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José Antonio Primo de Rivera (Biografía)

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José Antonio Primo de Rivera (Biografía)

José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia nació el 24 de abril de 1903, aunque sus raíces familiares lo vincularon a las gaditanas tierras de Jerez de la Frontera. Fue el mayor de cinco hermanos que quedaron huérfanos de madre en 1908. Miembro de una familia de tradición militar, optó sin embargo por el dominio de las Leyes, estudiando la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid, donde obtuvo la Licenciatura en 1922.

Siendo hijo del Dictador que gobernó en España entre 1923 y 1930, permaneció totalmente ajeno de la actividad política hasta el fallecimiento de su padre, muerto en su exilio parisino apenas unas semanas después de resignar su cargo, y de quien heredó el marquesado de Estella. Con el único fin de revindicar su memoria, duramente atacada por los representantes de la vieja política, participó en el proyecto de la Unión Monárquica Nacional, organización política de vida muy breve. Intentó alcanzar un escaño por Madrid en las elecciones a Cortes de 1931 para su filial propósito, pero resultó derrotado, teniendo a partir de entonces que limitar sus actuaciones públicas en defensa de la labor de la Dictadura a la intervención letrada en diversos juicios. Aunque fuera detenido en 1932 bajo la sospecha de haber colaborado en la sublevación protagonizada por el general Sanjurjo, finalmente fue liberado sin cargos.

Su repulsa por las viejas fórmulas políticas le llevó a interesarse por el fenómeno fascista, participando en 1933 en el único número del periódico El Fascio con un artículo en el que preconizaba un nuevo modelo de Estado social. Creó poco después el Movimiento Español Sindicalista (MES) con el afamado aviador Julio Ruiz de Alda, organización que enseguida entrará en contacto con algunos miembros del Frente Español (FE) creado por seguidores de José Ortega y Gasset. El proyecto político de José Antonio fue madurando durante los meses siguientes hasta que, finalmente, fue presentado en el madrileño Teatro de la Comedia el 29 de octubre de 1933. Algunos días más tarde el nuevo movimiento fue registrado con el nombre de Falange Española (FE).

Daba comienzo así una etapa de febril actividad política, en la que compaginaría la exigencia de la consolidación del nuevo movimiento con la calidad de diputado, pues en las elecciones de 1933 obtuvo como independiente un escaño en la candidatura conservadora presentada por la circunscripción de Cádiz. En febrero de 1934 FE se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), quedando regida a partir de entonces la organización por una Junta de Mando en forma de triunvirato en el que participaban José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos bajo la presidencia de Julio Ruiz de Alda. Pero el abolengo de su apellido, la plataforma parlamentaria y su valiosa personalidad hicieron de José Antonio el máximo representante de FE de las JONS desde el primer momento, siendo finalmente proclamado jefe nacional del partido en octubre de 1934.

A medida que crecían, las filas falangistas iban liberándose de conspicuos monárquicos que lastraban el proyecto político de José Antonio. Pero será la defección de Ramiro Ledesma la que marque un punto de inflexión determinante en la trayectoria del pensamiento joseantoniano, cada vez más alejado del corporativismo fascista. Desde su escaño señaló las verdaderas causas de la Revolución de Octubre de 1934, describió el problema del sentimentalismo catalán, se opuso a la contrarreforma agraria diseñada por los conservadores y criticó duramente la corrupción de los políticos radicales. Pese a la propuesta de Frente Nacional que lanzara ante el peligro marxista que se cernía sobre España, su voz fue desoída por las derechas, de modo que los candidatos falangistas concurrieron en solitario a los comicios celebrados en febrero de 1936, sin lograr ni un solo escaño.

