Margallo afirma en el debate con Junqueras que una Cataluña independiente tendría un 37% de paro, la tasa más alta del mundo y que las pensiones podrían caer hasta un 44%.
El Mundo / Pese al malestar que generó la decisión en parte del Gobierno, José Manuel García-Margallo se ha sentado esta noche frente a Oriol Junqueras para discutir sobre la independencia de Cataluña. Y el ministro de Exteriores fue contundente: entre otras advertencias sobre la caída de las pensiones y el corralito, ha afirmado que tras una eventual secesión el nuevo Estado catalán perdería 689.000 empleos, y se quedaría con una tasa de paro del 37%, «la más alta del mundo».
Margallo y Junqueras han confrontado sus argumentos con pasión. Ambos han tirado de jurisprudencia y legislación en un debate televisado que ha levantado ampollas en el Partido Popular (PP), y el ministro ha demostrado voluntad de enseñar a los catalanes que el Gobierno se preocupa por ellos. «Que se os quiere mucho, que esto es muy antiguo: no rompamos», ha dicho, por ejemplo, como frase de despedida.
Pero el ministro no ha escatimado en crudeza cuando explicó las consecuencias prácticas de la independencia. «Me preocupa la persona en concreto. Cataluña exporta un tercio al resto de España, otro a la UE, y otro a países terceros. Hay que eliminar fronteras, porque eso favorece el comercio», empezó. Y a partir de ahí, desgranó una retahíla de desgracias: «Por el efecto frontera, Cataluña pasaría de una tasa de paro del 19% a una del 37%, la más alta del mundo. Disminuirían los contribuyentes a la Seguridad Social, y Cataluña tendría que pagar las pensiones sin poder endeudarse. Las pensiones caerían entre un 39% y un 44%, y cada pensionista perdería entre unentre 350 y 400 euros al mes».
Consecuencias económicas
Además, el gasto en servicios públicos como sanidad o ducación «caería más del 35%», según afirmó García-Margallo. «Habría corralito y fuga de depósitos», insistió.
Junqueras, líder de ERC y número cinco de la lista de Junts pel Sí, tildó los pronósticos del ministro de «acumulación de profecías apocalípticas que chocan con la realidad». En su opinión, tampoco es cierto que, como dijo Margallo, las Naciones Unidas no reconocería a Cataluña, porque «los nuevos Estados son herederos de los compromisos internacionales del Estado a partir del cual nacen».
Unión Europea
La permanencia de una Cataluña independiente en la UE ha ocupado la mayor parte del debate. Frente a los avisos de la Comisión Europea, Junqueras ha dicho que «España será la primera interesada» en que el nuevo Estado siga en la UE. «Querrá evitar aranceles porque el 70% de las exportaciones pasan por Cataluña», añadió.
Junqueras no desaprovechó tampoco la oportunidad de hurgar en la herida que ha provocado en el Gobierno que Margallo accediera a conversar con él. «Es un éxito rutilante que haya debate. Es la demostración de que [el 27-S] son unas elecciones plebiscitarias. Quien más se ha encargado a nivel internacional de demostrarlo ha sido el ministro», dijo, en referencia al argumento independentista de que los pronunciamientos de líderes mundiales contra la secesión han internacionalizado el proceso. Margallo también se refirió en varias ocasiones al último pronunciamiento de Jean-Claude Juncker, que después se demostró falso.
Recelos en el Partido Popular
En el Partido Popular muchos pensaban que el cara a cara entre Margallo y Junqueras escondía tantos riesgos que era mejor evitarlo. El ministro no quiso esconderse, aunque antes de que empezara el choque admitió: «Siento una gran responsabilidad sobre mis hombros. Pero muchos catalanes no quieren presenciar la ruptura de España y no les vamos a dejar solos».
De hecho, este miércoles no sólo fue a 8TV, la cadena que ha emitido el debate: ha dedicado toda la jornada a advertir en Barcelona contra los riesgos de la secesión, pero también sobre las consecuencias del 27-S. El ministro, que ya pidió en una ocasión un encaje constitucional a las pretensiones de parte de la población catalana, ha expresado su temor de que el 27-S acabe generando «frustración» entre muchos ciudadanos, sobre todo si ganan los independentistas.
Margallo auguró que en ese caso seguirá habiendo una «tensión muy importante y frustración», por lo que «tocaría soldar la fractura interna en Cataluña y entre los catalanes que aspiran a la ruptura de España y el resto de los españoles que contemplan esto con una enorme angustia».
