El Gobierno de Alexis Tsipras se quedará sin dinero el próximo mes de abril si no recibe un nuevo balón de oxígeno por parte de sus socios comunitarios. En concreto, el Estado heleno dispondría de liquidez hasta el 20 de abril, según ha indicado a Reuters una fuente familiarizada con la situación.
Libre Mercado / Atenas afirma que tratará de enviar a sus socios europeos una lista de reformas en los próximos días con la esperanza de lograr desbloquear nuevas ayudas que permitan al país sortear la suspensión de pagos. Grecia había confiado últimamente en operaciones ‘repo’, donde toma prestado dinero de entidades públicas, para cubrir sus necesidades de liquidez, pero sólo puede seguir confiando en ella durante algunas semanas más. «Aunque será duro, el país puede hacerlo sin ayuda hasta alrededor del 20 de abril, utilizando los préstamos a corto plazo de entidades públicas», según indicó la fuente.
Cabe recordar que Grecia no cuenta con vías autónomas de financiación. Además de tener cerrado el mercado internacional del crédito desde hace años, el Banco Central Europeo (BCE) no acepta la deuda helena como colateral para financiar a los bancos griegos y, de hecho, acaba de prohibir a dichas entidades que sigan comprando letras del Tesoro, puesto que Grecia ya no cuenta con la garantía del rescate internacional ante la perspectiva de que Syriza se hiciera con el poder.
Así pues, hoy por hoy, el Estado griego tan sólo dispone de sus reservas, sus ingresos exiguos fiscales y las citadas operaciones ‘repo’ para hacer frente a todos sus compromisos de pago. Según informó Atenas el martes, Grecia registró un déficit público de 194 millones de euros en los dos primeros meses del año frente al superávit de 487 millones alcanzado en el mismo período de 2014, debido a la fuerte caída que han experimentado los ingresos fiscales en los últimos meses.
Hoy por hoy, la financiación de Grecia depende exclusivamente de la asistencia de sus socios comunitarios, es decir, de la prolongación del actual programa de rescate. El problema, sin embargo, es que, para desbloquear los fondos, Atenas debe presentar e implementar una serie de reformas y ajustes que, por el momento, se niega a realizar, ya que significaría mantener la senda de austeridad y flexibilidad que exigen sus acreedores.
El Ejecutivo de Tsipras confía en que si los ministros de la eurozona aprueban la última lista de reformas, eso permitiría el retorno de los 1.900 millones de euros en beneficios correspondientes a la exposición del BCE a la deuda griega. Atenas espera también la devolución de unos 1.200 millones de euros en efectivo sobrantes del rescate de la banca griega y que fueron devueltos al fondo de rescate europeo.
Intensa fuga de capitales
Desde finales del pasado año, momento en el que se convocó el adelanto electoral en Grecia, la salida de depósitos de los bancos griegos no ha hecho más que aumentar, ante la perspectiva de que un Gobierno de Syriza pondría en riesgo la solvencia de Grecia e incluso su permanencia en la Unión Monetaria.
Este estado de pánico se ha manifestado, igualmente, en una intensa fuga de capitales del país heleno desde el pasado mes de octubre, tal y como revela el Eurosistema (Target 2), es decir, las transacciones entre los bancos, los Estados y los Bancos Centrales de la zona euro.
El siguiente gráfico muestra que la fuga de capitales acumulada en Grecia se ha disparado hasta superar los 90.000 millones de euros el pasado febrero.
Durante la crisis, dicha estampida se intensificó de forma muy sustancial hasta mediados de 2012, momento en el que la tormenta financiera se calmó tras las mágicas palabras de Mario Draghi, garantizando que el BCE haría «todo lo necesario» para evitar la ruptura del euro. Sin embargo, dicha tensión ha regresado a Grecia gracias a Syriza.
Desde entonces, el sistema financiero heleno ha sufrido la mayor fuga de depósitos de su historia, mientras su economía avanza de nuevo hacia la recesión, el paro aumenta y las cuentas públicas regresan a los números rojos…
La banca aguantará hasta abril
Los problemas de liquidez no se limitan al Estado heleno, sino que afectan también al conjunto del sistema financiero del país. La banca griega ha tenido que recurrir a las líneas de liquidez de emergencia (ELA) del BCE para compensar la fuga de depósitos sufrida en los últimos meses. El BCE, por el momento, ha autorizado una financiación próxima a 69.000 millones de euros a través de este mecanismo.
La inestabilidad política de Grecia ha propiciado una fuga de depósitos histórica desde el pasado noviembre. Según advierte La Caixa Research, si los depósitos siguen cayendo a la misma velocidad que en enero (7,3% interanual), «en abril los bancos se verían en dificultades para financiarse por falta de suficiente colateral elegible […] No se espera que los depósitos sigan contrayéndose a este ritmo. Sin embargo, las cifras enfatizan el riesgo que existiría si no se consigue reducir la inestabilidad política y la consiguiente fuga de depósitos». Mientras, si los depósitos se contraen a la velocidad media alcanzada entre noviembre y enero (3,3%), los problemas se retrasarían hasta junio.
El pronóstico de Soros
La incertidumbre en torno al futuro de Grecia es tal que destacados inversores como, por ejemplo, George Soros, consideran que la probabilidad de que el país abandone el euro rondaría ya el 50%.
«En estos momentos la relación entre los países de la eurozona y Grecia se ha convertido en un juego de perder-perder. Grecia es un problema que hace tiempo que está enconado y que ha sido manejado mal por todas las partes», según declaró a Bloomberg TV.