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¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?

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Por José María García de Tuñon para elmunicipio.es

En la página 1502 del II tomo de las Obras Completas que editó Plataforma 2003, se puede leer una carta que José Antonio Primo de Rivera envió, con fecha 15 de junio de 1935, al falangista asturiano y jefe local de Gijón, Enrique Cangas. Este, el 7 de mayo de 1936, junto con otros falangistas y con motivo del entierro del guardia civil Manuel Vela, asesinado en Gijón, a cuyo entierro también habían asistido el alcalde de la ciudad, Jaime Valdés, y otras autoridades provinciales, comenzaron a gritar: «¡Fuera!» «¡Fuera!». El ambiente se iba calentando hasta que las autoridades se vieron obligadas a suspender la ceremonia y ordenar el traslado inmediato del cadáver al cementerio. Fue entonces cuando los falangistas increparon de nuevo a las autoridades, voceando: «¡Viva Falange Española!», «¡Muera la República!». Momento en que los policías detenían a varios falangistas, aunque Enrique Cangas consiguió escapar, si bien sería detenido en Madrid al mes siguiente y trasladado a la cárcel de Oviedo. El 20 de julio al quedar la capital en poder de los nacionales, fue puesto en libertad, y Cangas que ya contaba con 49 años de edad, se incorpora en la defensa de Oviedo, pero cayó herido de gravedad el 31 de julio, falleciendo tres días después…

Sin embargo, no es mi propisito escribir la biografía de este falangista, sino que me ha llamado la atención que después de muchos años de aquel grito: «¡Muera la República!», según refleja el sumario número 129 de 1936 firmado por el secretario del Juzgado de Instrucción de Oviedo, parece que ahora otros quieren gritar «¡Viva la República!» sin que nos digan qué tipo de República quieren. Si se refieren a la última que padecieron muchos españoles, entre ellos todos los falangistas, ya sabemos su final. «Como creemos en la democracia, somos republicanos», ha dicho el Secretario General de Falange Auténtica, Antonio Pérez Bencomo. De la misma opinión es el escritor y poeta Eduardo López Pascual, cuando subraya: «Los falangistas, y me incluyo como miembro de Falange Auténtica (FA), no podemos permanecer alejados y en silencio de expresar pública y sonoramente el ADN republicano de nuestra ideología». También escribió: «Falange Auténtica (FA) tiene que exponer a todos los españoles que queremos una consulta nacional, un referéndum, para contestar si aprobamos la continuidad, por abdicación, de una forma de Estado monárquico o republicano. Naturalmente, yo, como ciudadano y como falangista, me declaro de la República. Yo, que crecía cantando aquellos versos juveniles de Viva, viva la revolución/ viva viva Falange de las JONS/ Muera muera el capital, viva viva el Estado Sindical… que no queremos reyes idiotas, que no sepan gobernar… ¡abajo el Rey! Ahora, más moderado solo por la edad, no por mi pasión, sigo pregonando UN NO A LA MONARQUIA».

Por otra parte, cuando elmunicipio.es le pregunta al profesor, doctor en Filosofía, Manuel Parra Celaya: « ¿Monarquía o República?». Él que dice sentir poca simpatía por la monarquía, declara: «Ya he comentado que la forma que adopte el Estado es para mí algo secundario, no me quita el sueño, y algo parecido respondió José Antonio a un periodista que le preguntaba si la falange prefería monarquía o república: “¡Qué cosas más raras me pregunta usted! ¡Acaso ni lo uno ni lo otro…!”». Y añade más adelante: «El partido FE de las JONS se declara abiertamente republicano, pero sin especificar demasiado; ¿qué ocurriría con un presidente afín a un partido o secta de los que corren por ahí? ¿Alguien se imagina un Rodríguez Zapatero como Jefe del Estado español? Claro que igual se puede decir de la monarquía…».

Ha habido más opiniones, pero permítaseme terminar con lo que opiné cuando elmunicipio.es me hizo la misma pregunta. Comencé manifestando que no tenía muy claro que José Antonio descartara para siempre un régimen monárquico en España. Por eso me referí a lo que habló en el cine Madrid en mayo de 1935 refiriéndose al 14 de abril de 1931: «Nosotros, que estamos tan lejos de los rompedores de escudos en las fachadas como los que sienten solamente la nostalgia de los rigores palaciegos, tenemos que valorar exactamente, de cara -lo repito- a la Historia, el sentido del 14 de abril en relación con nuestro movimiento». Es decir, como declaró a un periodista portugués, el problema no es de régimen, sino de hombres aptos a la altura de las responsabilidades del momento político. No está, pues, diáfana, insisto, la postura de José Antonio. Ni en los 27 puntos, ni en escrito alguno, nos aclara nada al respecto.

Con estas palabras dejo abierta una puerta a elmunicpio.es  para que dé paso a un debate sobre este tema tan interesante en el que, por lo que estamos viendo, no coincidimos los falangistas de manera clara. Lo único que está claro es que la monarquía es y está aquí. . .