José Antonio fue detenido, junto a la mayor parte de la Junta Política de FE de las JONS, el 14 de marzo de 1936 bajo la acusación de asociación ilícita, cargo que fue rechazado por los tribunales. Pero, retenido en la cárcel a instancias de las autoridades gubernamentales del Frente Popular, ya no recuperaría la libertad. Mientras sus camaradas eran perseguidos —encarcelados o asesinados—, José Antonio tuvo que enfrentarse a diversos procesos judiciales hasta que el 5 de junio de 1936 fue trasladado a la prisión de Alicante, donde se encontraba al producirse el Alzamiento el 18 de julio. Deseoso de poner fin a la tragedia de la guerra, se ofreció para mediar con los sublevados con el propósito de establecer un régimen de salvación nacional, pero su oferta no fue atendida por el Gobierno republicano. Juzgado por rebelión, fue condenado a muerte y fusilado en la madrugada del 20 de noviembre de 1936. Apenas unas horas antes, dejó escrito en su testamento: “Ojalá sea la mía la última sangre española que se vierta en discordias civiles”.

Finalizada la Guerra, sus restos fueron trasladados al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Allí reposaron hasta que el 30 de marzo de 1959 recibió sepultura ante el Altar Mayor de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, adonde llegó portado a hombros de sus camaradas, muchos de los cuales no tuvieron la oportunidad de conocerle en vida. En el granito de la losa que lo cubre simplemente aparece grabado el nombre con el que ha pasado a la Historia: José Antonio

Biografía 2 de José Antonio Primo de Rivera – Domínguez Marroquín – Fuente Canal Social

Tercer marqués de Estella y primer duque de Primo de Rivera. Político español. Fundador de Falange Española. En el vivir español es conocido como «José Antonio». Fue hijo de D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja y de Da Casilda Sáenz de Heredia y Suárez de Argudín. José Antonio, que era el mayor de seis hermanos, n. en Madrid el 24 abr. 1903. Estudió Derecho en la Univ. de Madrid licenciándose en 1922 y dedicóse al ejercicio de su profesión de abogado desde 1925. Hasta 1930 no manifestó la menor inclinación por las tareas políticas; muy al contrario, permaneció apartado de ellas, acaso precisamente por el puesto que su padre ocupaba. La primera actuación pública de la que se tiene noticia tuvo lugar el 6 oct. 1930 en el frontón Euskalduna de Bilbao, dentro de la Unión Monárquica Nacional que entonces nacía y pretendía revitalizar la institución ya agónica.

En septiembre de 1931 se presentó como candidato a diputado, pero no salió elegido. La campaña electoral de José Antonio se definía en su manifiesto: « ¡Por una sagrada memoria!» son las primeras palabras; «¡un puesto en las Cortes para defender la memoria de mi padre! » son las postreras. Desde la muerte de D. Miguel Primo de Rivera ocurrida en París el 12 mar. 1930 se había desatado en efecto una campaña feroz contra el general, sus colaboradores y su obra política. Después de su intento de Madrid, José Antonio hubo de actuar como defensor de diversos encartados en los procesos que se seguían ante el Tribunal de Responsabilidades. Tuvo especial resonancia su defensa de D. Galo Ponte, ex ministro de justicia de la Dictadura.

Después de los incidentes del 10 ag. 1932, en los que José Antonio no tuvo intervención alguna, proyectó, con el periódico «La Nación», lanzar una revista -«El Fascio»- que, si bien estuvo confeccionada, no llegó a aparecer porque el Gobierno Azaña la retuvo y secuestró.

La primavera y el verano de 1933 vieron nacer el Movimiento Español Sindical -MES-, que ya encierra los gérmenes y las grandes líneas de la doctrina de Falange Española (v.) que sería lanzada públicamente en el Discurso fundacional, pronunciado por José Antonio en el Teatro de la Comedia de Madrid el 29 oct. 1933. A partir de esta fecha la figura de José Antonio se destaca en la política nacional al encarnar la jefatura de la recién nacida Falange Española. Superando preformaciones de temperamento y carácter -intelectual, irónico, crítico…su vida se funde con la del movimiento político que ha formulado, y que va perfilando a lo largo de sus múltiples actuaciones públicas y de los numerosos artículos que aparecen en los periódicos de Falange Española («FE», «Arriba», «No importa», «Haz», etc.).

