Sin estridencias, Mariano Rajoy dio cumplida respuesta a José María Aznar. A su derecha, siete días después de que el presidente de honor reclamara la reconstrucción de un PP alejado de «su ADN», reivindicó su hoja de ruta punto por punto. «Nada ha sido fácil» pero «podemos mirar al futuro con mucho más optimismo», destacó. Aún más, «no se nos puede reprochar que no hemos hecho lo que debíamos».
LD / En la práctica, el presidente rechazó prácticamente todas las críticas de su antecesor, aunque guardando las formas. Tras la andanada de Aznar, ambos ya se reencontraron en la cena que Rajoy organizó al Rey Juan Carlos, y en la que también fueron invitados José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González. Entonces, el ambiente fue aparentemente distendido, como también este domingo en la clausura del campus FAES, celebrado un año más en Guadarrama.
Las formas se mantuvieron, pero tampoco hubo ejemplos de gran sintonía. Protagonizaron un encuentro privado de escasos minutos y, tras la intervención de Rajoy, ambos se fueron por su lado rodeados de su particular corte. Hubo foto, pero pocos gestos más. El más conciliador, en todo caso, fue Aznar: «El próximo año se cumplen 20 desde que el PP llegó por primera vez al Gobierno» y «me gustaría celebrar eso en un ambiente de éxito del PP». Esto es, remató, «te deseo muchos éxitos».
Mariano Rajoy compró muchos de los análisis -por ejemplo sobre la crisis de Grecia o la desigualdad- que Aznar ha estado realizando estos días en el campus, pero en ningún caso sus lamentos en la entrevista de ABC de hace una semana. «Somos un partido nacional, unido, cohesionado y que sabe lo que tiene que hacer», resumió el presidente frente a la queja de su antecesor de que se debe acometer una rectificación «enérgica, creíble y suficiente».
El jefe del Ejecutivo utilizó buena parte de su intervención para sacar pecho y defender su acción de gobierno. Volvió a recordar cómo estaban las cosas en 2012 para, tras su relato, enfatizar que «afortunadamente la España de hoy tiene muy poco que ver con la del inicio de la legislatura». «A pesar de lo que algunos quieran contarnos, seguimos teniendo una sanidad gratuita y de primera», quiso ensalzaren varias ocasiones.
Mariano Rajoy sólo aceptó «reproches» puntuales -«algunas decisiones», dijo-, pero que no afectarían a lo sustancial. Y, por su puesto, defendió su respuesta al órdago secesionista en Cataluña: «Nunca conseguirá separarnos ni dividirnos. Voy a seguir defendiendo como hasta ahora la soberanía nacional». Aznar, a su lado, abogó por un «fortalecimiento» del Estado frente al «populismo secesionista» que “en algunas comunidades compite” con el “populismo radical de izquierdas”.
Sánchez «títere» de Podemos
Corroborado su plan de acción, Rajoy alertó sobre una posible alianza entre PSOE y Podemos para desterrar al PP del poder, aunque sea la formación más votada en las elecciones generales. Es un riesgo «más sutil y más peligroso» porque, alertó, Pedro Sánchez se ha sumado «al nuevo cordón sectario en torno al PP» uniéndose «a los que pretenden acabar con el sistema constitucional que todos nos hemos dado».
«Es un títere de los radicales», se quejó Rajoy sobre Sánchez, cada vez más cerca de él en intención de voto según las últimas encuestas. En conversación informal, el presidente no dio mucha validez al sondeo de El País del domingo, y en público acusó al líder socialista de «traicionar la herencia de centralidad» para convertirse en «compañero de viajes sino portamaletas» de Podemos.
El difícil escenario en Grecia
A ojos del presidente, Podemos es Syriza. Y, a la espera del resultado del referéndum, Rajoy reconoció que pase lo que pase el escenario será muy negro para el país heleno. «No creo que puedan abrir los bancos esta semana», deslizó en privado. En todo caso, hizo campaña por el «sí». «Ojalá los ciudadanos griegos acierten. Grecia necesita crecer y crear empleo, y para ello tiene que hacer políticas que sirvan a este objetivo», sentenció.
En principio, pase lo que pase, el presidente no tiene previsto comparecer en la Moncloa y, según arguyó, la respuesta de España será el resultado de la coordinación con el resto de cancillerías europeas. No descarta un Consejo Europeo extraordinario el próximo miércoles. «Si ganan los partidarios del ‘no’ la situación será desesperada. Si ganan los partidarios del ‘sí’ la situación será casi desesperada. Y esta es la consecuencia de haber convocado un referéndum como instrumento de extorsión en lugar de un referéndum como elemento de clarificación política o de no convocar un referéndum», corroboró Aznar.
Mariano Rajoy se despidió de FAES con un último mensaje. «Unos presumen de ser el cambio, pero otros somos los que cambiamos las cosas y para bien». Y, en este sentido, se declaró con «más ilusión» que nunca ante las próximas generales, que no descartó que se celebren finalmente en diciembre. «La ilusión de una tarea que no ha terminado», remató ante Aznar, y que llevaría a España «a su mayor periodo de crecimiento y bienestar de la historia reciente». Promete ser el garante de la estabilidad.