La Fundación CEPS, ligada a los actuales líderes de Podemos, propuso al presidente Hugo Chávez una estrategia que pasaba por presionar a las empresas españolas con intereses en Venezuela, con el fin de frenar la victoria electoral de Mariano Rajoy en las elecciones generales de 2011.
OKDiario / Durante el agónico final de Rodríguez Zapatero en el Gobierno, que se vio obligado a aplicar duras reformas impuestas por la Unión Europea para atajar los efectos de la crisis económica, todas las encuestas auguraban ya un vuelco electoral que llevaría a Rajoy hasta la Moncloa.
A lo largo de aquellos meses, la Fundación de Pablo Iglesias envió varios informes al Gobierno de Caracas alertándole de las “graves consecuencias” que tendría para Venezuela una victoria electoral del PP, al que calificaba como “la derecha/extrema derecha postfranquista”.
“Los estrechos lazos existentes entre la derecha/ultraderecha postfranquista española y los neoconservadores republicanos norteamericanos (incluido su Tea Party) podría representar una grave amenaza para el proceso Revolucionario si coincidieran en el poder ya que, salvando las distancias, se podría reproducir el tándem Aznar-Bush“, afirma la Fundación de Pablo Iglesias en un informe enviado a Hugo Chávez el 30 de julio de 2011.
Pocas semanas después, el 17 de agosto, CEPS advertía que si se confirmaba la victoria electora de Mariano Rajoy, “apoyará a la oposición en Venezuela y al anticastrismo cubano mediante cualquier vía, defenderá los intereses de las empresas y bancos españoles por encima de cualquier planteamiento (…) y acusará a Venezuela de albergar (e incluso entrenar) a miembros de ETA y de las FARC”.
Etarras entrenados en Venezuela
Una acusación que, por otro lado, no carecía de fundamento. Tan solo unos meses antes, El País había publicado que “miembros de ETA han dado cursos de explosivos hasta 2008 a terroristas colombianos de las FARC en, al menos, seis campos venezolanos“, en un país que “se ha convertido desde que gobierna Hugo Chávez en la mayor reserva de refugiados y huidos etarras de Suramérica”.
La misma publicación recordaba el caso del etarra Arturo Cubillas, “presunto organizador de los cursos de explosivos en la selva venezolana” y convertido en funcionario de seguridad del Gobierno de Hugo Chávez.
Además de adelantarse a envenenar las relaciones entre el Gobierno de Caracas y un probable ejecutivo de Mariano Rajoy, la Fundación de Pablo Iglesias remitió a Venezuela varias “recomendaciones” para frenar la victoria electoral del PP.
En la primera de ellas, CEPS recuerda que “gran parte de las empresas multinacionales españolas con inversiones e intereses en Venezuela tienen, dentro de su cartera, participaciones accionariales en empresas y/o conglomerados de comunicación. Estas empresas de comunicación suelen generar o replicar matrices de opinión en línea de ataque a la Revolución Bolivariana”.
En consecuencia, la Fundación de los líderes de Podemos proponía a Hugo Chávez “elaborar un mapa que identifique estos intereses [de empresas españolas en Venezuela] al objeto de desarrollar una estrategia de acercamiento y negociación con el objetivo de desactivar y/o neutralizar las líneas de ataque mediático. Sería preferible desarrollar esta estrategia antes de las próximas elecciones del 20-N”.
Amenazó con expropiar al BBVA
No es necesario leer entre líneas para comprender la finalidad de esta “estrategia de acercamiento y negociación” a las empresas españolas para “desactivar y neutralizar” las críticas al régimen bolivariano. Tan solo seis meses antes, en enero de 2001, Hugo Chávez había aprovechado una de sus habituales apariciones en televisión para telefonear en directo al presidente del Banco Provincial de Venezuela (perteneciente al grupo BBVA) y amenazarle con expropiar su empresa.
Aquella intervención no había sido improvisada, sino que constituía una mensaje muy claro a todas las grandes empresas españolas presentes en Venezuela de que podían peligrar sus inversiones y sus activos en el país.
El informe elaborado por CEPS incluía otras “recomendaciones” para frenar la victoria electoral del PP. Entre ellas, proponía “acompañar el proceso de movilización generado en España, estrechando lazos políticos y, a través de los movimientos sociales venezolanos, proyectar la factibilidad de otras políticas, sociales y económicas: las bolivarianas”.
Una nota a pie de página, en este párrafo, remite al informe del 28 de mayo de 2011 en el que la Fundación CEPS proponía a Hugo Chávez infiltrarse en el movimiento 15M de los “indignados” (que el propio Pablo Iglesias ha presentado como el “embrión” del nacimiento de Podemos) para provocar “un proceso constituyente” en España que pusiera fin a la Monarquía, tal como ha informado Okdiario.
Una entrevista para mejorar la imagen de Chávez
Los informes remitidos por la Fundación de Pablo Iglesias a Caracas en el verano de 2011 plantean dos últimas propuestas para frenar la victoria del PP en las elecciones generales del 20N.
En primer lugar, “reforzar la presencia de Telesur como televisión alternativa en España, diseñando un plan de cobertura de las elecciones generales de Noviembre y consolidando los acuerdos de colaboración con otras televisoras en España”. En aquel momento, la Fundación CEPS también cobraba por prestar supuestos servicios de “asesoramiento” a Telesur, la televisión internacional impulsada por el régimen chavista para el ámbito de lengua española.
Y en segundo lugar, CEPS sugería “programar una entrevista en profundidad de Hugo Chávez en alguna televisión española”, para mejorar su imagen pública.
La Fundación CEPS, dirigida por los actuales líderes de Podemos, ha cobrado 4,2 millones de euros en diez años por sus servicios de “asesoramiento” al Gobierno venezolano.