En las elecciones de 1933 que, con su campaña, le dieron la oportunidad de fundar Falange Española, los¿ Antonio fue elegido diputado por la provincia de Cádiz y sus discursos en el Parlamento constituyeron también una manifestación con gran eco de la doctrina política de Falange Española.

En febrero de 1934 se produjo un acercamiento primero y una fusión después de Falange Española con las Juntas de Ofensiva Nacional sindicalista (JONS) de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, fusión que fue proclamada públicamente el 4 mar. 1934 en el teatro Calderón de Valladolid y que se estableció bajo el mando de un triunvirato compuesto por José Antonio, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda, si bien muy pronto se apreciaron divergencias internas, quedando como jefe único José Antonio.

FE de las JONS formuló su ideario en 27 puntos que tenían ya un claro antecedente en los Puntos Iniciales que José Antonio redactara pocos meses antes. El 18 jul. 1936 fueron incorporados al pensamiento del Movimiento Nacional y constituyen la sustancia de los Principios Fundamentales que, con rango de Ley constitucional, se promulgaron en mayo de 1958.

En octubre de 1934, con motivo de la Revolución de Asturias y Cataluña, Falange Española estuvo presente en la manifestación contrarrevolucionaria del día 7 en la Puerta del Sol. En 1935, los gobiernos de derecha que habían sucedido al bienio 31-33 de claro matiz socialista, llegaron a una vía muerta y sin salida, y el presidente de la República disolvió el Parlamento, convocando elecciones para febrero de 1936. Polarizadas las fuerzas en los dos extremos, los antagonistas eran el Bloque Nacional, por la derecha, y el Frente Popular, por la izquierda. Falange Española acudió sola a los comicios, y -en frase de la época- «entre la saña de un lado y la incomprensión de otro», no consiguió ningún acta. José Antonio, en la segunda vuelta, fue candidato por Cuenca, pero para entonces ya estaba en el Gobierno el Frente Popular y, a través de diversos artilugios, fue desposeído de su triunfo.

Sin la inmunidad parlamentaria fue sometido a proceso y encarcelado en Madrid, trasladándosele después a la prisión provincial de Alicante. Allí fue juzgado ante un Tribunal Popular, condenado a muerte el 19 y ejecutado el 20 nov. 1936. Antes habíanse realizado intentos de evasión y rescate, negociaciones con el Gobierno de la República a través de las cancillerías de París y Londres; incluso unidades de la armada alemana acudieron al puerto de Alicante en espera de su liberación, pero todas las gestiones fracasaron. En la zona nacional se mantuvo silencio oficial sobre aquella ejecución durante dos años y en la prensa y en los discursos se le aludía como el Ausente. En 1941 sus restos fueron trasladados a hombros de falangistas, en impresionante entierro, desde Alicante a El Escorial y, en 1959, de El Escorial a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, donde se encuentran.

José Antonio fue, sobre todo, un intelectual al que las circunstancias políticas y personales forzaron a acaudillar a una juventud disconforme con la España y con la situación social imperante en los años 30. Sus formulaciones políticas sobre la unidad de España, la superación de la lucha de clases, la integridad y la dignidad del hombre, etc., siguen influyendo en el pensamiento de la España actual. Sobre su ideario político.

Bibliografía: J. A. PRIMO DE RIVERA, Obras completas, Madrid 1945; ID, Textos inéditos y epistolario, Madrid 1956; F. XIMÉNEZ DE SANDOVAL, José Antonio, 2 ed. Madrid 1949; F. BRAVO MARTÍNEZ, Historia de FE de las JONS, Madrid 1940; 1. ARRARÁS, Historia de la Segunda República española, Madrid 1956; VARIOS, Dolor y memoria de España en el 2<, aniversario de la muerte de losé Antonio, Barcelona 1939; L. SANTAMARINA, Hacia José Antonio, Barcelona 1958; R. SERRANO SUÑER, Semblanza de José Antonio joven, Madrid 1959; J. M. MANCISIDOR, Frente a !rente, Madrid 1963; A. DEL Río y J. M. MANCISIDOR, Los procesos de José Antonio, Madrid 1967.

