La vida de la pequeña Andrea pende de un hilo. El caso de esta pobre niña gallega y el drama familiar que viven sus padres ha traído a colación nuevamente el debate en torno a la eutanasia. Un debate, que no se abre cuando no hay casos de especial sensibilidad como el que estos días recorre la prensa española. La postura de los padres, a favor de la eutanasia, ha chocado frontalmente contra la circunstancia real de que la niña no se encontraba conectada a una máquina. Pero finalmente e incomprensiblemente, los médicos han cedido. Todos aquellos que han pasado por una situación familiar, saben cuán dolorosos son los sentimientos que afloran. El cariño hacia un ser querido y la compasión hacen que el camino más fácil sea el de atajar cuanto antes la pesada carga del dolor.
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FE de las JONS / Para los falangistas, nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. En este asunto tenemos la firme convicción, compartida con el magisterio de la Iglesia, de que nadie puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Y por extensión, creemos que ninguna autoridad sanitaria, política (y mucho menos un parlamento) puede legítimamente imponerlo ni permitirlo, por tratarse de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida y de un atentado contra la humanidad.
En el caso de Andrea, razones de tipo afectivo inducen a sus padres a pensar que están legitimados para pedir la muerte o procurarla a su hija. En este caso, el sentimiento y la compasión no modifican la naturaleza del acto homicida, que en sí sigue siendo siempre inadmisible. Por ello, Falange Española de las JONS, en éste y otros temas acerca de la dignidad humana como el aborto, se postula siempre a favor de la vida, como el bien más preciado que puede otorgárse a una persona. Pobre Andrea. Que Dios te acoja en su seno.