Mariano Rajoy volvió a ser previsible. Una vez más, en su balance de legislatura, claramente triunfalista. Sus palabras más repetidas fueron «estabilidad» y «confianza». Aseguró que esas son las claves para que España siga creciendo económicamente y creando empleo, y enfatizó que nadie como él las representa. Le preguntaron si, pese a las dudas internas, considera que es el mejor candidato del Partido Popular para ganar: «Si no lo creyera, no me presentaría», contestó.
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LD / La economía se convirtió, como es tradición, en el eje de su balance. El presidente se cargó de números para pronosticar una nación más próspera que ayer y prometer dos millones de empleos la próxima legislatura si él sigue en la Moncloa. Lo dijo de varias maneras y en distintas ocasiones, pero la idea primordial que quiso transmitir es que «lo mejor para el futuro de España es que el PP vuelva a gobernar».
En su opinión, su mayor logro estos cuatro años fue evitar el rescate. Su momento más delicado, cuando tuvo que subir los impuestos y congelar la extra de navidad a los funcionarios. En todo caso, el balance a sus ojos es más que positivo. «España ha cambiado de cara» dijo. Una legislatura de «transformación» y de Cambio intenso y profundo».
Reforma de la Constitución
Planteada la crisis económica, Rajoy reconoció que el pulso secesionista ha sido el problema más grave al que se ha enfrentado. Pero, de nuevo, no hubo cambio alguno en su diagnóstico. Se mostró proclive a debatir una hipotética reforma de la Constitución, pero dejó claro que no lo ve una prioridad. Contestó una y otra vez que quiere «dialogar», aunque recalcó que la unidad y la soberanía nacional no son negociables.
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Y, por último, el escenario incierto que se abre tras las elecciones, ya convocadas formalmente, del 20 de diciembre. Todas las encuestas auguran un parlamento muy fragmentado y al Partido Popular muy alejado de la mayoría absoluta. Si bien, Rajoy no quiso entrar en elucubraciones. Le preguntaron sobre un posible acuerdo con Ciudadanos, pero orilló la cuestión.
«¿Y si Albert Rivera le pide su cabeza para negociar con el PP?», insistieron. «Yo pretendo seguir vivo una larga temporada y que usted lo vea. Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio», afirmó entre risas.
Antes, los comités de campaña se tendrán que poner de acuerdo en los debates electorales. «Soy el político que ha participado en más, es mi medio natural», afirmó, pese a que su entorno sugiere que sólo quiere enfrentarse a Pedro Sánchez en un rifirrafe televisivo. De hecho, precisó que hay que poner «orden» y señaló a Jorge Moragas, su jefe de campaña. En ningún momento quiso mojarse.
Mariano Rajoy hizo su balance rodeado de todo su gabinete -salvo Morenés- en la sala tapices del palacio de la Moncloa, la reservada a las grandes ocasiones.