1104 – Muerte de José Antonio Primo de Rivera – Monty

José Antonio era alto, guapo, moreno y con la mirada profunda que le confería el ser un jurista de primera calidad, condición aplicable a su carácter como persona. Ciertamente, pertenecía a eso que llamamos aristocracia. Pero jamás fue un aristócrata altivo y clasista. Fue un aristócrata sencillo, un aristócrata «popular», entendiendo el término como un hombre rico que se preocupaba por las clases populares. En vez de dedicarse a derrochar su fortuna en orgiásticas experiencias o en holgazanear, decidió dedicarse por entero a España y a los españoles. En ello invirtió largas y pesadas horas, comiéndose la cabeza para encontrar la fórmula secreta que sedujera a esas clases españolas, proletariado, burguesía y aristocracia, en las que él depositaba las esperanzas para construir la España una, grande y libre que figuraba en la cosmovisión falangista.

En el preciso momento en que José Antonio miraba su reloj eran las tres de la madrugada del 20 de noviembre de 1936. En breves horas sería ejecutado. El sueño de ver a su amada España en lo más alto de la posición mundial se iba a desvanecer. Quizá algún día, allá desde el Cielo, podría ver resurgir a España. ¡Quién podía saberlo! Las fuerzas nacionales habían fracasado en Alicante, maldecía. ¿Por qué tenía que morir? Bueno, pensaba tras la dubitación, era muy lógico que, habiendo sido asesinados millares de falangistas y de derechistas durante el decurso de la guerra e incluso antes, cayera ahora él, que era el máximo dirigente de la fuerza nacional más importante: Falange.

Tomó la Biblia que había en la mesa de su celda, y abrió por una página al azar. Leyó: «Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo» Hojeó más allá, y se encontró con la sentencia: «Padre, aparta de mí este cáliz». José Antonio, que se había mostrado muy entero en la defensa que hizo de sí mismo y de su hermano, no pudo evitar que una lágrima empezara a recorrer su mejilla, y exclamó un poco en voz alta: «Señor, el fin para mí está cerca. Aparta de mí este cáliz. Por favor, no me abandones». Se tumbó en la cama y comenzó a escribir en una arrugada hoja de papel: «Esto toca a su fin. En unas horas estaré ya junto a Dios y su Juicio. Los ángeles con espadas estarán esperando mi llegada. Me voy sin jactancia, porque nunca es alegre morir a mi edad, pero no espero que nadie incurra en dramatizaciones inútiles de mi muerte. Ahora mismo están luchando por los campos de España miles de falangistas dispuestos a dar su sangre por la España en la que creen y a la que yo les acerqué. Es normal, por lo tanto, que yo, que soy el líder de esos muchachos de corazón ardiente, dé mi sangre por esa España que yo traté de alcanzar en vida. Espero que las escuadras enteras de falangistas que añoran la España inmortal sirvan a su nuevo jefe, el general Francisco Franco, como lo hicieron conmigo. Mi muerte no debe significar el fin de nuestra lucha, pues mientras haya un solo falangista en España, nuestro ideal seguirá vivo y en pie. Tengo a mi lado un crucifijo que espero me ayude a superar el miedo que ahora me atenaza el corazón. Sé que habrá muchos camaradas, muchos amigos, muchos familiares que llorarán mi pérdida, pero sólo puedo decirles que no se preocupen, que en unos años (espero que muchos, porque ellos aún son útiles en el servicio de la Patria) nos veremos allá arriba, en comunión con el Altísimo que todo lo puede. Confío en que esta guerra, tan dolorosa, sirva para expulsar por fin del interior de España a los diablos marxistas y liberales, que son quienes nos han llevado a esta situación. Un abrazo para todos aquellos que pusieron su fe ciega en mí y hasta siempre, José Antonio».