                                                                                  JOSÉ Mª GARCÍA DE TUÑÓN AZA

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5 COMENTARIOS

  1. Interesante debate el que abre mi admirado e inteligente amigo José María García de Tuñón Aza, pero un debate que a mi me parecía superado entre los falangistas y solo sería útil en discursión con las demás fuerzas políticas. Yo creo que las dudas se desvanecieron por completo a raíz de dos frases pronunciadas por el fundador falangista. La primera, en 1931 cuando hacía alusión a una vida apacible y democrática que, aunque ahora una monarquía contempla. como entonces, la participación democrática, la verdad es que su representación física, el rey, no era nunca o casi nunca, la «sapiencia», de que hablaba Campanella tal como recogía Rafael Sánchez Mazas. La otra ocasión es el decidido «delenda monarquía est», pero sin violencia claro, que José Antonio preveía en su discurso de presentación en 1933. Naturalmente las citas que hace mi buen y docto amigo, no hacen desde mi punto de vista, sino confirmar ese concepto de régimen para nuestra nación. Algo, por otra parte que se repite ininterrumpidamente por todas las generaciones de falangistas que en el mundo han sido, aunque es cierto que no se explicitaban durante el régimen franquista por exceso de prudencia. Claro que no aspiramos a una república como la que sufrimos en la década de los treinta, pero eso no quita para recordar el carácter de privilegio unipersonal que han tenido los monarcas actuales, Juan Carlos y Felipe, situación que un demócrata no será nunca complaciente. Es verdad que aquella república nos sumió en circunstancias gravísimas, pero no menos es que históricamente nos llevaron los reyes de España, y cabe traer aquí las etapas de los Carlos, y los Borbones, con luchas exterminadoras y ruinosas ¿Cómo será la república a que aspiramos? Eso lo tendremos que decidir los ciudadanos, que creo, que habrán aprendido de la historia y de la realidad. Ahí si que hay un debate. Eso también, con respeto y con amor, como dirían los clásicos.

  2. el problema es que en estos tiempos y debido a la incultura existe el error de que todo republicano tiene que ser de izquierdas y que nos llevaria al nefasto frente popular de los años treinta. con nostalgia he vuelto a recordar la estrofa » que no queremos reyes idiotas…» que cantabamos en los años 50. rotundamente no soy monarquico aunque he tenido que tragarme payasadas como cuuando camilo cela dijo que teniamos un rey que no nos mereciamos. gran articulo como todos los que nos deja garcia de tuñon.

  3. Durante un aparte en el primer Congreso Nacionalsindicalista celebrado en Madrid en 1976 presencie un intercambio de palabras sobre Monarquía-República en el pensamiento de José Antonio entre David Jato y el entonces Director del periódico Alcazar Antonio Gibello. David Jato decía que leyendo atentamente las Obras Completas de José Antonio se desprendía claramente la opción republicana, mientras que Gibello defendía que era la monarquía lo que defendía José Antonio. Yo, desde mis veinte pocos años no acertaba a comprender como dos intelectuales seguidores de José Antonio podían tener una visión tan dispar. Lo evidente es que Jato no estaba de acuerdo con la solución monárquica de Franco y Gibello sí. Posteriormente, en otro aparte personal, David Jato me confirmó que ese era el fondo de la discusión. Franco era Monárquico y no era falangista joseantoniano.
    Lo cierto es que José Antonio fue monárquico en su juventud, pero el Rey traiciono a su Padre y además abandono a los monárquicos y a los españoles con su fuga pusilánime. José Antonio acepto la ilusión del 14 de abril republicano, aunque el Frente Popular frustró la esperanza de la revolución española que en un principio se atisbaba. El Marqués de Estella nunca renegó de la monarquía de la que dijo que era una «institución gloriosamente fenecida». Acepto la Republica en cuento nuevo instrumento para reencontrar el camino revolucionario que España necesitaba para imperar otra vez universalmente. Pero tampoco la II Republica fue española y para España, con ella no hubo Pan, Patria y Justicia, sino enfrentamiento y finalmente guerra civil. Si algún día los falangistas joseantonianos logran o logramos que en España se configure un Estado Nacionalsindicalista y el Rey de turno sirve a ese Estado, consecuentemente no habría problema en que fuera monárquico, en caso contrario se declararía republicano. El Estado Nacionalsindicalista podría institucionalizar una nueva forma monárquica que no fuese hereditaria y una legislación estricta sobre sus funciones. Igualmente se tendría que hacer con el Presidente de la Republica. En todo caso, tanto la forma de Estado Monárquica o Republicana tendrían que someterse al Bien Común y a las nuevas leyes emanadas democráticamente de los principios de la doctrina falangista joseantoniana.
    Hoy por hoy yo estoy con la tesis de David Jato. En las Obras Completas de José Antonio se desprende que la opción Republicana está más cercana a los postulados de justicia social, de la superación de las clases, del dar al trabajo la máxima dignidad y al servicio el máximo honor para que los mejores contribuyan, por méritos, al Bien desde los puestos de máxima responsabilidad en la organización del Estado

  4. Monarquía, etimológicamente, es el gobierno de uno.
    Si el gobierno, el ejercicio del poder soberano, es compartido, descansa en varios, ya no hay monarquía.
    Lo que hay en España y en el resto de las llamadas monarquías constitucionales, no es monarquía. Es república coronada.
    Lo más cercano hoy en occidente a una monarquía son las repúblicas presidencialistas al modo norteamericano o francés. Aún cuando estas repúblicas presidencialistas otorgan un gran poder a un solo hombre (el presidente de la república) no le otorgan todo el poder. Es un poder limitado y fiscalizado por otros poderes: el legislativo y el judicial. Además, carece de otra de las características propias de la monarquía, su carácter vitalicio.
    Franco, fue un monarca sin corona.
    Juan Carlos y Felipe son reyes sin monarquía.

  5. «Esa Institución gloriosamente fenecida», era la referencia que José Antonio hacía de la Monarquía. Por algo sería. Incluso algunos primeros espadas del falangismo de finales del siglo XX, llegaron a decir:»antes que la Monarquía inútil, preferimos la República presidencialista».
    Creo sinceramente que en el ideario político falangista, José Antonio da por superada la Monarquía, sino de forma explícita, sí implícitamente.
    Seguramente García de Tuñón investigará más a fondo este asunto, para poner un poco más de claridad de la que se desprende de este artículo, aunque de momento, la polémica ideológica falangista está servida. No pasa nada; sería otra de las muchas.

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