A DON ANTÓN SÁENZ DE HEREDIA
Prisión Provincial de Alicante, 19 de noviembre de 1936.
Querido tío Antón:
Me despido de ti con mucho cariño, de toda la familia de mi madre. Hazme el favor de decírselo a todos sin olvidar a ninguno: a tío Cesáreo y a tía María; a tía Carmen; a tío Angel y a tía Nieves; a tío Goyo y a tía María, heroicamente probados también por la dureza de estos tiempos, y en cuya entereza tanto tengo que aprender. No dejes fuera a ninguno de los primos y primas y a sus maridos y mujeres. De mis sobrinos, hijos de ellos, no te digo nada porque son tan chicos que iban a oír la noticia como quien oye llover. No escribo a ninguno porque tendría que hacerlo a todos, y no quiero dedicar a cartas mucho tiempo del limitado que me queda de vida, salvo que Dios haga todavía que se me prorrogue. Créeme que me alegraría que así fuese; pero, por si no es así, trato de disponerme lo mejor posible para el juicio de Dios: ayer confesé con un sacerdote viejecito y simpático que está preso aquí y hoy estoy lleno de paz: todavía en gran parte porque me ilusiona la esperanza de vivir; si esta esperanza se pierde, porque confío en que la sustituya una conformidad cristiana con lo que venga.
En fin, perdonadme en lo que os haya podido molestar y reciban todos por medio tuyo fuertes abrazos de tu sobrino que mucho te quiere,
JOSÉ ANTONIO
De la revista Y, junio de 1944.