Ya eran las 5 y media. José Antonio sacó una foto de sus padres que tenía guardada en la maleta, y besándola con cariño, dijo en voz muy baja: «En breve nos veremos, papá. Por fin podré darte un beso, mamá. No sabes lo que he sufrido por tu ausencia».

A continuación, guardó la foto y sacó una serie de cartas, que iban dirigidas a sus familiares y amigos. Las dejó sobre la mesa y las releyó despacio. Las volvió a guardar y las acompañó con una nota que ponía: «Dar a sus destinatarios». Se peinó el poco pelo que aún perduraba en su cabeza, y volvió a recostarse sobre la cama. Rezó en silencio, en una oración que se prolongó una eternidad. Sabía que era la última vez que hablaría con Dios antes de verle. La hora había llegado.

La voz del carcelero retumbó por el pasillo donde se apiñaban las celdas:

José Antonio Primo de Rivera, vístase. Es la hora.

José Antonio se puso, en un silencio conmovedor, las zapatillas, y se echó uno de sus preciosos abrigos por encima. El carcelero, impaciente por llevar a cabo la ejecución y poder así echarse a dormir, le espetó:

Vamos, coño, que es para hoy.

La voz de José Antonio sonó serena para decir:

Como sólo se muere una vez, hay que morir con dignidad.

Una vez que se hubo vestido, José Antonio fue conducido ante la presencia de su hermano Miguel. José Antonio, con un brillo chispeante en sus ojos saltones, dijo:

Hola, Miguel.

Hola, Jose. Bueno, creo que ha llegado la hora de despedirnos.—le respondió con voz temblorosa Miguel.

Sí, creo que sí. Os quiero mucho a todos, Miguel. Cuando salgas de aquí, dale un abrazo muy fuerte a todos nuestros hermanos y un beso a la tía Ma.

Se lo daré de tu parte. Te quiero mucho, hermano—dijo Miguel con unas lágrimas aflorando en su rostro.

Help me die with dignity—susurró José Antonio con su persistente brillo en los ojos y una tenue flacidez en el semblante.

José Antonio, ruega por nosotros.

La voz bronca del carcelero interrumpió a los dos hermanos: «Vamos, deprisa, ya es hora»

José Antonio, que en ese momento estaba abrazándose postreramente a su hermano, fue cogido por la espalda por el carcelero y otro colega. Cuando se lo llevaban, espetó:

Miguel, España no se rendirá. ¡¡Arriba España!!

¡¡Arriba España siempre, José Antonio!!—respondió Miguel conmocionado.

José Antonio, en el pasillo, no pudo reprimirse, y con serenidad, les dijo a los guardianes una frase que ya había pronunciado en uno de sus juicios:

¡Qué equivocados estáis! Vais a fusilarme a mí, que venía en vuestro amparo.

Llegaron al patio de la cárcel. Se oían ruidos de pistolas y de granadas, olía a pólvora. José Antonio fue llevado junto a cinco personas más, tres falangistas y dos carlistas, a un rincón de la prisión. Los jóvenes falangistas quedaron impresionados al ver a su líder, allí, con su imponente abrigo, sereno, incluso con un ademán sonriente en el rostro al ver allí a sus muchachos. José Antonio, en última instancia, dijo a aquellos que se disponían a llevárselo para siempre:

Yo no soy vuestro enemigo. Yo soy vuestra ayuda. No tenéis que fusilarme a mí, sino a vuestros jefes. Ellos no hacen nada por vosotros. Son sólo embusteros.

