José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, dos caras de la política exterior del PSOE.
Se llama política de gestos. La de José Luis Zapatero no fue demasiado acertada cuando, el pasado 25 de febrero, se reunió -con amplia cobertura mediática del Granma- con el mandatario cubano Raúl Castro, junto al titular de exteriores de la isla y el ex titular del ramo en España, Miguel Ángel Moratinos. La imagen de Zapatero compartiendo sonrisas y confidencias con el comunista, que meses antes había plantado al ministro de Exteriores García Margallo no sentó nada bien en Moncloa. El jefe de la diplomacia española calificó el viaje a Cuba de “extraordinaria deslealtad” y aseguró que su gesto entorpecía las relaciones entre España y la isla. Un par de semanas después Rodríguez Zapatero continuaba con su política exterior paralela y asistía a un foro sobre el Sáhara que había sido desautorizado por los defensores del pueblo saharaui.»Supongo que el ex presidente sabe que la Unión Africana emitió una declaración solicitando la cancelación de este foro por considerarlo ilegal conforme al derecho internacional», decía sobre la última excursión del ex presidente el ministro Margallo. Y es que, el Foro Crans Montana, ideado por una ONG suiza con sede en Mónaco y celebrado en una ciudad del Sáhara Occidental, tenía como objetivo reafirmar la «marroquinidad» del Sáhara Occidental.
El anuncio este lunes de que el ex presidente Felipe González asume la defensa de los líderes opositores venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma encarcelados por el presidente Maduro, se convierte así en una lección de buenas maneras para Zapatero. Primero, porque Felipe González llamó a Margallo para explicar que iba a aceptar la defensa de los opositores y que, aunque era una iniciativa particular «quería que el Gobierno lo supiese», según aseguró después el ministro. «Me parece que eso es hacer las cosas bien», dijo Margallo, en clara alusión a los incidentes con Zapatero.
Segundo, porque la decisión de González se sitúa en plena sintonía con la política exterior del Gobierno de España, que ha pedido públicamente la liberación de Ledezma y López y que este martes presenta en el Congreso una proposición no de ley en el mismo sentido.
Deterioro de los derechos humanos
El líder opositor Leopoldo López, encarcelado desde hace más de un año, y el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, detenido el pasado 20 de febrero por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), están acusados por el Gobierno del presidente Nicolás Maduro de formar parte de grupos radicales con planes violentos para desestabilizar el país. La decisión de González de defender a los líderes opositores venezolanos se debe, según señala el entorno de González, al continuo deterioro de la situación de los derechos humanos en Venezuela y a la ausencia de garantías jurídicas de los acusados, presos en la cárcel militar de Ramo Verde, en las afueras de Caracas.
Información ofrecida por el diario La Gaceta.