas en la diócesis de Bangassou. La gente desahogó todo su sufrimiento gritándoles llenos de odio y de ira. Antes esto, Juan José Aguirre optó por seguir el camino de Jesús y ser acercó al terrorista dándole su mano y deseándole un buen viaje. El obispo hizo vida la enseñanza de Cristo: «Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen». Monseñor Aguirre ayuda a miles de refugiados a llegar a su diócesis, protege la vida de las ancianas acusadas de brujería, lava y cuida a enfermos de sida o lepra o salva de la muerte a un gran número de bebés. Es el caso de Miriam, a la que su padre llevó en una bolsa, con dos días de vida, para que hiciesen lo que quisieran con ella. Hoy, Miriam tiene 9 años y vive feliz junto a niñas cuyas madres fueron violadas a los doce años.
El obispo de Bangassou ha vivido también la cruda y verdadera realidad del ébola y afirma: «El ébola hace 40 años que exite en 5 países, y los españoles se preocupan porque hay un único caso en Madrid.
Actualmente, Juan José ha ordenado 43 sacerdotes y forma a 60 seminaristas. En la presentación de su libro, Monseñor dirigió un agradecimiento especial a Ayuda a lglesia Necesitada: «que me ha ayudado cuando más lo necesitaba. Gracias a AIN que con tanto cariño ha empatizado con Bangassou. Tantos proyectos han podido realizarse junto a los más pobres en Centroáfrica gracias a tantos bienhechores de AIN. Con estos proyectos hemos Fue niños mudos de horror, niños soldado, niñas esclavas sexuales, ancianos abandonados, jóvenes llenos de futuro, proyectos llenos de amor. Mil gracias a todos». Aguirre ha recibido el premio de Derechos Humanos 2104 por el Consejo General de la Abogacía Española.
Información ofrecida por Religión Confidencial.