Los miembros del pelotón de fusilamiento hicieron caso omiso de las palabras de José Antonio. Éste, consciente de que era inútil cualquier intento de avenirse a razones con aquellos, les espetó:

¿Son ustedes buenos tiradores?

Los otros contestaron afirmativamente. José Antonio, cuyo abrigo le había pedido el carcelero como regalo, tomó su abrigo y lo arrojó con fuerza hacia el carcelero. A continuación, apretó con fuerza el crucifijo que llevaba en su mano izquierda. La descarga de los doce miembros del pelotón, seis anarquistas de la FAI y seis comunistas, sonó atronadora. José Antonio, en trance de muerte, exclamó antes de caer al suelo fulminado por las balas, con el brazo derecho en alto:

¡¡¡Arriba España!!!

Todo había terminado. José Antonio yacía ensangrentado en el suelo. Su corazón español había sido fulminado por la acción asesina de las balas. Uno de los cerebros más privilegiados de Europa, en palabras de don Miguel de Unamuno, había muerto. Pero su asesinato no fue en vano. Su generosa sangre regó los destinos de España durante los cuarenta años siguientes, un periodo en el que España volvió a ser Una, Grande y Libre.

Vida y pensamiento

Su vida

José Antonio Primo de Rivera y Saez de Heredia Nació el 24 de abril de 1903 en Madrid, en el seno de una familia acomodada, de su padre Don Miguel Primo de Rivera heredó él titulo de marqués de Estella.

Estudió en la Facultad de Derecho de Madrid. La biografía de José Antonio, esta influenciada fuertemente por las vicisitudes del Gobierno de su padre Don Miguel Primo de Rivera, sobre todo por su dimisión y los acontecimientos que la acompañaron. Como siempre ocurre en las dictaduras, cuando se inicia su eclipse y posterior desaparición, grupos que anteriormente habían sido mas o menos incondicionales adoptan posturas mas cómodas, a José Antonio tanto oportunismo no pudo menos que repugnarle.

El 2 de mayo de 1930 acepta el cargo de vicesecretario general de Unión Monárquica, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre. Se presenta a las elecciones de 1931, pero es derrotado por su contrincante conservador Bartolomé Cossío.

Es detenido en 1932 por haber colaborado con la sublevación de Sanjurjo. En 1933 se publica el diario «Fascio» donde escribe un articulo: «Orientaciones hacia un nuevo estado». Se lanza junto al aviador Ruiz de Alda a la creación del Movimiento Sindicalista Español, que seria el embrión de Falange Española.

Así el 29 de octubre de 1933, a pesar de la persecución por parte de la Dirección de Seguridad, se celebra el acto fundacional de Falange en el teatro de la Comedia de Madrid, en este acto intervinieron, además de José Antonio, Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas.

José Antonio es elegido candidato por Cádiz y el 13 de febrero de 1934 se unifica con el grupo de Ramiro Ledesma Ramos, bajo el nombre de Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Desarrolla una brillante labor parlamentaria, interviniendo en los grandes debates y pronunciando entre otros un documentadísimo discurso en contra de la Ley Agraria que desde el poder intentan realizar las derechas.

A lo largo de 1934 se suceden los enfrentamientos entre izquierdistas y falangistas, ya que para las izquierdas, falange es un grupo derechista. En ese mismo año falange es acusada en el parlamento de posesión ilícita de armas.

En 1935 José Antonio se dedica a realizar viajes por España dando mítines, se constituye el SEU. En ese año Ramiro Ledesma abandona falange voluntariamente. Convocadas elecciones generales para febrero de 1936, se vislumbra el desastre. Falange se presenta en solitario después de intentar fusionarse en el Bloque Nacional, pero aún así, falange se queda sin conseguir representación parlamentaria. Las elecciones son ganadas por el Frente Popular, aunque de la fiabilidad de aquellas elecciones sea motivo de controversia, debido a la multitud de situaciones de ilegalidad que se produjeron. La mecha de la guerra civil estaba encendida.

