El botellón en el interior de las discotecas existe y se practica de manera legal. Cada vez son más los bares de copas españoles que permiten a los jóvenes introducir en el recinto el alcohol que traen de sus casas, un nuevo sistema que tiene como objetivo hacerle la competencia al botellón callejero y atraer más clientes los fines de semana. Con esta iniciativa, jóvenes (la mayoría de entre 18 a 20 años) hacen cola en la puerta de estos locales esperando entrar con sus botellas; una escena que se repite durante las madrugadas de los jueves, viernes y sábados.
20 Minutos / Los primeros indicios de la alternativa al botellón callejero se registraron hace un par de años en Málaga, donde se hizo popular bajo el nombre de ‘botellón indoor’. Desde entonces, esta práctica se ha ido extendiendo, cogiendo fuerza en zonas de gran afluencia universitaria. «Lo habíamos identificado en ciudades como Sevilla o Valencia», apunta Vicente Pizcueta, de la Asociación de Empresarios de la Noche Madrileña. En Madrid se han identificado dos locales de forma oficial, pero la moda es común en bares pequeños y algunas discotecas de forma ocasional. En cualquier caso, los representantes de los hosteleros consideran que el fenómeno es todavía «excepcional». También hay ejemplos de ‘botellón indoor’ en Mataró (Barcelona). Desde la web Granada en marcha comentan que «en verano, con el buen tiempo, está más parada la cosa. En noviembre, cuando aprieta el frío, es cuando salen estas fiestas».
Pizcueta denuncia este tipo de iniciativas y asegura que estos establecimientos se encuentran «al límite de la legalidad». El empresario madrileño critica, también, la mala imagen que estos lugares están mostrando del sector: «No se puede vender la imagen de que determinados locales se dedican a emborrachar a los jóvenes». La normativa, sin embargo, respalda a los dueños de estos locales, quienes aseguran que no necesitan una licencia especial para llevar a cabo su iniciativa, puesto que siguen utilizando la misma licencia que tenían antes de implantar el ‘botellón indoor’. En cualquier caso, los representantes del sector en ciudades como Valencia o Sevilla, que no tienen constancia de este fenómeno, advierten de que tomarán medidas (incluso legales) contra los locales que ofrezcan esta práctica.
Mientras que los empresarios del ocio critican esta nueva modalidad de consumir alcohol, los universitarios tienen claro que hasta que los bares no bajen el precio de las copas en las discotecas normales o encuentren un «trabajo decente», seguirán haciendo botellón. Por lo menos, en estos sitios «es legal”. Una estudiante de Administración y Dirección de Empresas de la Autónoma defiende que los estudiantes necesitan «este tipo de sitios para no arruinarse».
‘Trueque’ con cartas de la baraja
En Cábala, en concreto, uno de los establecimientos que se está poniendo de moda en la noche madrileña, los universitarios de la región solo necesitan una carta de la baraja española y una botella de alcohol para practicar el botellón «legal» y «a cubierto» en el recinto. “Ellos traen la bebida y nosotros ponemos los vasos, los hielos y los refrescos para hacer la mezcla”, explica Fernando, uno de los socios de Cábala, situado en la calle Beatriz de Bobadilla, en la zona de Metropolitano. En la cola es donde se lleva a cabo ‘el trueque’. Una botella, a cambio de una carta de la baraja española o de póker, según el día.
El procedimiento es siempre el mismo: el portero les pide el DNI y les requisa las botellas de alcohol, para que los camareros peguen en esas botellas unas pegatinas con el nombre de la persona y la carta de la baraja que le hayan asignado. «Es el sistema que tenemos para que los camareros sepan qué botella corresponde a cada chico», añade. Para evitar la picaresca, los propios locales proporcionan las cartas, que están marcadas para que nadie les pueda dar el ‘cambiazo’.
Así, desde las 12 de la noche, los cuatro palos de la baraja española asoman por encima de la barra reclamando su bebida. “Lo tienen todo muy organizado”, comenta un estudiante de segundo de Derecho y Márketing de la Universidad Complutense. “Yo le enseño mi carta a la camarera y ella solo tiene que buscar en la estantería qué botella —visible en todo momento para el cliente— corresponde con mi carta”, explica. Además, para que no haya cartas duplicadas o personas que intentan aprovecharse de este sistema, los camareros siempre preguntan qué nombre aparece en la pegatina de la botella.
Eso sí, aunque la entrada al local sea gratuita, rellenar la copa cuesta un euro. “Si me tomo cinco copas, voy a pagar cinco euros, más el dinero que me gasté en el alcohol antes de entrar. Gasto un poco más que si hago botellón en la calle, es verdad, pero me merece la pena. No me arriesgo a que me pongan una multa”, cuenta un estudiante de la Universidad Politécnica de Derecho y Ciencias Políticas.
Esta alternativa al botellón callejero se implantó hace un año en este establecimiento para que los jóvenes pudieran evitar las multas de 600 euros que les pone la policía son ‘pillados’ bebiendo en la calle. “La clave está en que nosotros ponemos el local, el dj y los baños (gran reclamo, sobre todo para las chicas)“, comenta uno de los camareros. “Antes, el local estaba vacío. Pero desde que hemos permitido el botellón, el bar funciona”. El secreto de ese éxito reside en el boca a boca de los clientes y en el papel fundamental que juegan las redes sociales.
Cábala es, además, un sitio de paso para la mayoría de los jóvenes que lo frecuentan, tal y como asegura María, de 19 años. “De aquí nos vamos a una discoteca, porque a partir de las 3 de la mañana el local se queda con el alcohol que no hayas consumido y empiezan a cobrar los cubatas”. “Aunque tu alcohol te lo guardan durante un fin de semana, por si quieres volver al día siguiente”, detalla.
Un poco más abajo, en ciudad universitaria, uno de los puntos de encuentro más demandados para hacer botellón en la capital, se reúnen grupos de jóvenes preparados para combatir el frío durante las horas que dure la fiesta callejera. “He oído hablar de esos sitios en los que te dejan pasar el alcohol. Están bien, pero a mí me gusta beber y fumar a la vez y allí no lo puedo hacer”, asegura un licenciado en Psicología.
El ‘pack botellón’, ahora también para el público adulto
Las discotecas latinas La Nuit y Tropical, de Torrejón de Ardoz, e Insonmia, en Alcalá de Henares, también utilizan procedimientos similares -aunque sin el peculiar sistema de cartas- para permitir que su público, por lo general adulto, acceda al local con su propio alcohol.
En el caso de la primera, no hay precio de entrada, pero por cada botella que entre al recinto se tendrá que abonar la cantidad de 5 euros. Una vez dentro, la persona tiene derecho al ‘pack botellón’, que incluye una cubitera con hielos y vasos para que sea la persona y no el camarero el que sirva la bebida. Aquí, al igual que pasaba con el local capitalino, la mezcla la pone el establecimiento, aunque el precio de cada botellín de refresco asciende a los 4 euros. Una alternativa bastante más cara que la anterior, pero que, como explica uno de los camareros de La Nuit, va destinado a «un público adulto consumidor de botellas». En Insomnia, por el contrario, el precio de la entrada ronda los 10 euros por persona.