Por Eduardo López Pascual para elmunicipio.es
(Responsable de comunicación de Falange Autentica en Murcia)
Tal vez a alguna gente, no sé si poca o mucha, la insólita y buena noticia que simultáneamente se divulgaba en los Estados Unidos y Cuba, en palabras de sus presidentes Obama y Castro, de restablecer relaciones diplomáticas entre sus dos países, les habrá cogido por sorpresa y lo que es peor, con una posible contrariedad, como un despropósito, el dar fin a una situación de bloqueo y de incomunicación humana, comercial y política de medio siglo de triste duración. Sin embargo a otros, personas u organizaciones, nos parece una nueva buena que, en tiempos de Navidad, casi resulta una providencia realmente extraordinaria. En este sentido, nosotros, nos congratulamos de que por fin en Cuba amanezca la esperanza de una leal reconciliación si no de ideologías, sí de humana consideración.
Falangistas como yo mismo y no se trata de poner medallas que no conducirían a nada, estuvimos siempre al lado del pueblo cubano, aun sabiendo que vivían una experiencia social muy comprometida y en ocasiones muy lesivas para sus ciudadanos. Pero entendíamos que una dura transformación como la que imponía el régimen castrista, suponía sin duda dolor y dificultad para una sociedad que cambió revolucionariamente un capitalismo salvaje por una esperanza de mayor igualdad y justicia. A nosotros, que luchábamos por nuestra revolución, no nos era ajeno el inicial intento de Sierra Maestra, y por una vez incluso estuvimos en la isla, llevando jóvenes camaradas a una Reunión Mundial celebrada en su capital Santiago.
Luego, la desviación comunista puso a cada uno en su sitio, pero a costa de romper en lo internacional vínculos familiares, culturales y de comercio, aunque siempre España mantuvo una relación con la hija americana. En el fondo había falangistas de los que me cuento, que mirábamos a Cuba con cierto interés por aquello de si sería posible una nación sin capitalismo. Algunos, pusieron la esfinge del Che en sus boinas o llevábamos llaveros de revolución, no se olvidaba tampoco el rumor de que Fidel tenía en su mochila de guerrillero las obras completas de José Antonio. Por todo ello, había una un tono de “comprensión”, a la tentativa caribeña que, lamentablemente, desapareció movida por el desvío humanista que, tras la distancia con Nixon, derivó a una dictadura empañada. Pero en Falange Auténtica siempre tuvimos la esperanza de que Cuba se abriera al mundo, se humanizara, y sin perder su dignidad como pueblo, encontrara la ocasión para volver a unas relaciones normales y civilizadas.
Hoy, la noticia del fin del embargo, la vuelta a una Cuba más libre y más humana, aparece como una realidad que todos esperamos que sea para siempre. Es un deseo que creo compartido por el pueblo llano, y también por personalidades tan representativas como el Papa Francisco, que ahora es conocido como importante mediador en este contencioso político. ¿Esto es definitivo? No se sabe. Seguro sí, que será un pequeño paso para millones de cubanos, pero uno muy grande para un regreso pausado y positivo a la normalidad que no hay que despreciar o ignorar.
Eduardo López Pascual
(Responsable de comunicación de Falange Auténtica en Murcia)
