“Qué camino de escarcha, tu camino
aromado de mar de madrugada
en la llama votiva de los cirios
Qué implacable vigilia de esperanza
José Antonio, tu nombre, en el relevo
de la noche aterida que se acaba
Al hombro azul del caminar despierto
pasa y vence la luz con que renueva
su tierno afán de servidumbre al Cielo
Y este clamor anónimo en la tierra
que presente de ti, de ti responde
en tu ronda de eterna caminera
Y este pisar castrense de los hombres
con su paso de paz y de batalla
que repica en la tierra como el bronce
Y este pasmo de hierba atarazada
en la ingenua mudanza del sendero
Y esta vela de vientos que te guardan
Todo el tránsito azul al día nuevo
para ti, José Antonio. Y la promesa
de mirar y morir hacia lo eterno
De sentir otra vez, cada alba nueva,
este mismo fervor que hoy con tu peso
en el hombro nos alza su bandera
Renovar, otra vez, rito y silencio
con esta misma plenitud de ahora,
y en este mismo pergeñar de incienso
A este tránsito eterno de las sombras
otra vez volveremos, José Antonio
por el hábito antiguo de tu escolta
Y el limpio amanecer que escuchó el voto
aun tendrá guardia en el difícil trance
del futuro sin ti, perplejo y solo
Y nuestro grito vivirá en el aire,
más allá del recinto del Imperio
donde queda la norma de tu imagen…”
Gaspar Gómez de la Serna y Scardovi