Falange Española de las JONS es declarada organización ilegal (por ser de «derechas»,los enemigos de la República marxista), y sus dirigentes, incluido José Antonio son detenidos y encarcelados en la Prisión Modelo de Madrid. Esto no seria obstáculo para que José Antonio siguiera dirigiendo el movimiento desde la cárcel.

El gobierno no para de presentar cargos en contra del líder de Falange y el 5 de junio de 1936 es trasladado a la cárcel de Alicante. En la cárcel de Alicante, José Antonio, escribe su manifiesto político en el que reitera su aspiración de Gobierno Nacional desde una perspectiva puramente democrática.

Conoce, los planes de sublevación de los militares, los cuales, sin llegar a aceptar, da libertad a sus seguidores para unirse a la rebelión.

A pesar de los intentos de salvarle por parte del Bando Nacional, como sobornos a autoridades locales, canje de prisioneros, e incluso el movimiento de una columna de jóvenes falangistas alicantinos (que fueron neutralizados por la Guardia de Asalto y asesinados), José Antonio es Juzgado.

El 17 de noviembre de 1936 José Antonio es juzgado por rebelión militar, el mismo asumió su propia defensa, la de su hermano Miguel y la esposa de este, Margarita Larios.

Su actuación es cálida y brillante, un diario izquierdista Alicantino escribía al día siguiente: -«Gesto, voz y palabra se funden en una obra maestra de la oratoria forense, que el público escucha con recogimiento, atención y evidentes signos de interés.»

A pesar de su elocuencia los acusados son condenados a muerte, pero José Antonio caballerosamente apeló en favor de su hermano y mujer, por lo que la pena fue cambiada por reclusión.

A pesar de la interposición de algunos dirigentes comunistas como Manuel Azaña, y adelantándose los dirigentes locales a la orden de Madrid, José Antonio era fusilado la mañana del 20 de noviembre en el patio de la cárcel de Alicante, junto a otros cuatro jóvenes del pueblo alicantino de Novelda.

Su ultima voluntad fue que limpiaran el patio de la cárcel para que su hermano Miguel no tuviera que pisar su sangre. Sus restos mortales yacen en la actualidad en el Valle de Los Caídos de Madrid, monumento levantado a los caídos por España durante la trágica Guerra Civil Española.

El anarquista Abad de Santillán escribió: «Los españoles de esta talla, los patriotas como él, no son peligrosos, y no se han de considerar enemigos. ¡ Cómo habría cambiado el destino de España sí hubiera sido posible un acuerdo entre nosotros como deseaba Primo de Rivera!.»

-Ahí tenemos las declaraciones de un anarquista, declaraciones con claros elogios hacia la persona de Jose Antonio, cosa que en la actualidad es imposible conseguir, es más, los anarquistas y demás, siguen mostrando a falange como una organización «fascista»,no justa y patriótica, que es lo cierto.-

«Acerca de lo que los fundadores de Falange Española intentábamos que fuese, me asombra que…. la mayoría de nuestros compatriotas persista en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos… espero que todos perciban el dolor de que se haya vertido tanta sangre por no habérsenos abierto una brecha de atención entre la saña de un lado y la antipatía del otro… Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas calidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia».

Testamento de José Antonio

Alicante,18 de Noviembre de 1936

Pensamiento político

El pensamiento joseantoniano, sería difícil de conocer en su autentica dimensión, debido principalmente a las manipulaciones que a lo largo de los años ha sido víctima. Lo que podemos tener claro desde un principio es su hondo amor a España, y el deseo de recuperar su antiguo esplendor.

Su concepción del estado es democrática, aunque postula la desaparición de los partidos políticos, por considerar que estos solo buscan el beneficio propio, no el de la comunidad. Defiende la formación de un gobierno nacional, en la que derechas e izquierdas, se juntaran para trabajar por España.

Escribe en 1933 en el diario «Fascio» un articulo que llama «Orientaciones hacia un nuevo estado, en el que dá los primeros retazos de su concepción del estado, centrado en la idea de Patria como unidad y totalidad histórica, de la que dicho estado debe ser un instrumento basado en la cooperación y en la solidaridad, no en la lucha de clases o de partidos.

José Antonio critica al Liberalismo, al que ve una excesiva preocupación por la libertad abstracta mientras que prospera la injusticia económica.

Se ha pretendido relacionar el Movimiento Falangista Español, con corrientes políticas extranjeras, pero este representa una concepción particular al marco Español, cuyos factores diferenciadores son: El concepto de Estado, subordinado a los principios morales y al fin trascendente del hombre; el sentido de la dignidad humana; el respeto de la libertad; la afirmación de los valores eternos del hombre; la aspiración católica de la filosofía política y de la estructura de la sociedad como unidades naturales de convivencia política: Familia, Municipios y Sindicatos.

José Antonio expone públicamente que su movimiento no es fascista.

José Antonio propugna un gobierno de salvación nacional para que España, concebida como una unidad de destino en lo Universal, vuelva a sus auténticos orígenes, que se encuentran amenazados por tres peligros:

*La anarquía de los partidos políticos

*los separatismos

*La lucha de clases.

Frente a estos, José Antonio propugna el coraje de la juventud para salvar España.

Expuso su sentido de Patria y del Estado que debía servirla, en el acto fundacional de falange:

«Que todos se sientan miembros de una comunidad seria y completa. Que desaparezcan los partidos políticos. Queremos menos palabrería liberal y más respeto a la libertad profunda del Hombre.

Que todos lo pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino. Que no se canten los derechos individuales a los que no se puedan cumplirse nunca en la casa de los famélicos, sino que sé de a todo miembro de la comunidad política la manera de ganarse con su trabajo una vida humana justa y digna. Que el espíritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra historia, sea respetado y amparado como se merece.

Que España recabe resueltamente el sentido universal de su cultura y su historia. Queremos por último, que si esto ha de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia.»

Tras la fusión con las JONS de Ledesma Ramos su postura se radicaliza y se hace más enérgica en contra de los separatismos, la escéptica ironía izquierdista y la vacua grandilocuencia derechista.

José Antonio denunció la traición de la izquierda por su deslealtad con la Patria y por falsificar el destino histórico de España.

Fustigó también a la derecha española por su insolidaridad colectiva, su egoísmo y su insensibilidad con los problemas de los humildes.

La afirmación revolucionaria de José Antonio, sonaba escandalosamente en muchos sectores del conservadurismo español de la segunda república. José Antonio entendió, bien como católico, el principio de la caridad, sin oscurecer el sentido político de la historia, en el que incurrió cierto sector de la derecha española.

Frente al levantamiento armado, José Antonio desde la cárcel manda directrices a sus seguidores de la postura a tomar frente a este. A pesar de ir en contra de su ideario político, que era eminentemente democrático, ve en el Alzamiento Nacional la única forma de ordena la situación española que bajo el gobierno del Frente Popular había degenerado en una anarquía de enfrentamientos y asesinatos por doquier.

El mejor de sus discursos, de su breve carrera política es para los historiadores, el que pronuncio el 14 de mayo de 1935: «La monarquía española había sido el instrumento histórico de ejecución de uno de los más grandes sentidos universales, había sido capaz de sostener el imperio por su virtud fundamental, la unidad de mando, pero la monarquía dejó de ser unidad de mando con Felipe III y la aparición de los validos. Por eso el 14 de julio significó la destitución de una monarquía sin poder y la vuelta de la vieja nostalgia de la revolución pendiente.»

El asesinato de José Antonio a los 33 años en Alicante dio al traste con su corta, pero brillantísima carrera política. Quizá de haber sobrevivido a nuestra Guerra Civil, la historia de España habría tomado otros derroteros, es decir, se podría haber llegado a la España de la Justicia y la Libertad.

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